Un one shot que nace igual de esas buenas charlas en el grupo.
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La Chica del Parque
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-Oye, esa niña llega siempre a sentarse allí solo a comer helado y observar los árboles. ¿Tú sabes quién es?-
-No. Y si tanto te interesa, por que no vas y le preguntas, Lincoln.-
-No es eso, es solo que, me parece que la conozco de algún lado.-
-Pues no recuerdo haberla visto antes. Apenas hace como dos semanas que comenzó a llegar. Pero te digo, ve y pregúntale, cobarde.-
-¿Por qué no vas tú?-
-Porque es a ti al que le gusta.-
El chico la volvió a observar.
Aquella niña castaña de cabello largo a los hombros disfrutaba un helado que, por apariencia, presumía ser de vainilla. Tenía una falda larga blanca y esponjada con tres olanes rosados de donde se asomaban la punta de unos simpáticos zapatos de charol brillante.
Una blusa azul celeste y un chalequito igual de un muy tenue rosa. Llevaba además unos inusuales guantes blancos y un tocado en el cabello que simulaba pequeñas hojas. Al chico le llamaba mucho la atención su atuendo tan, como decirlo, fino y elegante. Sin contar, además, de ese tenue toque de rubor en el rostro de aquella niña junto a unas sombras en los ojos, apenas perceptibles.
Además del tono cereza de sus labios.
Aquella chica le era todo un misterio. Aparte de (a su criterio) magnifica apariencia, ella llegó un día de pronto al parque a sentarse en la misma banca; solo a quedarse allí, quieta y silente, con sus piernas delicadamente cruzadas, a comer helado y ver los árboles.
Lincoln no sabía si era su nariz redonda, o sus pestañas largas y negras, pero se había descubierto con el corazón palpitando en su cabeza al sentir la paz y belleza que transmitía.
-Pregúntale, Romeo, no te va a comer.-
-Ya lo sé, idiota. Pero lo voy a hacer cuando yo quiera, no cuando tú me digas.- Dijo con más firmeza de la que realmente sentía.
Por su parte, la jovencita, sin prestar atención a nada más, seguía degustando su postre con una tranquilidad que llenaba el alma. Sus ojos seguían perdidos en las copas de los árboles o siguiendo a una de las tantas ardillas que solían bajar curiosas. Ella reía suavemente al ver como saltaban de un árbol a otro, luego, checaba el reloj; prueba indudable de que ya estaba por irse.
Eso él lo sabía bien porque ya tenía algunas tardes dedicándose a verla a la distancia; ante la burla de sus amigos quienes realmente no eran mal intencionados, solo que se habían dado cuenta de que aquella chica había acaparado poderosamente la atención de Lincoln.
-Es solo que me gusta su fineza...- Había dicho.
-Uh, la la, señor francés...- Le respondían.
Pasado un rato, aquella niña se puso de pie. El helado ya se había acabado y la tarde comenzaba a cambiar de nombre. Se limpió con delicadeza los labios, se colocó su bolso de tirante con elegancia y caminó al bote de basura donde dejó la servilleta.
Luego, abrió una sombrilla amplia, con diseños de orquídeas igual de tonos rosados y blancos y comenzó a caminar con tranquilidad rumbo a una de las salidas de aquel parque.

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Una de Louds
FanfictionSon un montón, diría una amiga. Y de esta familia hay cosas que contar. Aquí historias de ellos de todo tipo. Pidan y quizá se les conceda. Espero les gusten.