Garren (V)

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GARREN

Hora de decir adiós

Ya habían pasado dos meses y no había día en el que Media-oreja no preguntase lo mismo.

—Cuando vas a decidir que haremos con la drow —preguntaba un día tras otro.

—Cuando sepa la respuesta te la diré —respondía el caballero, que era incapaz de llegar a una conclusión clara.

Mientras tanto dos veces a la semana, Garren iba al bosque en busca del árbol hueco y le llevaba comida a la elfa oscura. No podía evitar preguntarse como podían existir criaturas así vagando libres por aquel mundo, los elfos oscuros eran una raza violenta, maligna y sádica. Aquella guerrera de Lolth era como una elfa con la piel grisácea oscura y ojos blancos como una luz intensa, pero ahí acababa su luz. Debajo de esa piel se escondía un monstruo mucho peor que cualquiera que Garren hubiese visto en su Morgadil natal.

—¿De que te escondes paladín? —preguntaba Yathrin siempre que el caballero iba a darle de comer.

Su voz era estridente y desagradable de escuchar, las palabras que salían de su boca de labios negros y dientes blancos y afilados, siempre solían ser insultos, palabras fuera de lugar o palabras que buscaban enfadar a Garren, fuese como fuese.

Garren nunca respondía a aquella criatura, hubiese sido perder el tiempo, entre Yathrin y él nunca podría existir una conversación sin que alguno de los dos acabase deseando matar al otro, eran el día y la noche, eran la luz y la oscuridad.

Maralithion había emprendido un viaje alrededor de toda la comarca que lo llevaría a pueblos donde la gente disfrutaría de su poder sanador, era una muestra de agradecimiento a sus dioses, por haberle protegido de los drow, así que Garren no obtuvo más respuestas además de la última que Maralithion le dio, una respuesta que Garren no quería creer, no podía siquiera planteárselo.

—¿De que te escondes paladín? —preguntó la drow al día siguiente.

Garren hubiese dado cualquier cosa por dejar sus votos a un lado y poder enseñar a la drow lo que significaba educación pero aunque pareciese que Revan lo había abandonado el caballero no perdía la fe en su dios, «es un prueba, Revan me esta poniendo a prueba», se decía así mismo una y otra vez cuando las fuerzas le fallaban.

El día siguiente fue un día aciago, Media-oreja tuvo que marcharse para visitar a un familiar lejano y Garren se sintió muy solo en su tarea de dar de comer a la cautiva, el camino era largo y recorrerlo en absoluto silencio lo hacía más largo todavía; Media-oreja no era un hombre muy hablador, pero hablaba más que un bosque y con palabras más amables que la oscura elfa que se hallaba encerrada.

—Hoy no ha venido tu amigo el elfo. ¿También te ha abandonado? —se burló Yathrin, mostrándole los dientes a Garren en aptitud amenazante.

«Tiene más de demonio que de elfo», pensó Garren que le dio el plato de comida de mala manera.

—Deberías mostrar más respeto, gracias a mi no estas muerta y estas recibiendo un buen trato. —argumentó Garren en un intento de que las burlas de la drow cesaran de una vez por todas.

Pero sus risotadas no hicieron más que aumentar el volumen, la elfa oscura se reía a carcajadas, unas carcajadas que incomodaron terriblemente al caballero que hecho mano de sus espada y estuvo apunto de sacarla, «es lo que esta buscando, no caigas en su juego», recapacitó y alejo su mano de la empuñadura.

—Me tenéis encerrada como a un animal, me dais comida de mierda y me tenéis vestida con estos harapos, dignos de una mendiga. Os mostraré mis respetos cuando aplaste vuestro corazones con mis propias manos.

El legado de Rafthel I: El señor del sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora