Eric nos miraba con poco interés. Andaba más centrado en buscar el momento ideal para separarse del grupo y meterse de cabeza en el Fnac, el conocido establecimiento de cultura, que había en la planta baja. Lo sabía perfectamente, porque le encantaba perderse entre sus estanterías repletas.
Abel en cambio, miraba a Olivia embobado. Tenía debilidad por las chicas, que ya hacia un tiempo que despertaban su interés, aunque en este caso, le entendía perfectamente porque la pelirroja era muy guapa.
Ginger nos miraba a los dos con adoración y no pudo reprimir un «¡oh!» de emoción al vernos, imaginándose más de la cuenta desde el primer segundo.
Y Paolo, el pequeño diablillo, ya no nos estaba mirando, había saltado como un koala en brazos de Olivia y la estaba besuqueando:
—¡¡Yo soy Paolo!! ¿Y tú, eres la novia de mi hermano? Estás muy buena....
Vale, oficialmente ya podía abrirse la tierra y tragarme entero. Aunque para eso tuviera que hacerse un agujero del tamaño de la torre Eiffel.
Olivia soltó una risa franca y le dijo:
—Yo soy Olivia, muchas gracias por el cumplido y no, de momento, sólo soy amiga de Héctor.
—Qué lástima —susurró Ginger, mientras me abrazaba y nos dábamos un beso fraternal.
—¡Oh genial! Entonces... ¿quieres ser mi novia? — soltó el muy macarrilla de Paolo.
Abel abrió los ojos como platos y Ginger estuvo tentada de estamparle su bolso en la boca al pequeño, lo vi, porque yo mismo lo hubiera lanzado, como si de un balón se tratara, a la otra punta del centro comercial, pero era mi hermano, claro...
Olivia contuvo la risa y lo miró fijamente, mientras le hacía un gesto cariñoso en la nariz.
—Claro que sí —soltó con naturalidad, mientras mis hermanos abrían la boca como peces fuera del agua y yo me reía por lo bajo— pero con la condición de que ahora me invites a un helado.
—Eso está hecho, muñeca —dijo el crío, fingiendo una pose de adulto de serie de los ochenta a las que todos los Valero éramos adictos. Y luego me miró y me dijo —: Tete, préstame pasta para invitar a mi novia, porfa...
—Sí... —dije con ironía —, ¿quieres macarrones o tallarines? ¿Un quilo basta?
Todos empezamos a reír y el pequeño se enfurruñó entero... Era fácil tomarle el pelo a sus diez años. Olivia me miró y puso los ojos en blanco para reprobarme un poco, aunque ella también se estaba riendo mientras cogía mejor a Paolo, que no había bajado de sus brazos, y se lo colocaba en la cadera.
—Venga, Paolo, no les hagas caso. No puedo ser tu novia, pero puedo ser tu amiga... ¿Qué te parece? ¿Mucho mejor, no? Así no me tienes que invitar a nada...
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✅ Besos Predestinados
Teen Fiction🔞 CONTENIDO MADURO (+18) Besos #2 "Chocolate y Mango". La historia de Héctor. ***************************** «Decirle adiós no fue lo difícil, el problema está en demostrar que ahora sólo son amigos.» ............ Unos cuantos meses después de su...