Sentí una sacudida violenta en mi interior. ¿La había entendido bien? ¿Me acababa de proponer, entre risas, irme a vivir con ella? ¿Vivir juntos?
Mentiría si dijera que esa idea no se me había pasado ya por la cabeza. Sin ir más lejos, esa misma mañana porque en mi casa cada vez estaba más incómodo.
Quería a mi familia, por supuesto, pero no tener intimidad era algo que me estaba agobiando de forma acuciante. Mucho más de lo que quería admitir en voz alta. El curso estaba casi a punto de empezar y no quería pasar otro año igual. Y aunque al principio no lo esperaba, Olivia estaba resultando perfecta. Era como si cada aspecto de ella estuviera hecho para mí.
Sin embargo, una parte diminuta de mi sensatez me decía que quizá estábamos empezando la casa por el tejado...
-Bueno... yo... como siempre dices que... sólo era una idea, ¿eh? Piénsalo... Si no te apetece... -la voz compungida y vacilante de Olivia me devolvió al presente y me arrastró las dudas.
No, no tenía que pensármelo. Quería hacerlo. La cogí de las manos y en cuanto me miró a los ojos, asentí con firmeza.
-Claro que me apetece.
Me regaló una de esas sonrisas suyas que la iluminaban por completo y se estiró para besarme. La retuve entre mis labios un poco más de la cuenta y luego la solté con una sonrisa idiota en la cara.
De repente me habían entrado muchas ganas de regresar a Aranjuez, así que después de pagar la cena, salimos del restaurante cogidos de la mano; el aire empezaba a ser fresco y le rodeé los hombros con un brazo. Ella me pasó el suyo por la cintura, enganchando el pulgar de una trabilla del vaquero y caminamos en nuestro cómodo y habitual silencio hasta donde habíamos aparcado.
Me encantaba pasear así, sintiéndola a mi lado, sin necesidad de mantener ningún tipo de conversación. La idea de que estar con ella era estar en casa, se me estaba haciendo más patente que nunca. Teníamos que hablar aún de muchas cosas, pero no había ninguna prisa.
Antes de subir a la moto, abrí la bolsa de deporte y saqué una gruesa sudadera. Se la puse a Olivia, que me sonrió agradecida y luego la ayudé de nuevo con el casco y el petate. Una vez estuvo lista, yo también me puse el casco y regresamos a Aranjuez.
De camino, el móvil me vibró un par de veces en los pantalones. Lo ignoré hasta que llegamos, aunque nada más bajar de la moto, le eché mano por si era algo importante.
Una perdida y un whatsapp de mi hermana.
GINGER: Mag, he visto tu nota (carita sonriente). Tengo ganas de ver a Oli, crees que podemos ir mañana otra vez a tomar un helado? (icono de manitas suplicantes)
Sonreí y aunque era un poco tarde, le contesté:
MAG: Te la paso y se lo pides tu misma.
Me respondió enseguida:
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✅ Besos Predestinados
Fiksi Remaja🔞 CONTENIDO MADURO (+18) Besos #2 "Chocolate y Mango". La historia de Héctor. ***************************** «Decirle adiós no fue lo difícil, el problema está en demostrar que ahora sólo son amigos.» ............ Unos cuantos meses después de su...