5. Una triste noticia

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Verano de 1995
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Aburrimiento

Yuuji se hundía en el más profundo aburrimiento.

Estar rodeado de gente que no conocía y ni siquiera hablaba él mismo idioma que él le parecía la actividad más aburrida de todas. Estaban en la plaza principal del pueblo ¿Qué celebraban? Ni siquiera él sabía, solo fue arrastrado por sus padres hasta él lugar con la excusa que debía convivir con gente de su edad y hacer amigos, pero no quería hablar con esa gente, todos parecían unos huecos que solo presumían sus caras bonitas y lo miraban con odio; además, el ya tenía a Fushiguro.

Cuando llegó lo busco con la mirada entre la gente, pero fracaso en el intento, supuso que su amigo era bastante antipático para ir a ése tipo de eventos, seguramente estaría encerrado en su casa del árbol jugueteando con sus perros o escuchando una canción bastante melancólica; sonrió al recordarlo, no sabía si realmente podía llamar amigo a Megumi, pero realmente le gustaba pensar en él y en sus fríos y delgados labios rozando los suyos. Lo que pasó entre ellos no era algo que hacían los amigos, pero sentía su corazón palpitar cómo un loco cuando pensaba en Fushiguro.

Se quedó sentado en su lugar jugando con la caja vacía de su jugo, al menos le hubiese gustado estar con Sukuna siendo regañado por ser un vago y un irresponsable pero su hermano mayor había viajado a la ciudad para arreglar un papeleo en su Universidad. Estaba demasiado incómodo, no conocía a nadie y solo contaba los minutos para regresar a su casa y escabullirse al bosque para ir con Fushiguro y quedarse viendo las estrellas mientras comía galletas.

Su lugar favorito era al lado de Megumi Fushiguro.

¿Y sí tal vez no eran amigos y el realmente se había enamorado?

Vió a lo lejos a su madre hablar animadamente con una señora que no conocía pero su cabello era largo y cano, lo llevaba atado en una coleta, las arrugas en su cara eran notorias cuando sonreía y sus ojos eran como el mar, azules y profundos. Ambas mujeres voltearon a verlo y sonrieron en su dirección, el las saludo con su mano y sonrió al ver qué lo llamaban; genial ahora tendría que soportar a dos mujeres hablar de los mejores dramaturgos de su época.

Se acercó a pasó lento a ellas lo que menos quería era aburrirse aún más en ese lugar, su madre parecía feliz así que hizo su mejor esfuerzo por no poner cara de fastidio.

- ¿Me llamaron?

- Yuuji cariño, te quiero presentar a la señorita Tsumiki, ella es la encargada de la biblioteca del pueblo - Yuuji le sonrió y le extendió su mano para saludarla, sabía que en esa parte del mundo los saludos eran más efusivos.

- Encantado de conocerla.

- Igualmente Yuuji-kun, tu madre me ha dicho que tienes problemas con el idioma puedo darte un par de clases, igual si te sientes aburrido puedes ir a visitarme - Tomo sus mano y sintio algo raro en la mujer.

- Gracias - Contesto algo incómodo alejándose un poco de ella.

La plática entre las mujeres siguió igual que al principio y el estuvo ahí escuchando su aburrida conversación, tal vez cuando llegará podía alcanzar a Megumi aún y contarle de esa misteriosa mujer. Se quedó junto a su madre como un niño pequeño llendo siempre tras de ella, no quería seguir ahí pero para su desgracia cayó la noche y él seguía ahí, seguramente hoy no vería a Fushiguro.
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Su madre lo miraba furiosa, era notorio que ya había colmado su paciencia, estaba aún en pijama en su cama mientras su madre lo veía desde el umbral de la puerta con los brazos cruzados.

- Yuuji Itadori tienes 5 minutos para salir de tu cama y arreglarte cómo es debido para las clases que muy amablemente te ofreció la señorita Tsumiki.

En el bosque [FushiIta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora