En el bosque [FushiIta]

14. Un mal presentimiento

Verano de 1995
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Megumi está siendo un desastre.

No había parado de llorar todo el día por haber visto a su chico especial besando a alguien, aunque fuese un beso robado y que Yuuji evidentemente no quería, aún se escondía esa sensación de haber visto algo que no debía, esto aunado a ese mal presentimiento que le daba el saber que quién beso a Yuuji es cercano a Aoi Todou.

Sólo podía quedarse en su escondite a esperar a que Itadori le explicará todo y lo abrazará hasta qué se olvidará de todo lo que había pasado.

Pero le dolía recordar que pronto el menor se iría y jamás volvería a besarlo y sentir su cálido toque sobre él, sólo le quedaría recordar ese fugaz amorío en las fotografías que tenía.

Los más curioso es que jamás había experimentado este tipo de sentimientos por nadie, ni siquiera Toge lo había llevado a ese extremo; o tal vez Itadori Yuuji lo había llevado al límite de sus emociones haciéndolo sentir un sin fin de cosas, incluso si no tenía un vida, Yuuji lo estaba haciendo sentir cosas que jamás había experimentado. Algo que posiblemente duraría por la eternidad.

Escuchó ruidos en la puerta pero ni siquiera se digno en abrir porque pensaba que sería la pequeña niña exigiendo que por favor jugarán, prefirió dejarlo pasar mientras se envolvía aún más entre las mantas y su miseria. Pero cuando la puerta se abrió y vió al chico que le robaba suspiros todo la atmósfera cambio.

Megumi se quedó en su lugar esperando a que Yuuji se acercara a abrazarlo.

- Pareces un niño pequeño entré tantas mantas, Megumi - Menciono el pelirosa acercándose poco a poco con una sonrisa dibujada en su rostro.

- Ven y abrázame - Exigió haciendo mala cara - ¿Hasta cuándo pensabas venir a verme?

- Sabes que ahora es más complicado, Sukuna siempre está sobre de mí diciéndome que me alejé - Yuuji se lanzó sobre él y lo envolvió entre sus brazos dejando un pequeño beso en sus labios - ¿No me digas que por eso estabas llorando?

- No - Hizo una pausa para buscar un lugar adecuado y poder ver el rostro de Itadori - Vi algo que no debía.

- ¿Qué fue eso?

- Te ví besando a alguien - Las mejillas del contrario se tintaron de rojo por la vergüenza y su mirada se desvío a otro lado.

- Yo puedo explicarlo Megumi, nada es lo que parece...

- Está bien Yuuji - Tomó el rostro del pelirosa y se acercó un poco para depositar un pequeño beso en su mejilla.

- Pero yo...

- Se que esa persona fue quien te beso, solo te pido que me digas quién es él y que por favor te alejes - Trataba de mantener un tono neutro y serenó, no quería alterar a Yuuji.

- Es Yuta Okkotsu un chico que vino solo a pasar los últimos días del verano, ya sabes lo típico.

- ¿Eso es todo? - Aún tenía las mejillas de Yuuji entre sus manos y sus ojos constantemente lo buscaban.

- ¿Por qué dudarias de mí?

- Te conozco Yuuji Itadori - y el menor lo miro con los ojos bien abiertos y un poco sorprendido.

- Es sobrino de Todou - Y ahí estaba lo que el menor ocultaba pero Megumi ya sabía.

- ¿Y porque querías ocultarme eso?

- Porque quiero protegerte y no quiero que hagas una tontería.

- ¿Y quién te cuidara a ti? - Dijo aún un poco dolido.

- Puedo hacerlo yo sólo - El menor cada que podía desviaba la mirada o intentaba safarse del agarre, pero Megumi era insistente.

- Claro que no, tú no puedes hacerlo sólo.

- Podemos dejar de tener está discusión, parecemos niños pequeños peleando por un banalidad - Yuuji parecía molestarse cada vez más.

- Tu empezaste ocultando cosas.

- Ahora yo tengo la culpa, sabés...- Ya harto de la situación prefirió atacar los labios del contrario y parar con esa tonta discusión.

- Mejor cállate y bésame, ¿Sí?

- Odió cuando te pones así de celoso - Yuuji rodeó los ojos y miro a otro lado, Megumi se puso a horcadas sobre él.

- Tengo un mal presentimiento con ese tal Yuta - Recordó las palabras de la niña y su cabeza creo mil y un escenarios desafortunados.

- Lo haces con todos, cada persona que conoces o conozco te parece mala.

- Claro que no - Comento sin ganas.

- ¿Otra vez vamos a pelear? - Él nego y volvió a su labor de besar a Yuuji hasta que lo dejara sin aliento.
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Caminaba entre las calles ya vacías en completa soledad, había una que otra luz de algún hogar que iluminaba su camino y no muy lejos estaba la cabaña de su Tío Aoi.

Aquel hombre que lo rescató y hizo que abriera los ojos.

Pateó una roca que estaba en su camino y se entretuvo con ella un rato, recordó los sucesos con Itadori Yuuji; era un chico lindo y algo simpático incluso tenían gustos en común, pero no podía seguir con esas desviaciones. Estaba mal, era algo erróneo y terminaría en un camino lleno de maldad y fuego.

¿Debería contarle a Aoi Todou, sobre lo que pasó?

Tendría que omitir unas cuantas cosas, cómo que él fue quien los beso, y que le había atraído un poco el pelirosa; pero no sabía si eso sería prudente. Pero si de algo estaba seguro es que Itadori Yuuji era un desviado que ocultaba algo, y él quería saber que era eso.

Tal vez si le decía a Todou-san el si podría hacer algo y juntos llegar al fondo de todo lo que ocultaba Yuuji. Pero había un problema que aunque ahora no le importaba mucho estaba seguro le daría problemas.

Sukuna Itadori era un idiota que estorbaba en su plan. Y aunque parecía frío y distante, el estaba siempre atento cómo un halcón cazando a su presa, y Yuta se sentía como la presa, cosa que odiaba un poco, por no decir que demasiado.

- Deberías hacer algo contra Itadori Yuuji, tío - Habló al darse cuenta que Aoi estaba en la puerta de su cabaña esperando por su llegada.

- ¿Puedo saber a qué viene tu comentario?

- Paso algo y no fue muy agradable - El mayor lo miro expectante y se mantuvo con los brazos cruzados a la altura del pecho, lucía imponente y algo aterrador - Es un jodido desviado.

- Dame detalles.

- Claro, solo si prometes que tomarás cartas en el asunto - El mayor asintió y Yuta supo que su tío seguía siendo el mismo tipo sin corazón que conocía; y tal vez Yuta tenía algo de su personalidad en él.

A fin de cuentas eran familia.

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