16. Lluvia veraniega

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Verano de 1995
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Megumi sabía que la ausencia de Yuuji ese día significaba algo y no quería pensar que fuese por algo malo. Pero no podía dejar de pensar lo peor cada hora que pasaba; sabía que él pelirosa arriesgaba mucho al ir a verlo a altas horas de la noche y por supuesto que agradecía el gesto pero ya eran dos noches sin verlo.

Quizá ya se estaba volviendo algo paranoico, pero comenzaba a pensar que Yuuji se había ido sin despedir. Estaba un poco preocupado por él y más con la presencia del chico desconocido que lo había besado.

Megumi tenía un mal presentimiento de ese tipo, no es solo que le molestará que se acercara a Yuuji, pero no sabía porque el tal Yuta le daba una peor impresión que Aoi Todou. Pero no podía hacer nada ante eso, tal vez de eso se encargaría el idiota de Sukuna, en realidad no lo sabía pero quería pensar que así sería.

Por el momento solo quería tranquilizarse y asegurarse que el chico de ojos cómo la miel estaba bien, la última vez que dejó de visitarlo no fueron por razones muy agradables. Así que iría a casa de los Itadori, solo para cerciorarse de que Yuuji estaba aún ahí; por el momento no le importan esas jodidas amenazas de Sukuna o las súplicas de Yuuji, solo lo hacía para calmar sus pensamientos pesimistas.

Él camino no era tan largo, lo había recordado muy bien la primera vez que visitó a Yuuji, además el llevaba años recorriendo ese lugar del que no podría salir; cuando estuvo frente la casa de los Itadori todo parecía demasiado tranquilo, trato de espiar por las ventanas pero no obtuvo éxito, duda en entrar ya que no quería encontrarse al idiota de ojos escarlata pero le preocupó más el no ver el bonito auto blanco de la familia; así que entró, no podría ser descubierto por los padres de Yuuji pero aún así se sentía extraño al entrar.

Subió las escaleras despacio vigilando de vez en cuando sus espaldas, en su camino escucho la voz de la madre de Yuuji cantando de manera animada, así que ahora sabía que al menos la casa no estaba sola, recordó dónde estaba la habitación de su amado y fue hasta ella, no sabía si sería prudente tocar la puerta antes de entrar ya que no tenía caso hacer ruido.

Giro la perilla y se topó con una torre de cajas y ropa regada por el suelo, típico de Yuuji, en la pared había fotografías pegadas y un par de posters pero su vista rápido viajó hasta el muchacho sentado frente a la ventana viendo las primeras gotas de la lluvia veraniega chocar con el cristal, tenía su Walkman a todo volumen por lo que no había notado aún su presencia, llevaba esa hoodie amarilla que era su favorita.

Era una imagen preciosa, ver a Yuuji en si era un deleite visual.

La tormenta en su corazón se detuvo al ver qué él pelirosa seguía en el pueblo y todos esos pensamientos fueron simples alucinaciones.

Tocó él hombro de su chico antes de abrazarlo por detrás, noto cómo este sobresalto a percatarse de su presencia, el menor se giro para verlo a los ojos, parecía algo confundido y pudo deducir que había llorado hace no mucho ya que sus ojos estaban irritados.

- Me sorprendiste ¿Puedo saber que haces acá? - Yuuji se retiró los audífonos y puso pausa al reproductor.

- Vine a verte, me preocupe un poco - Se sentó a su lado y tomó la mano del menor entre las suyas - Pensé que te irías sin despedirte.

- Por dios no - Hablaba en un tono muy bajo, tal vez por él temor de que su madre escuchará - No haría eso no seas idiota; solo he estado ocupado tratando de empacar.

- ¿Enserio? Porque no se nota - Se burló un poco por el desastre que era la habitación de Yuuji, este solo nego mientras se reía bajito.

- Si, no he tenido mucho éxito con eso.

- Así que ¿Te irás pronto? - El pelirosa asintió y lo miro a los ojos.

- Pero antes de irme quería que hiciéramos algo ¿Claro si tú quieres? - Hizo un gesto para que continuara - Bien, tengamos una cita.

- ¿Qué?

- Si ya sabes una cita, hacer alguna estupidez y divertirnos mientras nos tomamos de la mano.

- Pero...

- Si ya se tú no puedes hacer muchas cosas, pero estaba pensando en algo - Sus ojos parecían brillar por momentos, lucía emocionado - ¿Por que no vamos al lago y tenemos una pijamada? Yo tomaré muchas fotos como recuerdo y ya sabes despedirnos.

Aunque Yuuji estaba emocionado, a él le dolía horrores tener que despedirse de ese chico tan radiante y precioso.

- ¿Qué no ya lo que hacíamos era tener citas? - Mencionó con curiosidad.

- Si, pero está tiene que ser especial

- ¿Eso te hará feliz estos últimos días? - Él pelirosa asintió, tallo sus ojos con las mangas de su hoodie y se levantó entusiasmado.

- ¿Podemos hacerlo hoy? Papá y Sukuna no estarán el resto de la semana, fueron a Quebec y mamá está ocupada con su libro - El sólo asintió sonriendo, ver a Yuuji feliz lo ponía de buenas, sabía que serían sus últimos días juntos y quería aprovecharlos. Le hubiese querido hacer feliz el resto de sus días, pero todo para él tenía un fin.

Yuuji metió un par de mantas y hoodies a su mochila, su Walkman, su cámara y un par de libros para distraerse. Salió de su habitación y lo escucho hablar con su madre acerca de ir a dar un paseo, su madre hablaba de manera elocuente, ahora sabía de dónde había sacado Yuuji esa virtud, su madre era una mujer de cabellos negros y ojos oscuros, en apariencia no daba una gran impresión pero todo cambiaba cuando la escuchaban hablar.

Al cabo de un rato el pelirosa salio, lo tomó de la mano y salieron corriendo de la casa, por alguna razón Megumi se sentía extraño, y era algo conocido en él, esa sensación le recordaba aquel día, al de su muerte. Apretó su agarre al del menor, no quería ser un paranoico, se supone que a quien le deben de tener miedo es a él, ya estaba muerto, no tenía nada que perder. Solo tenía a Yuuji

La lluvia estaba terminando y caían las últimas gotas mojando las ropas del chico que lo jalaba a su lado, miraba con nerviosismo a los lados, se sentía asechado; no, al contrario alguien seguía a Yuuji.

- Yuuji - Habló con voz baja, no quería alterar al menor - Actúa normal, creo que alguien te está vigilando.

El menor se detuvo por un momento y miro a los lados. Vió sus hombros tensarse, rápido su mirada se fue hacia unos sauces no muy lejanos, ya lo recordaba en ese lugar el pelinegro desconocido había besado a Yuuji, se alejo un poco de Yuuji y miro entre los árboles.

- ¿Puedo saber a dónde vas tan solo? ¿Dónde ha ido tu hermanito? - Yuta Okkotsu salió de entre los árboles con una sonrisa socarrona - Sabía que vendrías aquí, mi tío también solía venir aquí a terminar con maricas cómo tú.

Megumi se congeló en su lugar, no sabía que hacer para ayudar al menor, sabía que ese tipo le haría algo malo, podía verlo en su mirada, llena de odió y lo peor es que no sabía porque podría sentir eso por alguien cómo Yuuji Itadori.

¿Qué podría hacer para alejar al menor del peligro que se acercaba a su rayo de luz?
















...
✧ Creo que ya saben todxs que va pasar después.
*Procede a desaparecer un mes*

En el bosque [FushiIta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora