Sinopsis

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Estaba solo en casa, estaba completamente solo en ese hogar que ahora se sentía gigante y aterrador, con las luces apagadas y el ruido del exterior logrando que su cuerpo temblara de miedo.

Tweek se había quedado solo porque sus padres debieron salir de emergencia, les habían avisado que hubo un robo en la cafetería y fueron de inmediato, debido a la prisa apenas y se dieron cuenta que Tweek aún no se había ido a dormir, y ahora el pequeño estaba solo, de noche, y con una lluvia tan fuerte que las ventanas temblaban por la fuerza (En realidad no, sólo caían unas pocas gotas de lluvia, pero para Tweek ya bastaba para decir que era una gran tormenta)

El pequeño rubio miró a su alrededor asustado, por las prisas no pudieron buscar una niñera y el ruido que hacían los árboles al moverse por el viento lo torturaban de sobremanera, haciendo que su mente empezara a jugar en su contra y miles de ideas sobre como podrían entrar a robarle y matarlo no paraban de torturarlo.

Asustado se fue corriendo a su cuarto, se acurrucó en su cama y trató de quedarse dormido, pero para su desgracia el insomnio lo obligaba a mantenerse despierto.

Aún temblando por el miedo, Tweek bajó a la cocina por una taza de café y se dirigió al comedor, pero algo había llamado su atención, debajo de las escaleras que llevaban al segundo piso, había una puerta, casi invisible para el ojo humano, pero allí estaba y él podía verla.

Su cuerpo tuvo un escalofrío al pensar en las posibilidades, comenzó a tirar de sus rubios cabellos mirando a la puerta, si la abría no sabía que podía encontrar dentro, ¿ Y si al abrirla encontraba un cadáver? ¿Oh un lugar de experimentos para niños como él? ¿O acaso dentro de la puerta había un asesino en serie esperándolo para que abra la puerta y lo matara de una forma horrible para luego vender sus órganos en el mercado negro?

—¡Es demasiada presión!—Gritó cerrando los ojos y tratando de calmarse, respiró profundo y se tomó su café de un trago y dejó la tasa en un mueble que estaba al lado de la puerta.

Tweek contó mentalmente hasta tres y de una patada la abrió, logrando que esta generara un ruido tan grotesco que le puso los pelos de punta, se acercó a la puerta y con cuidado asomó su cabeza  y buscó a tientas en la oscuridad un interruptor, cuando lo encontró el pequeño cuarto se iluminó mostrando unas grandes escaleras que bajaban a una especie de sótano.

Aguantó la respiración y se dijo que era una mala idea, que mejor volvía a su pieza y esperaba a sus padres... Pero, la verdad igual quería saber que había abajo, y quizás no sería tan malo ir.

Comenzó a bajar las escaleras, sintió un escalofrío al escuchar las escaleras crujir con cada pisada que daba, dicen que la curiosidad mató al gato, pero por lo menos murió sabiendo.

—Tranquilo Tweek, n-no hay nadie abajo, quizás sólo encuentre polvo y cosas viejas... —Trataba de calmarse hablando en voz alta, pero la idea de que un asesino lo esperaba al final de las escaleras seguía presente en su mente.

Cuando llegó al final se encontró con otro interruptor, lo apretó y con un destello el cuarto quedó completamente iluminado, miró a su alrededor sorprendido por lo que sus ojos veían.

Habían miles de instrumentos frente suyo, reconocía algunos como lo eran las guitarras, violines, flautas... ¿Eso era uña saxofón? Su ojos brillaron con solo ver la cantidad de objetos a su alrededor.

Pero lo que más le llamó la atención fue un gran piano de cola que estaba en el centro de la habitación.

Con temor se acercó al piano y tocó un par de teclas, el ruido de las cuerdas haciendo eco en el lugar. Apenas Tweek escuchó las notas sus temblores se detuvieron, su mente concentrada en el sonido, de alguna forma eso lo calmaba. Se sentó y comenzó a tocar teclas al azar logrando crear una melodía tranquila y serena.

Por el rabillo del ojo logró ver una carpeta llena de partituras, tomó la carpeta y sacó una de las partituras, en la clase de música les habían enseñado a leer las partituras con llave de sol, también les enseñaron que significaban cada forma y como algunos signos podían significar una repetición en las notas o cómo algunas podían llegar a ser una tecla "muda".

Con los limitados conocimientos que tenía sobre la lectura de partituras comenzó a tocar una canción, que al principio no sonaba tan bien (debido a que se equivocaba con algunas notas) pero después de unos minutos la canción comenzó a tener una melodía más serena y el chico sonrió. Tocar el piano lo calmaba.

***

Cuando los señores Tweak llegaron a su hogar se sorprendieron al ver una puerta debajo de su escalera, ¿Desde cuando que existía esa puerta? (Dedujeron que llevaba a un sótano y que cuando remodelaron la casa la habían tapizado) pero se sorprendieron aún más al escuchar la melodía de un piano al interior de el sótano, bajaron las escaleras tomados de las manos y al llegar al final ambos miraron asombrados por como su hijo tocaba el piano de una forma magnífica. A diferencia de como lo veían siempre su hijo ahora estaba en completa calma, no temblaba, mantenía su vista fija solamente en el piano y no tiraba de sus cabellos aterrado, no, ahora el pequeño niño de 10 años estaba en completa paz, tocando el piano como si fuera un experto.

Cuando terminó de tocar la canción unos aplausos lo asustaron, provocando que volviera a temblar como antes.

—¡Mamá, papá! No les escuché llegar...— El pequeño se separó del piano y miró el suelo asustado.

—No te preocupes cariño —Respondió su madre—Vaya... Al parecer teníamos un sótano y nosotros ni siquiera estábamos enterados...-— Tweek iba a preguntar por los instrumentos pero su padre le interrumpió.

—Esto debió ser de la antigua dueña de la casa. Mañana la llamaré para informarle de lo acontecido— Su padre le sonrió con orgullo—Tweek, tienes un gran talento para tocar el piano.

—¿E-Enserio?— El pequeño rubio comenzó a jalar de su cabello ¡Su padre había le había dicho un cumplido! Considerando que él siempre le decía que era un mal niño, las palabras de ahora habían hecho a Tweek sentir una alegría inmensa.

— Claro que si cariño— Respondió su madre revolviendo sus cabellos y tomándolo en brazos— Dime, ¿Te gustaría tomar clases de piano?— Los ojos del pequeño se iluminaron.

— ¡Claro!— Sus padres sonrieron y subieron al primer piso y se fueron a acostar. Mañana en la mañana buscarían una buena academia de música para su pequeño.

Sueños [Creek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora