Capítulo 8

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Nunca había estado en Manchester, su vuelo había sido en la noche, así que pasaría todo el día en algún hotel para poder descansar, tendría ese día libre y al siguiente, estaría fresco para la función

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Nunca había estado en Manchester, su vuelo había sido en la noche, así que pasaría todo el día en algún hotel para poder descansar, tendría ese día libre y al siguiente, estaría fresco para la función.

Sacó de su cartera el anillo, y por primera vez en días lo vio con claridad. Era un lazo rose gold, con un pequeño diamante incrustado, apenas sensible al tacto, era discreto y coqueto, pensó en cómo se verían en las manos de Lou y un escalofrío recorrió su cuerpo al imaginarlo con aquella joyería, no le agradó el pensamiento.

Guardó la joya y cerró los ojos...

Su cuarto era alumbrado por la luz que se colaba de la ventana, sonrió y la cerró no quería que el aire de la tarde de otoño volviera a tirar las fotos de su tocador. Se puso la chaqueta de mezclilla, se miró a espejo y le gustó lo que veía, sus jeans negros y gastados su playera blanca y la chaqueta. Acomodó su cabello y un riso cayó en su frente. Escuchó ruido proveniente de afuera de su habitación, no recordaba haber tenido visitas la noche anterior, suponía que debía ser Niall trayendo el desayuno tratando de ganar puntos. Salió y los sonidos aumentaban, pero no lograba distinguirse qué o quién era.

—¿Niall? —preguntó mientras avanzaba.

—Papá se va a enojar —escuchó una voz chillona desde su cocina.

—Papá no se enojará si no se entera —respondió una voz varonil de forma suave.

Siguió caminando despacio tratando de descifrar quién había irrumpido en su cocina. No era la voz de Sam, ni Gemma.

—¿Gemma? —pero aún así decidió preguntar.

Abrió la puerta de su cocina y la escena era de lo más impresionante, su barra central estaba repleta de masa color crema, la harina estaba regada por todo el piso y el olor a galletas comenzaba a inundar sus fosas nasales.

Decidió mirar desde el marco de la puerta un segundo más, no quería apartar la vista de un pequeño cuerpo sobre la encimera con la nariz blanca de harina, mientras que un cuerpo conocido le alborotaba el cabello dorado, mientras los dos coreaban una canción que él conocía "don't blame me for falling, I was just a little boy".

—Cachorrito ¿Qué estás mirando? —interrumpió el canto, dirigiéndose al bebé. Y decidió mirar en dirección en que miraba el pequeño.— ¡Oh! Amor, el cachorro y yo estábamos preparándote el desayuno.

—¿Cachorro? —miró a Louis sosteniendo a un bebé de risos dorados.

—Lo siento por despertarte, pero ya sabes solo éramos el cachorro y yo cantando la canción de papá.

Louis se acercó a Harry y dejó un beso en sus labios, el toque era como una pluma y dulce como una sandía, sonrió ante la sensación.

—Las galletas ya están casi listas ¿me sostienes al bebé? —Louis le dejó al niño en sus brazos y este se escondió en el cuello de Harry.

Find Me In CotswoldsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora