13.

1.1K 137 10
                                    

—Creo que sé dónde puede estar Midoriya, pero no les gustará.—Dijo Keigo con una mueca de disgusto.

Shoto estaba a punto de colapsar por la repentina desaparición de su amigo con pecas. Quería llorar y gritar por la culpa. Sabía que debía haberlo acompañado, ¿por qué no lo hizo? Pero no podía permitirse el lujo de sentirse culpable en esos momentos, tenía que encontrarlo a toda costa. No le importaba desafiar a su padre o enfrentarse a cualquier peligro, haría lo que fuera para que Midoriya estuviera a salvo. Tras que Bakugo amenazara al inocente vendedor de la tienda, éste accedió a mostrar las grabaciones de vigilancia.

En las grabaciones se dieron cuenta de que Izuku Midoriya había sido secuestrado. En las imágenes se veía al peliverde regresando con una bolsa en la mano cuando una camioneta negra se estacionó a su lado. Dos hombres salieron del vehículo y lo introdujeron a la fuerza. El auto no tenía placas y los hombres estaban encapuchados, lo que dificultaba rastrearlos.

Todoroki sabía que todo esto era culpa de su padre; el viejo era responsable del secuestro de Midoriya. Sin más opciones, decidieron contarle el problema a Keigo, quien no dudó en ayudarles con lo que sabía.

—Dilo sin rodeos de una jodida vez.—Semandó Bakugo.

—Deben estar en la bodega de castigos de tu padre.—Miró a Shoto.—No suelo involucrarme en esos asuntos turbios, pero todos los que somos su mano derecha sabemos de ese lugar. Me sorprende que no lo sepas.—Suspiró con cansancio.—Ese lugar es donde lleva a las personas que quiere eliminar o castigar, ya sea por desafiarnos o para sacarlos del juego. Tu novio está en graves problemas.

—Si varias personas saben de ese sitio, ¿por qué nadie hace nada? ¿Y la policía? —Ignoró lo último que dijo el rubio.

—Por miedo. No somos capaces de decir nada, incluyéndome. Pero a ese enano le tengo respeto por cuidar de Fuyumi todo este tiempo, quiero que sea salvado.—Sonrió levemente.— En cuanto a la policía, no está enterada ya que el sitio pasa por un edificio normal. Nadie se ha involucrado y, si lo hicieron, tal vez fueron sobornados o silenciados.

Bakugo y Todoroki se miraron de reojo, uno tenía una expresión de preocupación, mientras que el otro estaba notablemente molesto.

—Está bien, los llevaré a ese lugar. Se encargarán de salvar al chico mientras yo llamo a la policía para que los ayuden si la situación se pone peor y se encarguen de los demás, ¿de acuerdo?

Los dos asintieron. Durante el camino al lugar no dijeron ni una palabra. Aunque intentaban no demostrarlo, los dos jóvenes estaban asustados por lo que podrían encontrar. No querían imaginar lo peor por haber llegado tarde.

Al llegar a su destino, notaron que el lugar parecía cualquier edificio moderno de Japón. Vieron el auto que apareció en las cámaras de seguridad estacionado frente a este. Keigo se alejó del lugar para que sus caras no fueran grabadas por las cámaras de seguridad. Les dio instrucciones de cómo entrar sin ser descubiertos por alguna cámara o atrapados por los guardias que patrullaban el edificio.

—Háganme un favor.—Los miró fijamente—. Cuídense.

Optaron por el ducto de ventilación para llegar al lugar específico donde podría estar Midoriya. Se arrastraron por varios minutos hasta llegar a una rendija y, con ayuda de la fuerza bruta de Bakugo, lograron abrirla haciendo un poco de ruido en el proceso. Bakugo maldijo por lo bajo por su descuido que les podría costar la vida.

Por suerte, no había nadie en el lugar, o eso esperaban, ya que todo estaba silencioso a su alrededor. Agradecieron esa paz, pero el miedo de que algo peor hubiera pasado estaba presente dentro de ellos.

Bajaron con cuidado del conducto y comenzaron a caminar por la sala. Según Keigo, solo estaba vigilada por fuera, así que adentro no debía haber guardias. Escucharon ligeros sollozos cerca y caminaron hacia el sonido. Al llegar, encontraron a Midoriya lleno de golpes y amarrado a una silla, cubierto de sangre y moretones.

Bakugo maldijo por lo bajo mientras Todoroki se le humedecían los ojos y apretaba los puños por la impotencia.

—¿Qué hacen aquí? —Dijo Midoriya débilmente.—Es muy peligroso...

Ignorando sus palabras, se acercaron para desatarlo. Una vez libre, Todoroki lo cargó en brazos para sacarlo de ahí. Midoriya se aferró con las pocas fuerzas que le quedaban, y Todoroki solo se limitaba a limpiar sus lágrimas y apretarlo ligeramente contra su pecho como una señal de que ya estaba a salvo. Pero antes de que pudieran regresar al conducto, escucharon la puerta abrirse.

—Sabíamos que vendrías, Todoroki Shoto.—Soltó una risa burlesca—. Eres tan predecible.

A tu lado || TodoDeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora