A tu lado || TodoDeku

03.

Narrador omnisciente

Izuku Midoriya, un pequeño niño de solo seis años, vivía con su madre, Inko Midoriya, y su padrino Toshinori Yagi. Aunque Toshinori no era su padre biológico, se encargó de la crianza de Izuku desde que era un bebé.

Izuku era un ser puro e inocente, lleno de amor para dar. A pesar de tener solo a su madre, su padrino y dos amigos, no podía estar más contento con su vida.

Pero la vida a veces puede ser muy cruel con las personas de buen corazón.

—Adiós, Shou-chan. —Se despidió de su amigo bicolor y se dirigió rápidamente hacia su madre.

El camino a casa no era largo, y mientras caminaban, los dos peliverdes disfrutaban conversando sobre su día o cosas triviales.

—¿Hoy vendrá Toshi a comer con nosotros? —Preguntó con leve entusiasmo.

—Lamento decirte que no, está en un viaje de negocios.

Izuku se desanimó y comenzó a jugar con sus manos, pero luego sonrió. Entendía que Toshinori no siempre podía estar presente por su trabajo.

—Pero como recompensa, ¡prepararé tu comida favorita! —Dijo Inko emocionada.

—¡Katsudon! —Izuku comenzó a dar pequeños saltitos de alegría.— ¡Démonos prisa!

Comenzó a jalar la mano de su madre para ir más rápido, y ella solo reía ante la tierna actitud de su hijo.

Mientras Inko preparaba la comida, Izuku leía uno de sus cientos de cómics de All Might.

—¡La cena está lista!

El pequeño se dirigió rápidamente al comedor, donde su madre lo esperaba con dos platillos de comida. Tras agradecer por los alimentos, se dispusieron a comer.

Su pacífico ambiente fue interrumpido por unos ruidos provenientes de la puerta. Alguien estaba intentando forzar la cerradura.

Rápidamente, Inko tomó a su hijo en brazos y lo escondió en una de las alacenas de la cocina. Ella pidió ayuda, pero antes de poder ocultarse, un grupo de jóvenes irrumpió en la casa de los Midoriya.

Sin piedad alguna, decidieron acabar con la vida de la dulce mujer.

Izuku, escondido, presenció cómo asesinaban a su madre sin poder hacer nada. Deseaba enfrentarse a ellos y salvarla, pero su cuerpo estaba paralizado. Trató de no sollozar para no revelar su presencia.

En esos míseros momentos de su corta existencia, nunca deseó con tanta fuerza tener la valentía suficiente para enfrentarse a esos delincuentes. Deseaba tener algún súper poder que lo ayudara, pero se dio cuenta de que no servía para nada.

Era débil.

Uno de los chicos registró los alrededores y descubrió al pequeño en la alacena. Lo agarró del brazo y lo jaló hacia él.

—¿Quieres ir con tu madre? —Apuntó al cuerpo sin vida de Inko.

Izuku trató de liberarse del agarre, pero fue en vano. El agresor cortó múltiples veces sus brazos. Antes de que pudiera hacerle más daño, llegó la policía, pero el grupo logró escapar, excepto uno.

No solo los asesinos escaparon, sino que su madre se había ido para siempre.

En el hospital, comenzaron a tratar las heridas de Izuku.

—¡Izuku!

Al ver quién lo llamaba, el niño no pudo contener más sus lágrimas. Toshinori se acercó y lo envolvió en sus brazos sin decir nada, acariciando delicadamente su cabeza y dejándolo desahogarse.

—¡Yo debí hacer algo! —Dijo entre lágrimas.— ¡Si tan solo fuera más fuerte, los habría detenido!

—No te lamentes, Izuku. —Trató de limpiar sus lágrimas.— Hiciste todo lo que estuvo en tus manos. —Y él volvió a caer en llanto.

Izuku se sentía inútil en esos momentos. Solo quería a su madre de vuelta. Solo quería olvidar todo lo sucedido esa noche.

Toshinori decidió que lo mejor sería ir a Estados Unidos junto con su amigo Dave y su hija Melissa. Permanecer en Japón no ayudaría a la estabilidad emocional de Izuku, quien estaba destrozado por los hechos ocurridos.

Sin poder despedirse de sus dos únicos amigos, se fue a su nuevo destino, dejando atrás todo el dolor.

Izuku Midorya

Mi niñez transcurría de manera extraordinaria con las pocas personas que me rodeaban. ¿Por qué tuvo que suceder eso? ¿Por qué mi mundo se tuvo que derrumbar tan de repente?

A los seis años, no lo pude entender.

Mi padrino me sacó de la escuela por un tiempo. Me aislé de todo, no quería comer, solo quería estar solo. Recibí ayuda de Toshi y Dave, e incluso Melissa, quien, a su manera, me apoyó. Realmente lo aprecio.

Estar en un nuevo entorno, lejos de donde sucedió todo, me hizo sentir mejor, pero los recuerdos y el mal sabor de boca seguían ahí.

Desarrollé estrés postraumático. Cada noche era un martirio para mí; siempre tenía pesadillas sobre lo sucedido. Veía a mi madre.

Con el tiempo, logré mejorar y seguir avanzando en mi vida. Como consecuencia, olvidé toda mi estadía en Japón, como si nunca hubiera vivido allí. La psicóloga dijo que era normal tras un evento traumático.

Descubrí que deseo ayudar a las personas. Cuando era niño, deseaba ser un superhéroe y, aunque no pude, decidí ser médico.

Gracias a mi padrino, pude mantener el contacto con Kacchan. Aunque seguía recibiendo algunos insultos de él, no lo hacía con tanta frecuencia. Pero aún así, siento que olvido algo importante.

Actualmente, tengo 25 años y estoy a punto de tomar un vuelo a mi nuevo destino. Volveré al lugar donde mi vida tuvo un comienzo: Japón.