02.

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Shouto Todoroki

Cuando Midoriya se fue, me acerqué rápidamente a mi madre. Debido a mi encierro en casa, no he podido socializar con otros niños de mi edad, solo con mis hermanos mayores. El hecho de haber hecho un nuevo amigo me traía una cierta clase de felicidad.

—Mamá. —Me senté a su lado.— Hice un nuevo amigo.

Acarició mi cabello con gentileza.

—Me hace muy feliz escuchar eso, cariño. —Cerró el libro que estaba leyendo y me miró.— ¿Quieres que te columpie? Ya casi es hora de irnos.

Asentí con una pequeña sonrisa.

Al regresar a casa, vimos a mi padre enfrente, con los brazos cruzados.

Oh no.

Mi felicidad, y al parecer la de todos nosotros, se desplomó. Esto no es bueno.

Hubo una fuerte pelea. Fuimos castigados tan severamente que todo mi cuerpo dolía.

¿Por qué tenemos que soportar esto?

Pasaron semanas para que a mi padre se le pasara aquel enojo y nuestro castigo fuera revocado. Por primera vez, su corazón de acero se ablandó y nos permitió ir a divertirnos una vez a la semana.

Pero el daño ya estaba hecho, y pude verlo en la mirada muerta de mi madre. Mis hermanos y yo no dijimos nada. Grave error.

Al llegar al parque, el sabor agrio en mi boca apareció rápidamente. Fuimos castigados por intentar divertirnos. Volver aquí se siente tan extraño.

Busqué con la mirada a Midoriya y, al encontrarlo en los columpios, no dudé en correr hacia él.

Al notarme, se levantó rápidamente del columpio y corrió a abrazarme. Abrió mis ojos de la impresión, pero lo acepté con mucho gusto. Lo necesitaba.

Se separó con un tenue color rosado en sus mejillas y rió nervioso.

—¿Por qué no habías venido? Quería jugar contigo.

—Surgieron algunos problemas, nada grave. —Sonreí.— Juguemos.

Odio mentir, pero no tengo opción.

Nuestros encuentros continuaron cada semana. Nos la pasábamos jugando o hablando sobre cualquier tema.

Descubrí que nos gusta el mismo cómic: Las increíbles aventuras de All Might. Midoriya podía pasar horas hablando sobre esto. También descubrí que le gusta mucho hablar, y a mí me gusta escucharlo.

—¡Yo desearía tener el poder de All Might! —Se levantó y alzó un brazo.— Derrotaría a todos los villanos del mundo.

—Sería asombroso. —Sonreí.— Yo sería tu fan número uno.

Un sonrojo apareció en su rostro.

Lindo.

—¿Cuál sería tu súper poder? —Nunca había pensado sobre ello, así que solo me encogí de hombros.— ¡Ya sé! Mitad fuego y mitad hielo, lo pensé por tu cabello. —Sonrió.

Leía esos cómics a escondidas de mi padre. Gracias a eso, descubrí mi gusto culposo por los superhéroes y todo lo relacionado con los poderes o cosas de otro mundo.

Desde esa plática, a veces jugábamos que teníamos poderes, y aunque al regresar a casa mis hermanos Natsuo y Touya se burlaban de mí, no me importaba. Me gustaba ver a Midoriya alegre y también me divertía jugando con él.

Me sentía tan feliz.

También conocí al chico explosivo, Katsuki Bakugo. Nuestra amistad fue casi nula, por no decir que solo compartíamos unas palabras, y por su parte parecían ladridos con maldiciones incluidas. Aún me reclamaba por aquella vez en la que me burlé de su caída.

Pasaron ocho meses desde nuestro primer encuentro. Sentía que había formado un gran lazo con él, una linda amistad. O al menos eso quería pensar y esperaba que él sintiera algo parecido. Con él me sentía tan libre y feliz; verlo sonreír, sonrojarse o hacer pequeños gestos hacia mí, como darme un simple abrazo, hacía que mi pecho se sintiera cálido.

No quería que se fuera de mi lado.

—Adiós, Shou-chan. —Se despidió y se fue con su madre. Yo solo agité mi mano como despedida.

Pero mi felicidad no duró mucho. Él, junto con su amigo explosivo, dejó de aparecer en ese parque.

La razón es desconocida. Y a pesar de que seguía yendo, no los encontraba.

De haber sabido que sería la última vez que lo iba a ver, me habría aferrado a que no se fuera del parque y se quedara conmigo.

Tres meses después, vi a Bakugo con su mamá y, inocentemente, me acerqué a ellos para obtener una respuesta sobre el paradero de Midoriya.

—Él ya no está aquí, bastardo mitad-mitad. —Me empujó, haciéndome caer al suelo.— Largo de aquí.

—¿Cómo que ya no está aquí? ¿Dónde está? —Pregunté confundido.

—Está muy lejos de aquí en Japón. Su madre falleció, y su padrino se lo llevó a otro lugar.

Pude notar la amargura en sus palabras y cómo bajó la mirada, frotándose fuertemente los ojos.

Él se fue corriendo lejos de mí. Yo solo me quedé en shock en el suelo. No podía creerlo. Esto debe ser una horrible broma.

Pero al ver las acciones de Bakugo y analizarlas por mucho tiempo, me di cuenta de que no lo era.

Aun no sabía lo que me esperaba al volver a casa. Mi madre ya no pudo más y, mientras hablaba por teléfono con mi abuela, le dio un ataque y fue en contra mía.

Tras ese incidente, fue internada en un hospital psiquiátrico tras arrojar agua hirviendo en mi parte izquierda del rostro.

Cuánto daría por un abrazo.
Cuánto daría porque Midoriya estuviera aquí.

Midoriya y mi madre eran mi felicidad. ¿Qué haré ahora?

Voy a encontrar a Midoriya, cueste lo que cueste.

Sí, ¡te voy a encontrar!
Es una promesa.

A tu lado || TodoDeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora