Capítulo 30: Solo una oportunidad más.

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—¿Crees que le guste este enterito? —preguntó YeRim mostrándole el pequeño vestuario amarillo de bebé.

SeokJin dejó su celular aun lado y observó la prenda en silencio, tratando de suprimir el dolor que le causaba en su interior verla.

—Es lindo, ¿pero no crees que es algo pronto?

—JiEun ya tiene dos meses y medio Jin, pronto solo faltarán seis meses para que el bebé nazca, así que hay que prepararle todo desde el inicio. Puede que seis meses parezca mucho, pero seguramente se pasarán volando y no nos daremos ni cuenta cuando el bebé esté con nosotros.

—Supongo que tienes razón...

—Hablando de JiEun, se me olvidó avisar que hoy vendrá con JungKook a almorzar —comentó mientras seguía observando la ropa de bebé en sus manos, sin notar la tensión de los hombros de su esposo al escucharla—. La invité y le dije que serviría su comida favorita. Estoy decidida a consentirla durante todo el embarazo, y una vez el bebé nazca, haré lo mismo con él. Seré sí o sí su tía favorita.

—Estoy seguro que lo serás... —murmuró Jin sin ánimos en verdad. Mordió levemente su labio mientras su visión se concentró en los dedos chuecos de sus manos—. Así que vendrán hoy.

—Síp, hoy y mañana tienes libre. Así que pensé que sería genial que hoy la pasáramos con nuestros amigos, además Kook no viene hace tiempo. Mañana podemos descansar los dos juntitos.

—Sí... ¿más o menos en cuánto estarán?

—Dentro de tres horas.

—Bien.

Bien.

Jodidamente no estaba bien.

Vería a JungKook después de más de un mes y no se sentía preparado para ello.

[...]

SeokJin observó el objeto en sus manos, la petaca de oro que su padre le había regalado. Últimamente la había estado usando con un poco más de regularidad. Y en estos momentos la necesitaba con urgencia, necesitaba un buen trago antes de volver a ver a JunKook que acaba de llegar hace unos minutos a su casa. Cuando creyó que ya había bebido lo suficiente, volvió a guardar la petaca. Fue al espejo y arregló los últimos detalles de su vestuario. Salió de su cuarto, y se dirigió a las escalaras, sentía el ligero boche de las voces de JiEun y YeRim hablar. Siguió bajando mientras su corazón latía más rápido con cada peldaño que bajaba. Cuando por fin observó la silueta del JungKook, su corazón martilleó con fuerza y cuando por fin vio su rostro, Jin alzó sus cejas por la sorpresa.

JungKook se veía bastante... deprimente.

Sus ojos se veían cansados, y unas ojeras aún más profundas que la otra vez lo acompañaban. También había perdido algo de peso.

—Hola —SeokJin saludó después de unos segundos.

—Hola —respondió Kook en casi un susurro.

Jin hizo una mueca por el ambiente incómodo que se había creado a partir de ese saludo. Volteó a ver a JiEun que se encontraba al lado de JungKook. La mujer le sonrió.

—Hola, SeokJin —le saludó JiEun, para después llevar una mano a su vientre algo abultado. Jin observó aquel gesto y luego volvió a mirar a los ojos de la mujer, ella sonrió aún más y Jin la odio. Es como si ella supiera el dolor que causaba.

—Siéntense —invitó YeRim quien se había quedado callada en todo ese tiempo observando el extraño ambiente que rodeaba a los presentes—. El almuerzo estará listo pronto, por mientras pongámonos al día.

Reflejos del pasado ㅡ KookJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora