Capítulo 3: Ojitos de bambi.

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 —YeRim me ha llamado —comentó su novia sentándose en su regazo. JungKook coloco sus manos en las pequeñas caderas de ella para sujetarla.

—¿y?

—Quiere que el miércoles salgamos los cuatro a almorzar a alguna parte

—¿Los cuatro? No lo sé, cariño.

—¿por qué? –preguntó con un puchero en su delicado rostro.

—Estoy algo ocupado con los nuevos proyectos —aunque la verdad era que no se sentía muy seguro de poder soportar la actitud de Jin.

—Bebé, por favor —suplica abultando sus labios—. Por favor —su voz sale más aguda de lo normal, haciéndole parecer una pequeña niña suplicando por un dulce o juguete.

—Está bien —acepta rendido ante la suplicas de su novia. Sabía que no le iba a dejar tranquilo hasta que lo hiciera, así que mejor sería ahorrarse el dolor de cabeza.

—¡Gracias! Eres el mejor de todos, bebé —sus brazos se enrollan en el cuello de JungKook y de agradecimiento le da un pequeño beso.

—Lo sé.

JiEun ante la falsa actitud engreída de su novio, le pegó de forma suave en el hombro y ambos terminaron riendo.

[...]

Se encontraba en la casa de su madre. Ella había preparado una cena invitando al matrimonio.

—Jinnie, cariño —musitó YeRim, tratando de llamar la atención de su esposo que estaba más preocupado de comer de que convivir.

—¿Mhm? —dijo más concentrado en el plato de comida que se estaba sirviendo que en su esposa.

—Planee con JiEun un almuerzo en un restaurant popular para el miércoles.

—¿Ya y? ¿Qué tiene que ver conmigo? Si necesitas dinero ya te di una tarjeta.

—No es eso, la idea es que vengas conmigo.

—¿Yo? ¿Para qué? Ya me la presentaste y la conocí. No hay necesidad de verla de nuevo, no de mi parte por lo menos —habló tosco. No estaba interesado en volver a ver a la mujer. No quería volver a verla.

—Porque será algo así como una cita doble. Ella irá con Kook y yo contigo. No me puedes dejar plantada por favor, sería humillante tener que llegar sola o cancelar.

—No es mi problema YeRim... —vio la mirada reprochadora de su madre, la cual estaba indignada por las rudas respuestas de su hijo—, de verdad que iría, pero tengo mucho trabajo para ese día.

—No hay problema con eso, hijito. Yo le diré a tu padre que ese día estarás libre. En todo caso tu eres el dueño en esa clínica, no necesitas muchas escusas para salir —estaba claro que su madre se encontraba molesta. Ella no quería que su hijo fuera un desgraciado con su esposa.

—Lo sé, pero el trabajo se acumula y...

—Qué trabajo y ocho cuartos SeokJin. No será tanto, es un día hijo, no creo que eso llegue a acumular una gran cantidad como para detener todo. Complace a Yeri.

—Mamá yo... —YeJin le miró amenazadora, Jin sabía que su madre seguiría insistiendo, así que algo cansado se rindió—. Está bien, te acompañaré ese día, cariño —sonrió falsamente.

Su esposa emocionada se paró de la mesa y lo abrazó por la espalda. SeokJin con aun los palillos en la mano suspiró agotado y le dio una falsa sonrisa a su madre.

—Gracias cariño, de verdad que me alegra muchísimo.

—No sabes cuánto me alegra a mí —mintió obviamente, aun así, en la ingenuidad de YeRim, creía que era cierto.

Reflejos del pasado ㅡ KookJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora