⪼Capítulo 9⪻

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Cerró los ojos por unos segundos, aferrando las manos al volante de su África Twin. El viento frío del atardecer golpeaba impetuoso su rostro, devolviéndole de a poco la claridad de sus pensamientos y acciones. Detrás de él, su amiga de toda la vida, su compañera, aquella bella morena que caminaba con él desde que eran pequeños. Su bella Laleh, descansaba la cabeza sobre su espalda, sujetándose a su cintura.

Aceleró un poco más el corto tramo que lo separaba de la casa de su acompañante, no quería deshacerse de ella, pero realmente necesitaba llegar a su casa, encerrarse en su cuarto y dar por terminado el día, estar solo con sus pensamientos. Realmente agradecía que su guardia fuera por la madrugada, al menos podría descansar unas horas.

Volvería a las guardias. Sería la primera desde que los límites fueron cruzados por aquel maldito vampiro engreído. Su padre, luego de enterarse que había ocultado el incidente, lo castigó, impidiéndole transformarse y vigilar el pueblo durante las últimas dos semanas. Además de realizar ayuda comunitaria a la gente del pueblo: cortar el césped, pintar los muros de las casas, plantar árboles y plantas. Actividades horrorosamente tediosas, mientras que toda la acción se la llevaban los lobos en las guardias.

A decir verdad, ya no tenían demasiada acción durante las vigilancias. Muy pocos vampiros se atrevían a cruzar Newcastleton. Era de pleno conocimiento que su manada era una de las más poderosas de Escocia. Su padre, Jay, era descendiente directo de Lycaon, el primer hombre lobo. Eso hacía de su tribu, una de las más respetadas. Y lo más importante: La Tribu de Zabulón, era una de las doce tribus destinadas a velar por la paz y el equilibrio de la naturaleza, eliminando toda sanguijuela que atravesara sus tierras.

Su madre se había encargado de hacerlo conocedor de cada una de las leyendas de sus antepasados. No es relevante que fuera el siglo XXI y que todo haya evolucionado, había leyendas y mitos que jamás alterarán su curso, que seguirán intactos a lo largo de los siglos. Y a pesar de que se les llamaba mitos, Harry sabía muy bien que no lo eran.

La tribu de Zabulón, como fue nombrada hace siglos atrás por Lycaon, se encargaba en un principio de albergar a todo hombre lobo que se encontraba perdido o desamparado. Se lo acogía con afecto y protección, para luego enseñarles sus costumbres, la importancia de la familia, la lealtad, el amor y la unión. Brindándole de esa manera, honor al nombre de la tribu, que significaba "Hogar".

—Hoy me asustaste, Hazz. —Su rostro reposaba sobre el pecho del rizado—. Quédate un poco más. Esperemos a mi papá para contarle lo que pasó esta tarde.

Con suavidad la tomó de ambos brazos separándose de su cuerpo, provocando una mirada de reproche en la joven. —No hablaremos con Billy, ni con mi papá, Laleh. Nadie debe saber lo que sucedió hoy en el cine.

—Pero, Harry... No puedes ocultar algo así otra vez. No quiero que nos castiguen de nuevo. No quiero dejar de hacer las guardias, me aburro demasiado, y estoy harta de sembrar —comenzó a enumerar con los dedos—, limpiar el césped, plantar ridículas plantas y pintar uñas a las ancianas. Es... es —alzó la mirada al cielo con un gesto angustioso—, el purgatorio. —Bajó la mirada hasta las esmeraldas del lobo que lo observaba divertido, con una sonrisa asintiendo con la cabeza.

—Lo sé, también me aburre eso, pero estoy seguro que si abrimos la boca ese maldito arrogante le dirá a mi papá que estuve en sus tierras y creo que entonces estaré castigado... no lo sé —rodó los ojos—, el resto de mi vida.

—No puedo creer que se haya atrevido a cruzar los límites de nuevo. Además... ¿Por qué lo haría?

—Porque es un imbécil —dijo como una obviedad, alzando las cejas—. Debemos reforzar la guardia, comenzar a entrenar a los lobos nuevos y estar preparado, si lo vuelve hacer, lo atacaremos.

Fire on Fire [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora