Fire on Fire [Larry Stylinson]

⪼Capítulo 19⪻

Louis tomó a Harry de la mano y caminaron alejándose aún más de la casa. Luego de conocer la historia de la noche que obtuvieron el cáliz, y la preparación que tuvieron durante años para eso, con absolutamente cada punto y coma, porque por supuesto, la curiosidad sin límites del lobito, hizo que la dulce criatura tuviera que dar hasta el más pequeño detalle de la historia.

Louis disfrutaba de cada emoción que producía su relato, las reacciones tan expresivas en el rostro de su lobito. Como si su oyente se tratara de un pequeño niñito que podía trasladarse con la mente a aquella noche, con su detallado relato.

Las horas se habían escapado tan veloces, los dos habían perdido la noción del tiempo entre historias, besos y caricias, sintiéndose cercanos, íntimos. No pudieron separar por mucho tiempo sus labios, ni despegar sus cuerpos disfrutando de la calidez que podían brindarse, a pesar de las diferentes temperaturas corporales.

—Aún me debes la historia de cómo encontraste al insoportable de Niall —reclamó Harry cuando Louis apenas separaba sus labios de los de él.

Esbozó una sonrisa al mirarlo a los ojos. —Tendremos mucho tiempo para hablar de lo que quieras saber, pequeño —susurró suavemente, acercándose a él, depositando otro beso en sus labios tan conforme de hacerlo cuando lo deseara—. Quiero escuchar lo tan descabellado que tienes para contarme.

Los labios de Louis rozaron los contrarios al pronunciar aquellas palabras. Su dulce aliento penetró en la boca de Harry, nublando sus sentidos, dejándolo a su merced. Se había preguntado si además, el vampiro tenía el don de encantarlo con el solo hecho de suspirar sobre su boca. Su espalda reposaba en la cómoda y frondosa hierba de aquel claro de bosque, mientras que Louis a su lado, soportaba el peso de su propio cuerpo con el brazo, y por momentos se permitía descansar el cuerpo sobre su pecho caliente.

Con las gélidas manos acariciaba sus mejillas rosadas, por momentos sonrojadas a causa de las dulces palabras que brotaban inevitablemente de su boca para él. Aún le parece increíble tenerlo entre los brazos, respondiendo a cada una de sus emociones, con acciones que le enternecían el corazón.

A pesar de que todavía la claridad no ayudaba a la vista de Harry, pudo notar que en lugar abundaban flores de colores claros, tal vez si estuviera en su estado animal podría diferenciarlas, pero en estos momentos no consideraría jamás transformarse. Solo deseaba detener el tiempo para no tener que separarse del hombre que reposaba su frío pecho sobre el de él, y que acariciaba suavemente su piel con tanta dulzura y cariño.

La oscuridad perdía fuerza poco a poco. La luna no brilló ésta noche, permitiendo a las estrellas adornar el cielo y lucirse de manera especial. Harry las observaba entre beso y beso, encantado con una enorme sonrisa en el rostro, contemplándolas antes de que el arrogante amanecer les robara protagonismo. Mientras que Louis, solo podía contemplarlo a él, su cielo personal. Admiraba cada detalle de su rostro, sintiendo el calor que irradiaba su piel, al cual cada segundo se volvía más dependiente.

Sonrió con cariño —perdió la cuenta de las veces que lo había hecho desde que el lobito llegó esta noche—, acariciando suavemente su rostro, acomodando por momentos los sedosos rizos detrás de su oreja. —Eres hermoso, Hazz, hermoso.

Harry sonrió admirando sus ojos azules, aunque no pudiera distinguirlos por completo en la oscuridad. Lo tomó del rostro con las manos y besó sus labios suavemente.

—¿Qué es este lugar? Nunca lo había visto antes —preguntó al apenas separar sus labios, observando alrededor. Sintiendo el aroma de su dulce criatura inundando su sistema, como nunca antes.

—Es un bonito claro de bosque, solo que no se aprecia demasiado por la noche. —Calló por unos segundos, concentrándose en las caricias del lobito sobre su antebrazo—. Creí que te gustaría un lugar así... Prometo que el sol le devolverá la magia.