⪼Capítulo 17⪻

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La luz del televisor le brindaba algo de claridad a la sala. Tenían las piernas estiradas y los pies sobre la pequeña mesita de madera frente a los grandes sillones marrones de cuero donde reposaban sus cuerpos.

Una serie sobre leyes, la favorita de Liam, se reproducía en la televisión. El cuerpo de Harry estaba sentado junto al de su hermano, sin embargo su mente permanecía todavía en aquel oscuro callejón donde había tenido la experiencia casi sexual, más caliente de su vida.

Maldito vampiro engreído. Maldito porque le era imposible dejar de pensar en él, y engreído porque ¿quién carajo se había creído, para irse de esa manera?

Harry era consciente de que cargaba con la total culpabilidad de eso. De haber quedado tan necesitado de más, tan necesitado de ese frío y bello cuerpo. De probar cada rincón de aquella tersa, suave y gélida piel. Y ahora estaba bien jodido, porque no encontraba forma de sacarlo de su mente.

No había manera de arrancarse de los labios la magnífica sensación de haber sido besado de esa manera tan sublime y única por esos húmedos y helados labios. Tampoco podría borrar de su piel el efecto que causaron sus caricias, que sin duda alguna, habían dejado huellas en su piel. Sin darse cuenta, comenzó a acariciarse el cuello, donde descansaba el recuerdo de sus fríos besos, esperando a ser despertados nuevamente por aquellos insaciables y expertos labios que supieron seducirlo por completo.

Sonrió al recordar y el corazón se le aceleró. Estuvo tan cerca de tenerlo pero no podría acceder a eso. Era un Alfa, no podía dejarse dominar, no estaba en su naturaleza ¿Cómo podría no ejercer el poder absoluto sobre el cuerpo de su dulce criatura? Sin embargo, por un momento, había sentido la necesidad de complacerlo y entregarse a él. Se había sentido tan confundido que tuvo que alejarlo de su cuerpo, tomar distancia para pensar con claridad, ¿de qué manera accedería a la sumisión? Sería una locura. ¿Sería una locura?

Tomó un puñado de palomitas y se las llevó con cuidado a la boca, tenía la vista fija en el televisor pero su mirada aún estaba perdida en aquellos hermosos ojos azules. Necesitaba verlo con absoluta urgencia, ¿pero... cómo iba a mirarlo a los ojos sin morir avergonzado luego del momento que habían compartido? Aunque debía admitir que el vampiro vanidoso lo desarmaba por completo, lo tenía por completo deslumbrado, ¿entonces, cuánto tiempo más podría evitarlo?. ¿Cuánto tiempo más podría evitar ser dominado absolutamente por Louis?, si en cada encuentro, lo consumía un poco más.

Percibió a lo lejos una risa y su nombre pronunciado con alegría. Se obligó a prestar atención.

—¿De qué te ríes?

Liam giró la cabeza de inmediato hacia su hermano. —¿No estás viendo? —Cuestionó casi ofendido.

—Uhm... —una mueca se asomó en sus labios—. No, Liam. Lo siento... —Bajó la mirada hacia el cuenco de palomitas.

—Ni siquiera te preguntaré en que estás pensando, porque eres tan evidente.

Alzó las cejas llevando la mirada hacia los ojos miel que lo observaba divertido. —¿Qué tan obvio soy?

—Mucho... Además, ¿en qué otra cosa estarías pensando después de lo que sucedió el viernes? —Esbozó una sonrisa pícara de costado.

—Nada sucedió —objetó rápidamente, negando con su cabeza avergonzado.

—¿Seguro? —Retrucó.

—Liam... Nada sucedió, basta. —Tomó otro puñado de palomitas, llevándoselo a la boca.

—Casi te lo follas, si eso para ti no es nada... —murmuró sarcástico, soltando una carcajada luego.

—Harry. —La voz grave de su padre, se escuchó proveniente de la puerta de la sala.

Fire on Fire [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora