⪼Capítulo 11⪻

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"¿Harry, a dónde vas? Detente por favor" Suplicó, corriendo tras de su hermano.

"Liam, déjame solo"

"Hermano, espera por favor"

El de melena blanca se detuvo precipitadamente, y giró su gran cuerpo hacia su hermano.

"No menciones ni una palabra de esto a nadie, Liam. Por favor, olvida lo que dije y oculta tus pensamientos de la manada" Pidió en una súplica, para luego girarse y echarse a correr en dirección al mar.

Sus patas apenas tocaban la tierra, y no recordaba en toda su vida haber corrido de manera tan salvaje y desesperada. Es que, no había otra manera de hacerlo cuando en su interior se desató una lucha entre su descubrimiento y lo que había creído siempre correcto: su cultura y creencias.

"No puede ser él"

Repitió una tras otra vez. No podía ser el vampiro quien provocara ese sentimiento tan fuerte de pertenencia en su alma. No podía ser el portador de aquellos bellos ojos azules con los que soñaba, el dueño de tan tierna sonrisa. No. Seguramente todo esto se trataba de una equivocación, un error. Porqué realmente era un error, ¿no es así?

Divisó a una corta distancia la pequeña casa blanca de Alina. Apresuró sus patas, como si eso realmente fuera posible, pero la desesperación que había invadido su pecho lo obligaba a moverse con rapidez, para llegar a la puerta donde creía, encontraría las respuestas que necesitaba.

Al llegar, lloriqueó con impaciencia, llamando la atención de su abuela que al escucharlo abrió rápidamente la puerta, encontrándose con su imponente figura. Con una mirada compasiva, como si pudiera sentir en su propia piel el estado emocional de su nieto, se acercó a él con una sonrisa tierna hermoseando su rostro. El gran lobo se echó en la tierra con pesadumbres y su cabeza gacha. Acarició cariñosamente su pelaje blanco. Su alma se estremeció por causa de su nieto que no dejaba de proferir angustiantes lloriqueos.

—Tranquilo, cachorrito —pronunció con dulzura—, todo estará bien, cariño.

Se sentó junto al gran lobo que la hacía ver más pequeña comparado con su gran tamaño. Apoyó la cabeza sobre la de su nieto. —La verdad a veces duele, mi amor... pero la verdad siempre te hará libre, Harry.

El lobo levantó despacio la cabeza, observando con detenimiento a la mujer. Sopesando las palabras que acababa de decir. "¿Qué verdad, abuela? ¿Qué es lo que está pasando? ¿Por qué él, por qué? ¿Es que estoy comprendiendo todo mal?" No dejaba de preguntarse aquello. Deseó que Alina pudiera escucharlo.

La mujer lo observaba con curiosidad y ternura, escuchando los pequeños quejidos del morro del lobo.

—Cariño... No intentes comprenderlo todo ahora. Una cosa a la vez, Harry.

Realmente no podía escuchar lo que su nieto trataba de comunicar. Pero Alina corría con la maravillosa ventaja de conocer con antelación los sucesos, y esa, era realmente la razón por la que podía comprender lo que Harry estaba atravesando en estos momentos. Su destino había comenzado a ser develado.

Quizás era demasiado para comprender ahora. Quizás necesitaría más tiempo. Aparentaba asentir a las palabras de su abuela mientras se paraba en sus cuatro patas y retrocedió para comenzar a caminar hacia la playa, a paso lento. Dejando atrás a la mujer, que lo observaba inmutable desde la puerta de la casa.

Se detuvo cuando las pequeñas olas golpearon con delicadeza sus patas. Sus verdes orbes, observaron por unos instantes el oscuro mar. Alzó el rostro hacia el cielo, cuando al parecer no encontraba las respuestas adecuadas en las infinitas aguas. La luna parecía sonreírle, ¿acaso era gracioso su descubrimiento, que hasta la luna se divertía a costa de él?, ¿es que no había sido suficiente el padecimiento de aquel tortuoso sueño, una tras otra vez?

Fire on Fire [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora