⪼Capítulo 25⪻

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Sacar la mano por la ventanilla, permitir que el sol le brindara calidez y el aire se escurriera entre los dedos, era una costumbre que su lobito le había transmitido, era esa la sencilla razón por la que siempre que tenían que viajar lo hacían en el Audi descapotable. A Harry le encantaba sentir el calor del sol en la piel y el auto ayudaba a que el viaje fuera más placentero para él.

Sonrió tiernamente al recordar la comodidad y la alegría del lobito por ese simple hecho, pero su alegría de pronto se vio opacada al recordar el episodio de ayer por la tarde, su mano se convirtió en un puño cuando las imágenes regresaron a su mente. Podría haber sido una tragedia, y no podía minimizar lo sucedido, no podía volver a pasar. Nunca más. Prefería no volver a besar su piel, si corría el riesgo nuevamente de lastimarlo.

Lo han hecho durante meses, pero Louis bien sabía que el que con fuego jugaba, se quemaba al fin de cuentas, y él estuvo a punto de quemarse y terminar con todo lo que había esperado durante tantos años, en cuestión de un minuto. Fue una imprudencia que no volverá a cometer jamás. No quería convertirse en un monstruo, otra vez.

֎֎֎

—¡Papá!

Gritó Liam al atravesar la puerta de la casa, colgando la llave en el porta llaves junto a la puerta, aquel que su hermano y él habían hecho de pequeños en un taller de arte en la escuela y que su padre se negaba a quitar de allí.

—¡En la cocina, cachorro!

Escuchó la voz de su padre cuando dejó sobre el sillón su morral de estudio. Se dirigió con rapidez hacia él, contemplando su espalda al atravesar el arco de la cocina.

—Hola papá —saludó camino a la nevera por un jugo de naranja.

Jay se volteó hacia el de ojos miel antes de responder.

—Buen día, hijo. ¿De dónde vienes? Saliste temprano esta mañana.

—Uhm —murmuró con el vaso en la boca, bebiendo del jugo—. Fui a desayunar a Icarus con un amigo y me ayudó a estudiar un poco.

—¿Con un amigo? Liam, ten cuidado.

El cachorro rodó los ojos. —Papá, es Javed ¿recuerdas que te hablé sobre él?

—Si... Lo recuerdo, cachorro. Pero debes tener cuidado, no lo conoces y es un visitante, puede ser cualquiera y aprovecharse de ti.

—Papá, eres tan extremista —rodó los ojos otra vez—, es un buen chico, lo conozco hace unos meses, todo está bien, relájate.

Ahora, es el turno del padre de rodar sus ojos.

—Si, Liam. Me relajo —dijo sarcásticamente observando la belleza y la inocencia de su hijo—. Tu cabello ha crecido bastante, cachorro. —Cambió de tema.

—Uhm, si. —Bebió otro sorbo de jugo—. Me gusta así, no creo que me lo corte en un tiempo. —Observó la hora en el reloj de pared de la cocina detrás de su padre, las once y cincuenta—. ¿Qué harás ahora, papá? ¿Me acompañas a buscar unos apuntes al centro? No recordé retirarlos antes de venir a casa.

—Me gustaría, pero ahora no puedo, cachorro —respondió poniéndose de pie, tomando el último sorbo de su café—. Tengo una reunión con los líderes.

—¿Reunión con los líderes? —preguntó mientras lavaba el vaso en el fregadero—. Pensé que no había reunión hasta el sábado.

—Algo de improvisto que surgió esta mañana, nada importante. Toma —sacó del bolsillo del pantalón las llaves de la camioneta y las dejó sobre el mármol de la mesada, junto al fregadero—, llévate la camioneta.

Fire on Fire [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora