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19 de Febrero

Di un par de vueltas por la cama, apretando los ojos al notar la luz del día, y escondí la cabeza rápidamente bajo la sábana. Mi mano palpó el colchón a mi alrededor con pereza y tardé unos segundos en darme cuenta de que no había nadie a mi lado. Me levanté de golpe, con los ojos entre cerrados y le eché un vistazo a la habitación, estaba yo sola. Apreciaba que Chanhee y Changmin me hubiesen dejado dormir un poco más, pero estaba segura de que era la última en despertarme de toda la casa y no quería pasar esa vergüenza. Fui al baño para echarme agua en la cara y peinarme un poco y así quitarme la cara de zombi que tenía recién despierta, y luego fui directa al comedor, donde estaban Changmin y Chanhee hablando.

—Por fin te despiertas, bella durmiente —se burló Chanhee—. ¿Es que estabas esperando un beso de tu príncipe azul?

Sonreí falsamente, mientras me acercaba a Chanhee. Era obvio que nos había visto a Changmin y a mí durmiendo juntos... es decir, más juntos de lo normal, y estaba aprovechando para fastidiarme.

—Si no querías que durmiese tanto, haberme despertado antes —respondí revolviendo su pelo, ya que sabía que le molestaba—. En todo caso, la culpa es vuestra.

—¿Tienes hambre, Eunbi? Han sobrado bastantes tortitas —me preguntó Changmin, levantándose y yendo a la cocina sin darme tiempo a responder.

—¿Tortitas? —miré a Chanhee, interrogante—. ¿Cuándo habéis hecho tortitas?

—Ha sido mi padre, se ha levantado muy contento y ha hecho un montón de tortitas —contestó, encogiéndose de hombros—, pero la verdad es que están muy ricas.

Estaba impresionada por lo amable y generoso que era el señor Choi, no había conocido a nadie así en mi corta vida, por lo general los adultos solían ser mucho más secos e individualistas. De hecho, el señor Choi me recordaba mucho a Luda, ambos eran tan alegres... como si su mundo siempre estuviese iluminado por el sol. Changmin volvió a la cocina con un plato de tortitas puestas una encima de otra, en una torre tambaleante, y con varios botes de sirope bajo el brazo. Debajo del plato de las tortitas salió otro plato, el cual puso frente a mí, junto con el desayuno.

—No estaba seguro de que sirope ibas a querer, así que he traído todos —Changmin me miró con una sonrisa tímida, mientras parpadeaba perpleja.

—Eh... Vaya, gracias Changmin.

—No hay de qué. Además, el desayuno es la comida más importante del día —me dijo Changmin—, quiero que tengas energía.

—¿Es que acaso la vas a hacer correr una maratón? —le cuestionó Chanhee, arqueando la ceja—. Eunbi no necesita comer tanto, si luego no lo va a gastar.

—¿Me estás llamando vaga? —miré a Chanhee, ligeramente ofendida, mientras pasaba las tortitas que me iba a comer a mi plato.

—Sí, eso es justo lo que estoy diciendo.

Agarré uno de los botes de sirope y lo estrujé sobre mis tortitas, haciendo un garabato de color chocolate, mientras repetía entre dientes lo que había dicho Chanhee.

—¿Qué vamos a hacer con lo que hablamos ayer? —le pregunté a Chanhee antes de cortar un pedazo de las tortitas y comérmelo.

—Bueno... todavía no ha salido de su habitación, así que tendremos que esperar un poco —me respondió con cautela—. No os preocupéis, cuando nuestro plan esté en marcha lo sabréis.

Asentí levemente con la cabeza y seguí desayunando aquellas tortitas, que estaban deliciosas con el sirope de chocolate. El padre de Chanhee no solo era una persona increíble, también era un gran cocinero. Por la puerta del salón apareció Kijoon y nos dedicó una mirada indiferente mientras se dirigía a la cocina, perdí el apetito de golpe. Miré a Chanhee, que nos hizo un gesto con la cabeza, era el momento. Me levanté de la mesa recogiendo los platos y algunos siropes, aunque como no podía con todo, Changmin me ayudó a llevar las cosas a la cocina. Kijoon parecía estar ojeando el frigorífico en busca de algo que desayunar, pero chasqueó la lengua, molesto.

Febrero {Q/Ji Changmin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora