Febrero {Q/Ji Changmin}

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23 de Febrero

Terminé de arreglarme y recogí mis cosas, había quedado para hablar con Juyeon y estaba un poco nerviosa, pero debía hacerlo. Era mejor que aclarase las cosas con él, antes de que todo se volviese más confuso, no quería que hubiese problemas entre los dos. Juyeon se había convertido en alguien importante para mí en muy poco tiempo y no quería perder su amistad. Antes de salir por la puerta de casa sentí como tiraban ligeramente de mí y al girarme, vi a Changmin, que por como entreabría la boca, parecía estar vacilando entre sí decirme algo o no.

—Esto... ¿Changmin, pasa algo?

—Eh, no. No exactamente —respondió, pero todavía notaba duda en su voz.

—Entonces me voy, Juyeon me está esperando abajo.

—Espero que te lo pases bien con él.

—Gracias... pero ahora en serio, ¿qué te pasa? —le pregunté, cruzándome de brazos.

—Supongo que no quiero que te vayas —me dijo—. Ya sé que sólo vais a hablar y me parece bien, pero... no sé. Da igual, olvídalo.

—¿Estás celoso, Changmin?

—No, en absoluto —Changmin sacudió las manos—. De verdad, da igual, no he dicho nada. Diviértete.

—Está bien, si tú lo dices... —respondí y dejé un beso en la mejilla de Changmin—. Nos vemos luego, Changmin.

—Sí... —Changmin sonrió levemente—. ¿Sabes qué? En realidad, no creo que pueda dejarte ir tan rápido.

Antes de que pudiese darme la vuelta, Changmin me agarró de la cintura y me atrajo hacia él, besando mis labios con intensidad. Aquello me pilló por sorpresa, porque Changmin solía ser muy dulce cuando me besaba. Me había robado unos cuantos besos el día anterior, pero ninguno había sido tan... apasionado.
Apreté su camiseta con mis manos y le empujé ligeramente mientras recobraba el aliento.

—Changmin, lo siento, tengo que irme —le dije, mientras me mordía el labio inferior—. No quiero seguir haciendo esperar a Juyeon.

Changmin chasqueó la lengua.

—Lo sé. Perdón, soy un idiota —dijo, dando un último beso a mis labios—. Pásatelo bien.

—Lo haré.

Salí de casa con una sonrisa boba en el rostro, pero no podía evitarlo. Estaba feliz, muy feliz. Juyeon estaba esperándome frente a mi edificio, caminando de lado a lado, con las manos metidas en los bolsillos del pantalón.

—¡Juyeon! —le llamé, agitando mi mano.

Juyeon giró la cabeza y sonrió.

—Hola Eunbi, me alegro de verte de nuevo —me dijo Juyeon—. ¿Qué tal te lo has pasado en Jeonju?

—Muy bien, Jeonju es una ciudad fantástica. Es una pena que no pudiésemos estar más tiempo, los lugares que visitamos eran muy bonitos.

—Me alegra oír eso. ¿Y cómo están Changmin y Chanhee?

—Bien, ellos están bien —respondí—. ¿Y tú como has estado?

—Un poco aburrido, no te voy a mentir. Luda y Bona se fueron de viaje a Busan y Haknyeon se ha ido a ver a su familia en Jeju —suspiró Juyeon—. Así que me he quedado aquí, con Hyunjae.

—Pero Hyunjae es muy divertido —dije, confundida.

—Sí... durante un rato, pero a veces se pasa de cansino —Juyeon se encogió de hombros—. Pero bueno, basta de cháchara. Hay un sitio al que quiero llevarte.