Residencia Matsuno 1.3

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Ahí estaba él, llegando al hospital montado en la moto de su novio. Mitsuya fue el que se subió a la ambulancia, y ellos la siguieron de cerca, queriendo estar atentos a cualquier noticia.

Llegaron al edificio y buscaron un sitio en donde aparcar la moto. Al encontrarlo aparcaron el vehículo y entraron corriendo por donde entraron los chicos de la ambulancia con Mitsuya.

Tuvieron que esperar hasta que pudieron ver al chico, durmiendo en una cama del hospital dentro de una sala. Al lado estaba su novio, el "perfecto y perfeccionista Mitsuya".

Pero ahora mismo el "perfecto y perfeccionista Mitsuya" no era él mismo. Estaba sentado en una silla con la cabeza agachada y Chifuyu podría jurar que estaba llorando. Seguro se sentiría culpable, porque al entrar ambos a la habitación no pudo resistirse y venirse abajo.

—Mitsuya-san, tranquilícese por favor— le rogó el rubio.

—Todo ha sido mi culpa Baji, si tan sólo no hubiera aparecido en su piso nada habría pasado.

—No digas eso Takashi. Ven, vamos a dar una vuelta y refrescas la mente, tu pichoncito no despertará hasta dentro de unas horas—. Terminó la conversación Baji, agarrando em brazo del pelivioleta y obligándolo a salir y hacer lo que él dijo.

—Yo me quedaré aquí, Mistuya-san. Puedes estar tranquilo— Matsuno intentó esbozar una sonrisa, pero resultaba imposible viendo la cara de Taka-chan. Su rostro sólo podía mostrar arrepentimiento.

Los dos se fueron, y Chifuyu estaba seguro de que no era sólo para tomar el aire. Seguramente hablarían sobre Taiju y lo que hicieron Draken y Mikey para castigarlo.

Observó silenciosamente la sala, analizándola detalle por detalle. En una esquina estaba la televisión apagada, encima de una pequeña mesa decorada con un mantel cosido a mano. También había varios cuadros de paisajes diversos, todos con marcos blancos, haciendo juego con las paredes del mismo color. A la vera de la cama había una mesa, para poner todas las cosas de valor como anillos o gafas.

Estuvo un rato mirando su teléfono, esperando a que su novio y el amigo de su novio volvieran.
No supo en que momento el aburrimiento fue tal que empezó a tararear una canción infantil.

—La cucaracha, la cucaracha no puede caminar...— cantó mientras revisaba las redes sociales.

—Porque le falta, porque no tiene, las dos patitas de atrás—. Terminó la canción otra voz, conocida para él. Asustado levantó la mirada hacia la cama, viendo al Shiba despierto y riéndose un poco de su cara.

—¡H-hakkai! ¡Estás despierto!

—Creo que sí, si no es así puede que hable en sueños.

—¡Voy a avisar a Mitsuya-san! ¡No te muevas!

—No creo que pudiera aunque quisiese.

Chifuyu salió de la habitación, dejando a Hakkai solo. Corría por los pasillos del hospital hasta ver a una muchacha yendo a la dirección contraria a la suya. Hubiera podido ignorarla si no fuera porque Mitsuya, Baji y Mikey estaban detrás de ella.

—Chifuyu, ¿ha pasado algo?— Preguntó el menor en estatura.

—¡Hakkai se ha despertado!

—¿Dónde está?— Preguntó esta vez la chica, tomando la delantera.

—Todo recto a la izquierda, seguidme.

Caminaron hasta la habitación, y al entrar la chica abrazó a Hakkai. Chifuyu no tenía ni la más remota idea de quién era, ¿por qué le abrazaba?

—Mistuya-san, ¿no le da celos?— Susurró al pelivioleta que estaba al lado suyo. Se extrañó al verle reírse en toda su cara.

—Chifuyu, es su hermana. Y su hermana es lesbiana, no le gustan los hombres.

En ese preciso instante quería que le tragara la tierra, hasta quedar en el núcleo donde hay lava a más de 1.000 grados de temperatura, y así poder fundirse rápidamente junto con ese recuerdo vergonzoso. Esperaba que arriba en el cielo Dios no le dejara recordar semejantes estupideces y le permita jugar con la mula y el buey mientras se fuma el incienso y se perfuma con la mirra que le trajeron los reyes magos a Jesús.

Después de aquel vergonzoso momento Mitsuya se quedó hablando y pidiendo perdón a Hakkai. También Draken estaba al lado, con Mikey medio dormido sentado en su regazo, buscando comodidad. Yuzuha también estaba a la par del medio muerto y el novio, acariciando la mano de su hermano y aguantando las ganas de llorar. Se fue hacia Mikey, dejando a la pareja un momento de "intimidad".

—Mikey, ¿no?— él asintió— yo, bueno, tu hermana, ¿está soltera o...?

—Estamos en una momento delicado— respondió Draken— pero tranquila, lo hablaremos los tres- es decir, los cuatro, y si decidimos tomarnos un tiempo y romper puedes ligártela y cambiarla de acera, quiero lo mejor para ella aunque no sea conmigo.

—Es que eres un bisexual muy apetitoso, Kenchin— dijo Mikey, frotando su cabeza con el pecho, sacando de sus casillas al otro.

—...Entiendo, gracias Draken.

Por último Baji estaba a su derecha, parado observándolo cuidadosamente mientras tenía las manos en los bolsillos de los pantalones. Le miraba de pies a cabeza, sin perderse ningún detalle, ni siquiera la marca de sus ropajes.

Se sintió muy nervioso, como si fuera la primera vez que lo había visto en toda su vida olvidando los meses de relación que tiene con Keisuke. Y por un microsegundo que pasaba justo antes de que tenían relaciones. ¡Ay Dios! Ya entendía esa maldita mirada posada sobre él, y el por qué de la mirada a su ropa.  ¡Baji Keisuke es un degenerado mental! ¿Cómo puede plantearse la idea de tener sexo en un puto hospital? ¡Eso sólo pasa en Anatomía de Grey!

Definitivamente los viernes de series por la tarde/noche se acabarían inmediatamente, porque al adolescente que tiene de novio, Anatomía de Grey le perturba la mente (que ya de por sí estaba un poco ida al diablo).

Hizo contacto visual con él, creando una tensión y conversación no verbal pero entendible para ambos. Estaban teniendo una gran discusión sobre si debían o no hacerlo en los baños del hospital, resumiendo. En términos de lógica ganaba Chifuyu, pero la fuerza visual e intensidad de la mirada de Baji le sobrepasaban, ¡mierda! ¿Acaso cediría?

¡Baji! ¿No crees que sería mejor esperar a llegar a mi piso?

Eso mismo dijiste antes y mira lo que pasó, primero Pitufina y luego esto. No se tú, pero las calenturas a mí no me duran 24 horas. Bueno, depende de si estoy contigo, pero no es el caso.

—¿Sabes qué-?

Chifuyu, Baji, si queréis podéis iros a casa. Yuzuha y yo cuidaremos de Hakkai mientras esté aquí, ya habéis hecho mucho por nosotros y debéis de estar cansados —. Dijo Mitsuya a la par, dejando que Baji moldeara una sonrisa victoriosa y llena de lujuria, poniendo aún más nervioso a Chifuyu y obligándoles a romper el contacto visual y salir de la habitación, no sin antes despedirse de todos los presentes.

—Entonces, ¿en tu casa o en la mía, Fuyu?

—En la mía mismamente, tu madre querrá dormir.

—Ok— respondió feliz Baji.— ¿Quieres hacerlo o no? Tu mirada no me convence al cien por cien.

—Sí Baji, pero no quería aquí, parecemos conejos en celo.

—Hablando de conejos, he encontrado unas diademas...


¡Hasta aquí el capítulo de hoy!

Perdón por no actualizar ayer, que era como lo tenía planeado, pero se me juntaron muchas cosas y el comienzo de la vuelta a clases es una de ellas.

Sin nada más que decir,
¡Adiós!💖

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