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👀momento +18 de la historia, lea con discreción👀

Renjun dejó a Haechan en la cama con mucho cuidado, aunque este no quiso soltar su agarre.

—No me iré, solo deja que me quite la sudadera... —si el pecado tuviera apariencia de humano, Renjun estaba seguro que luciría como su amigo debajo de él.

Cuando se quitó la sudadera volvió su atención a los deliciosos labios de Haechan. Acariciándole con mucho cuidado ese lindo rostro.

El moreno sujetó la mano de Renjun y la llevó hacia su trasero, de esa manera indicarle que siguiera con lo que estaba haciendo en el sofá.

—Lo siento, lo siento —rió divertido.

La ropa comenzaba a estorbarles, pero Renjun tenía miedo de ir demasiado rápido.

Haechan ni siquiera estaba en ese lugar, más bien se encontraba viajando por su imaginación, mientras las cálidas manos de Renjun le apretaban y acariciaban el trasero.

Gemidos y gruñidos era todo lo que se podía oír en la habitación y Haechan era el que los provocaba. Renjun seguía con sus manos en el trasero del moreno, pero este, se refregaba contra la erección del mayor.

— ¿Tan lejos quieres llegar? —la voz de Renjun sonaba agitada y rasposa, Haechan casi podía ponerla de alarma.

—Te dije que sí.

Renjun suspiró y subió sus manos hacia la remera de Haechan, subiéndola hasta los lindos pezones del moreno.

—Siempre pensé que esto luciría precioso, pero no creí que fueran tan deliciosos a la vista.

Su boca fue hacia el pezón izquierdo, lamiéndolo y mordiéndolo.

Haechan había leído muchas historias donde el protagonista hacía eso, pero no creía que fuera placentero, muchas veces lo había intentado, pero no le producía nada. Ahora, sin embargo, era un manojo de gemidos que pedían por más contacto.

La lengua de Renjun hizo maravillas y luego fue hacia el otro, repitiendo la acción.

—Mierda... —gimió Haechan mientras se encorvaba.

Renjun le quitó la remera y luego puso sus manos en los pantalones del menor, yendo directo al botón, quitándolo. Le bajo la cremallera y le bajó los pantalones, mientras acariciaba todo a su paso. La mano de Renjun estaba algo helada, provocándole escalofríos en las piernas.

—Linda ropa interior, aunque te verías mejor sin ella —rió Renjun.

Bajó hasta el elástico y con su boca fue bajándolos, sonriendo cuando un gemido escapó de los labios del moreno.

—Eso suena bien...

Con lentitud y casi mofándose del pobre chico, le quitó toda la ropa que llevaba.

Haechan ni siquiera se había duchado, pero su olor corporal era delicioso para la nariz de Renjun. Con su nariz fue subiendo hasta la erección del moreno, quien tenía los ojos cerrados y casi parecía que estaba rezando.

— ¿Qué estás pidiendo? No soy Dios, pero puedo dártelo.

El moreno abrió los ojos y miró a su amigo, esa imagen la guardaría toda su vida.

—Solo quiero una buena... ah...

Renjun no lo dejó terminar la oración, lamiendo la punta de su pene con lentitud.

Eso era todo lo que había pedido y lo estaba recibiendo con entusiasmo. Renjun hizo un gran trabajo llevándolo a la atmosfera, Haechan sentía que se vendría en cualquier momento, pero su querido amigo no continuó.

— ¿Qué haces? —gimió en desacuerdo.

—Quitarme la ropa.

Lentamente y sin quitarle la mirada de encima, se quitó la ropa faltante, la tez pálida de Renjun hacía contraste con la de Haechan.

—Dios.

—No, soy Renjun —sonrió divertido, yendo directo a los labios del moreno, mordiéndolos y besándolos lentamente.

Las manos de ambos inspeccionaron cada parte del cuerpo del otro, provocándose enormes olas de placer, el ambiente era claro.

— ¿Debería prepararme o quieres que te prepare? —preguntó Renjun en los labios de Haechan.

—Hazlo tú... no me veo en condiciones de moverme.

La respuesta no había sido demasiado clara, pero Renjun supuso que él sería el "activo" esta vez. Así que su mano derecha fue hacia la mesita de noche abriendo el primer cajón.

—Este lubricante es bastante bueno... —no quería dar demasiados detalles de como sabía aquello porque arruinaría todo, así que siguió besando a Haechan.

Se separaron para poder preparar las manos de Renjun y Haechan no apartó la mirada de esos lindos dedos, para los ojos de cualquiera esas manitas eran pequeñas, pero solo Haechan sabría todas las cosas que se podían hacer con ellas.

Un dedo se introdujo lentamente, robándole el aliento, se sentía incómodo y cuando llegó el segundo pudo sentir la urgencia de moverse alrededor de ellos. Renjun movió sus dedos de adentro hacia afuera lentamente, haciéndolo ver estrellas.

—Avísame si te duele, por favor —Haechan asintió mirando el techo sin dejar de gemir.

El tercer dedo entró y los ojos del moreno lo hicieron ver la oscuridad, luego se encontró así mismo gimiendo como un loco.

—Acabo de tocar el punto que provoca eso —sonrió Renjun, mirándolo contraerse gracias a sus movimientos.

Volvieron a besarse sin dejar de mover los dedos dentro de él y ya sentía como el orgasmo venía. Renjun se detuvo en un momento, volviéndolo loco nuevamente. Era la segunda vez que lo dejaba temblando por no dejar que su orgasmo saliera.

El mayor sonrió divertido y quitó los dedos, Haechan lo miró enfadado. —Lo siento...

Con cuidado puso lubricante por todo su pene, sonriendo por la mirada que el moreno le estaba dando.

Se posicionó cómodo arriba del moreno, sujetó su pene y con cuidado lo introdujo en Haechan, escuchando como el otro comenzaba a respirar entrecortadamente. —Avísame... Haechan —habló con dificultad, el interior de su amigo se sentía caliente y lo apretaba deliciosamente.

—Solo hazlo, muévete... hazme gemir como un loco sin remedio —puso sus manos en los delgados hombros de su amigo, intentando moverlo.

Las estocadas fueron lentas, pero con fuerza y eso no lo vio venir.

Su vientre sintió cosquillas y aunque intentó aguantar hasta que el otro se viniera no pudo evitar correrse gimiendo con fuerza. Su cabeza le daba vueltas y necesitaba urgentemente un poco de besos de Renjun. Lo sujetó del cabello y lo atrajo hacia sus labios, besándose de manera bruta y hambrienta.

—Ah —gimió Renjun sintiendo su aproximación—. Mierda...

Renjun y Haechan tuvieron un orgasmo compartido, abrazándose por la sensación que eso les dio a ambos. Haechan había sentido como sus piernas se debilitaban y apretó aun más a su amigo dentro, volviéndolo loco.

—Ah —gimieron ambos.

Dentro de la habitación solo se podía oír las respiraciones entrecortadas de ambos.

—Eres hermoso, Lee Donghyuck —Renjun le besó la frente con ternura.

—Te quiero, Huang.

—Te quiero, Lee.

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