La azabache abría sus ojos lentamente, veía como la luz del sol invadía el suelo de su cuarto. Se giró para ver a su pareja y abrazarlo un rato antes de levantarse, pero solo veía las sabanas arrugadas. Se levanto de la cama y al escuchar el sonido de la regadera, pensó que se había metido a bañar, todavía algo adormilada se dirigió al baño, abrió la puerta y pudo ver a su novio con una toalla negra cubriendo su cintura a las rodillas.
-Buenos días- dijo el albino al verla recargarse en la puerta.
-¿Qué haces despierto a esta hora?- pregunto un sonrisa mientras se acercaba a él, que estaba buscando algo en uno de los cajos del tocador del baño.
-No me dejabas dormir con tus ronquidos- comento con burla, ganándose un golpe de su pareja mientras sacaba una rasuradora eléctrica.
-No me había dado cuenta que ya estaba creciendo- con su mano acarició su mejilla y su barbilla para sentir como raspaban su piel los pequeños vellos faciales que estaban saliendo.
-¿Quieres sentirlo?- tomo su cintura y la acerco a su cuerpo, para restregar su mejilla con la de Kyoko.
-Satoru, detente- dijo entre risas tratando de separarlo. Después de unos segundos se separo todavía riéndose junto a la azabache-. ¿Puedo?
Agarro la rasuradora, Gojo entendió a lo que se refería y asintió, se sentó en el la tapa del inodoro, Kyoko se coloco entre sus piernas y tomo su mejilla con una mano mientras con la otra prendió la rasuradora para acercarlo a su piel, desasiéndose de los pequeños vellos de color blanco de su piel. El ojiazul pudo ver la concentración y con el cuido que lo hacia, sonrió y espero a que terminara.
-Listo- después de unos minutos apago la rasuradora y acaricio la piel suave con su mano, ya no se sentía rasposo.
-¿Mejor?- junto sus mejillas como hace un rato, los dos se rieron.
-Bastante- tomo con sus mano el rostro del albino y junto sus labios para darle un pequeño beso.
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