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Ryan extendió el brazo y me cogió la mano. Engullí el sollozo que me provocó.la amabilidad de su gesto.

—¿Lo sabía Aidan? ¿Cómo es eso? —preguntó.

Me mordí el labio y noté una lágrima que me abrasaba la piel de la mejilla. Pensar en aquello nunca resultaba fácil.

—Aidan me vio salir de la clínica. Después de clase iba a trabajar a la oficina de su tío, que estaba justo al lado. Yo estaba hecha polvo. Me parecía increíble haber hecho lo que acababa de hacer. Enseguida averiguó qué pasaba. Me ardían la garganta, el pecho y el corazón.

—¿Y qué hizo, Mack?

Recogí las piernas sobre el asiento y las enlacé con mis brazos, como si quisiera protegerme de la conversación con aquel gesto.

—Me chantajeó —le expliqué—. No fue nada serio, en realidad; sobre todo cosas como no entrometerme si él quería salir con Hannah pedirme que fuera a recogerlo en plena noche cuando necesitaba que alguien lo llevase a algún lado en coche, darle dinero, inventar referencias falsas para un trabajo que quería o conseguir que mis amigos y yo accediéramos a hacer excursiones a las que sabía perfectamente que no queríamos ir porque no nos gustaba su compañía.

—Hijo de puta —murmuró Ryan, apretando los dientes.

—Cada vez que intentaba convencer a Hannah de que Aidan era un idiota, me imaginaba su cara, aquella media sonrisa desdeñosa y su ceja arqueada, diciéndome que sabía una cosa que a mí no me gustaría nada que se supiera. —Respiré hondo—. Yo quería que Hannah se lo quitase de encima, pero no podía permitir que la gente se enterara de lo que había hecho. Me odio.por hacer lo que hice y odio todo lo que hice por mantenerlo en secreto.

—¿Por qué no se lo has contado aún a tus padres?

Parpadeé para evitar que se me escapasen más lágrimas.

—Porque estoy avergonzada y porque es de lo que más me arrepiento en mi vida. Estaba hecha un problema, Ryan. Salir con Jaden me dejó muy confusa y estuvo a punto de acabar conmigo. No tenía ni autoestima ni ningún respeto hacia mi propia persona. Él me engañaba constantemente y yo nunca corté la relación ni le conté nada a nadie de lo que me hacía. Mis padres se habrían llevado un desengaño si se hubiesen enterado de que había mantenido relaciones sexuales siendo tan joven y de que había sido tan irresponsable y había tenido un aborto. Haría cualquier cosa por retroceder en el tiempo y cambiar lo que sucedió.

Ryan volvió a apretarme la mano. Parecía estar como un pez fuera del agua, pero el hecho de que estuviera intentando consolarme y apoyarme era un mundo para mí.

—No te machaques, por favor. Eras muy joven, Mackenzie.

—¿Y? Era lo bastante mayor para mantener relaciones sexuales. Lo suficientemente mayor para afrontar las consecuencias. —Bueno, en realidad no lo era, pero tomé decisiones a pesar de saber, en el fondo, que debería haber tomado otras—. Solo me gustaría haberlo pensado un poco más antes de tomar una decisión tan rápida. Y ahora tengo que vivir con ello.

—Siento que tuvieses que pasar por eso sola.

—Mira el escándalo que monto con los secretos de todo el mundo cuando
el mío es tan...

Moví la cabeza en un gesto de impotencia y pegué la frente a las rodillas.

—Yo envié a un hombre al hospital.

Abrí mínimamente los ojos.

—¿Qué?

—Con dieciséis años me gustaban las peleas. De hecho, eran mi vida.

Échame la Culpa [R.G]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora