Capítulo 15

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Nuestra protagonista salió corriendo de la sala de baile para encontrarse con Yeji. Bajó rápidamente las escaleras y corrió por los pasillos, finalmente llegó al lugar en donde quedó de verse con Yeji y al ver que ella ya la estaba esperando sintió una agradable sensación en su pecho y una sonrisa se dibujó en su rostro. La pelirroja la miraba a lo lejos y le sonrió tiernamente, realmente le parecía una chica muy hermosa.

- Pensé que tardarías más en llegar - Yeji soltó una risita - supongo que el club de baile es muy atareado
- Si, es algo atareado - Ryujin le regresó la risa - perdón si tardé en llegar
- No te preocupes, no llevo mucho tiempo esperando - la pelirroja tomó de la mano a la rubia antes de abandonar el edificio escolar

Ambas chicas caminaban tomadas de la mano bajo el cielo que comenzaba a teñirse de un bello rojo atardecer. Ryujin se mostraba algo nerviosa mientras Yeji la miraba pensando que lucía bastante adorable.

- Y bien... ¿A dónde quieres llevarme?
- Es una sorpresa, pequeña princesa - Yeji dejó de tomar la mano de Ryujin para abrazarla por los hombros
- ¿Pequeña princesa?
- Eres más bajita que yo y tienes un rostro tan lindo como el de una princesa de cuentos - Yeji río - el apodo te queda muy bien - Bueno... Supongo que tienes razón

La pelirroja y la rubia continuaron caminando hasta que que llegaron a un local de alitas. Entraron ahí, hicieron su pedido y se sentaron en uno de los luagares que se encontraban disponibles.

La conversación entre ellas dos era bastante agradable, se llevaban bastante bien y había química entre las dos. Fué aún más divertido cuando Yeji decidió ordenar "alitas explosivas" y no pudo resistir el picante de la salsa de las alitas, haciendo que Ryujin riera a carcajadas.

Terminaron de comer, pagaron y salieron del local para dirijirse a casa de Ryujin (había regresado a casa junto a Lia tantas veces que ya había memorizado el camino de regreso a casa) mientras continuaban hablando sobre lo sucedido en aquel local.

- Fué realmente gracioso verte al no poder aguantar el picante de las alitas - Ryujin seguía riendo - en serio, no pude parar de reir
- Si, lo sé - Yeji también reía - todavía siento el sabor de esas malditas alitas
- Que bueno que no me atreví a probarlas, me hubiera pasado lo mismo
- Por algo sólo pedí una orden para mi, al menos pude evitar que también sintieras esa horrible sensación - ambas se detuvieron. Yeji tomó la mano de Ryujin y comenzó a aceecarse cada vez más a su rostro - me gustó pasar tiempo contigo - sus respiraciones comenzaban a chocar y la distancia entre ellas era cada vez más cortas. Ryujin estaba muy nerviosa, sus mejillas se tiñieron de un leve tono carmín y los latidos de su corazón se aceleraron. Yeji estuvo a punto de besar a la hermosa rubia pero antes de que pudiera hacerlo ella se detuvo y se alejó de Ryujin - l - lo siento... No era mi intención hacer eso...
- N - no te preocupes... No pasó nada - Ryujin no pudo evitar pensar en aquel beso con Lia, el que había sido su primer beso - B - bueno... ¿Nos vamos?
- S - si... Claro...

Yeji y Ryujin continuaron con su camino a casa de la rubia, en un silencio un tanto incómodo que ninguna de las dos se atrevió a romper. El corazón de Yeji latía como un loco, el tan sólo tener a la bellísima Ryujin a su lado hacía que sintiera las típicas "mariposas en el estómago".

Después de unos veinte minutos llegaron a casa de Ryujin, se despidieron y Yeji prometió llamarla después. Ryujin subió a su habitación, dejó su mochila en su escritorio y encendió una pequeña lámpara de mesa para hacer sus tareas. Trataba de enfocarse pero el recuerdo de ese casi beso con Yeji la mantuvo un tanto distraida.

Terminó con sus deberes y estuvo hablando por mensajes con Lia acerca de su cita con la pelirroja. No dijo mucho, sólo habló de lo sucedido en el local de alitas y de lo mucho que se había divertido, pero no le contó que casi se besaba con Yeji.

El día de la rubia terminó cuando ella se puso su pijama y se recostó en su cama para ir a dormir. Estuvo usando su teléfono celular durante unos minutos hasta que lo dejó en su mesa de noche para luego quedarse dormida esperando un nuevo día...






















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