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Esme miraba con detenimiento a los jóvenes que se encontraban con sus hijos, los examina de pies a cabeza la mujer veía el lazo de los gemelos con la joven cobriza, con una sonrisa se acercó a dejar un beso en la mejilla de cada uno, también camino a la cocina y saco unas galletas que parecían caseras los dos pelirrojos se abalanzaron sobre ellas y por consecuente dejaron a la joven sola en medio del pasillo.

- Neandertales- les dijo Rubí en voz alta.

-Son galletas Rubí- le dijo Fred.

-Y nunca se ignora a las galletas- le siguió su gemelo.

-Nunca- dijeron al mismo tiempo.

Esme dejo escapar una sonrisa, y camino para poder estar junto a la joven, ella se dedico a estudiarla, estaba más que claro que Carlisle se había quedado corto cuando le dio una descripción sobre ella, tenía su cabello por debajo de los hombros de un color cobrizo casi un naranja, pero con destellos en rojo, caía en unas ondas ligeras sobre sus hombros, su piel en tono oliva junto con sus ojos verdes y esa sonrisa que transmitía paz, le dejaba ver qué sería una buena compañera para su hermano, Carlisle estuvo tanto tiempo solo al igual que ella y por fin le ocurría algo bueno.

-¿Quieres ir a explorar la casa?- le pregunto Esme.

-No quiero incomodar- se sincero la joven.

-Algo me dice que te tendremos muy seguido por aquí- le dijo- Siéntete como en tu casa.

Y así la joven se sintió con libertad de explorar la casa, paso por un pasillo que tenía pinturas antiguas de esas renacentistas, también tenía floreros que se veían extremadamente caros, el piso estaba hecho de madera, había muchas habitaciones, también había escaleras unas más largas que otras, también las ventanas reinaban por el lugar, y una muy ligera capa de polvo se dejaba ver sobre el marco de las pinturas pero era de esas capas de polvo de que no habían sido limpiadas en uno o dos días, siguió caminando y observando todo, hasta que una pintura llamo su atención se podían ver tres figuras desde un balcón las cuales vestían ropas antiguas como las de los Reyes y en el fondo Carlisle se dejaba ver, la joven Rubí retrocedió un poco al reconocer a las figuras de ese cuadro, Los Vulturi, Aro la cabecilla de ese clan, después Marco el que aparentaba menos edad tal vez unos veintidós años pero con una mirada triste, también estaba otro señor Cayo un señor tan rubio que parecía que su cabello era blanco, tenía una mirada intimidante y por último estaba Carlisle, tan jovial como siempre, con su mirada serena, y con ese porte que me hacía sentir nerviosa.

-El clan Vulturi da miedo- dije para mí misma.

Pero el olor a pino la hizo ponerse tensa como la cuerda de un arco la cobriza giro su cabeza ligeramente y pudo ver a el doctor de pie junto a ella el también miraba el cuadro con un poco de incomodidad, ella lo veía como si fuera de lo más hermoso pero también trataba de disimular su interés.

-Se que dan miedo- comenzó a hablar con sus manos el doctor- Pero son muy refinados, tienen respeto por el arte, tal vez no lo tengan por la vida humana pero si por las leyes.

- ¿Ellos tienen leyes?

-No muchas, pero si hay una que es la más respetada- el rubio la miro- No revelar el secreto a los humanos.

The Sound Of Your Voice •{Carlisle Cullen}•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora