Las vacaciones estaban por terminar y Harry y los demás están por entrar de nueva cuenta a Hogwarts, los gemelos habían aceptado el dinero que Harry les daba por haber "ganado" el torneo de los tres magos para que ellos abrieran sortilegios Weasley, yo estaba estudiando con Hermione, y ya sabía mucho más sobre todo el tema del mundo Muggle, tambien me dedique ha hacer bromas con los gemelos el blanco de mis bromas era Percy y Alex, este último tenía su cabello de un rosa chicle y Percy había tenido una comezón intensa debido al polvo picapica que había puesto en su champú y jabón era tan divertido, Alex también había tenido un pequeño encuentro con un oso, no era un oso como tal era uno de los productos de los chicos y querían probarlo antes de ponerlo a la venta.
El día pasó con tranquilidad hasta que la noche llegó y mi insomnio apareció, me levanté de la cama y camine en dirección a la habitación de los gemelos, al llegar di dos golpes con mis nudillos y di otros tres golpes más suaves con la punta de mi dedo, el rostro de Fred se asomo por la puerta y me dejó pasar, George estaba despierto y haciendo una clase de anotaciones.
–¿No puedes dormir?– pregunto Fred.
–No
–Ven– con su mano tomo la mía y me llevo hasta su cama me recosté ahí y el me tapo con las cobijas y comenzó a dejar caricias en mi cabello.
–A veces pienso que yo soy un sujeta velas– nos reprochó George.
–¿Porque dices eso?
–Ustedes son muy unidos, y yo solo soy el gemelo más guapo que existe y eso es justo pero también soy su amigo.
–George ustedes son mi persona, mis almas gemelas, estábamos destinados a ser amigos y a encontrarnos.
–¿Que hay de Alex?– preguntaron ambos.
– El tambien es mi persona, es mi complemento y ustedes cuentan como uno y como uno no es ninguno y dos son la mitad de uno volvemos a empezar, son las personas más importantes en mi vida.
–Tu eres la persona más importante en nuestras vidas– dijeron los dos.
Después de unos cuantos minutos y más caricias en mi cabello por fin pude dormir a la mañana siguiente un pequeño cosquilleo en mi nariz me despertó y el rostro de George estaba frente a mi, tantos años de estar juntos me ayudó a poder diferenciarlos en segundos, le sonreí y es pocos minutos me tenía sobre su espalda mientras bajaba las escaleras para ir a la cocina, al llegar me dejó en mi silla y tomo asiento junto a mi, a mí otro lado estaba Fred, frente a mi estaba mi papá y justo a su izquierda estaba Alex el cual ya tenía su cabello de su color natural, cuando terminamos de desayunar ayude a Molly a recoger la mesa, tambien dejamos los trastes lavando, subí rápido por las escaleras y entre en mi habitación y por ende al baño para poder darme una ducha.
Cuando salí me vestí con un bonito vestido de color azul, peine mi cabello en una trenza y por fin salí de la habitación y camine por la casa para poder salir al patio, mi escoba estaba afuera y me gustaría poder volar un rato, cuando por fin estuve en el patio busque con la vista a mi saeta de fuego me subí con calma para después con un pequeño salto poder salir volando, me quedé varios minutos disfrutando de la vista y de todo lo que me rodeaba, mañana partimos de camino Seattle para dejar a Karev en su departamento y después llegar a Forks.
Hace unos cuantos días soñé con Cedric y también con unos hermosos ojos dorados, casi como si estuvieran hechos de oro líquido, eran sumamente encantadores, solo podía pensar en esos ojos y después pensé un poco en Cedric, tal vez el este mejor, en otra vida o volviendo a nacer, si es así me encantaría poder reencontrarnos, ser amigos otra vez, si yo pudiera volver a nacer me gustaría poder jugar con el otra vez, disfrutar de la música juntos, antes del accidente el y yo solíamos estar casi todo el tiempo juntos y escuchábamos música que mi mamá ponía en una radio.
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The Sound Of Your Voice •{Carlisle Cullen}•
RandomDejar su hogar tras la perdida de uno de sus mejores amigos no fue nada fácil, así como tampoco lo fue el adaptarse al perder el sentido del oído, no poder escuchar las risas que provocaba con sus bromas junto a sus dos mejores amigos, no escuchar l...