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El rubio podría jurar que sintió su corazón saltar, la joven no era de andar con rodeos, si ella quería decir algo lo decía de tajo pues según lo que le había comentado Edward es que ella jamás se quedaría con las ganas de decir algo, ella defendía lo que pensaba a capa y espada así que esa confesión era algo de esperarse pues ella ya había dejado en claro sus intenciones con el doctor.

Mira Rubí–el rubio comenzó a mover las manos– Aunque yo me muera de ganas por besarte y que tú me beses, estamos en el hospital y tenemos a tu padre a unos cuantos metros de nosotros.

Las mejillas de la cobriza tomaron un tono rojizo debido a la vergüenza de estar coqueteando con el apuesto doctor y teniendo a su padre a unos metros.

–De acuerdo tu ganas– dijo por lo bajo– Pero yo quiero un beso romántico, como en las películas o cuentos de hadas.

Asi será– dijo con una pequeña sonrisa, para después acariciar de forma sutil la mejilla de la joven– Eres hermosa Rubí, hablaré con tu padre para explicarle que fue lo que pasó.

Gracias Carlisle– dijo la joven mientras dejaba un beso en la mejilla del rubio.

El mayor comenzó a caminar para dirigirse a Rayan, el cual espera en la sala de espera como cualquier familiar, cuando diviso la cabellera negra de Rayan camino con su porte característico, cuando llegó frente a su colega comenzó a explicarle la situación, Rubí no tenía fracturas lo cual era lo importante, solo era una pequeña torcedura que en un par de semanas estaría bien.

La joven veía la interacción con paciencia su padre veía de mala manera al doctor pues ella estaba aferrada a su bata con una sola de sus mano con su única mano buena en realidad, estaba de cierta forma usando al rubio como un escudo entre su padre y ella, lo que llamo la atención de Rayan es el hecho de que ella veía al rubio como una especie de protección, era esa especie de comunicación no verbal donde el podía ver qué la confianza de su hija estaba completamente dirijida hacia el doctor.

Desde mi punto de vista Rayan– el rubio seguía explicando con sus manos– Fue en defensa propia.

Lo sé, no pienso decile nada al respecto ella es Inteligente y astuta, no hace las cosas sin pensarlo antes.

El rubio dejó caer sus manos a los costados, la cobriza por su parte busco de forma inmediata la mano del rubio el cual no dudo en dar un pequeño apretón para darle algo de confianza, acto que seguía sin pasar desapercibido por el azabache, el ya estaba resignado a que ese pálido vampiro desabrido era el compañero de vida de su hija y ella ya le había dado esa libertad de entrar en su vida, la forma en como lo veía y la forma en la que el la veía, lo noto cuando el rubio preguntaba cada mañana por como se encontraba ella, si se estaba adaptando a Forks, si ya tenía una mejor relación con Edward o  mejor dicho Cedric.

Me alegra que no sea nada grave– dijo mientras dejaba un beso en la cabeza de su hija– Carlisle me gustaría que fueras a la casa está noche, tengo cosas que hablar contigo.

–Claro Rayan,¿A qué hora quieres que vaya?

Después de mi turno

–De acuerdo.

–¿Podrías llevar a Rubí a casa por favor?

–Con gustó.

La más joven abrazo a su padre pues al fin había dado su brazo a torcer, con cuidado de no lastimarse lo abrazo con fuerza y en voz muy baja solo dijo gracias, ella sabía que el ya sabía que el era su persona destinada, el recordaba a la perfección la emoción de su hija cuando llegó de Hogwarts y le dijo que en clase de adivinación vio unos ojos dorados y muy probablemente encontraría al amor de su vida, que su alma gemela era Fred, pues eso ella lo sabía desde hace tiempo, desde que chocó con el en el tren, pero con el doctor todo había sido diferente, sus ojos brillaban de forma diferente.

The Sound Of Your Voice •{Carlisle Cullen}•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora