Karoma y George

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En otro lugar una pareja salía de San Mungo envueltos en una nube de felicidad, el medimago había encontrado a Karoma y a las gemelas en perfecto estado de salud, advirtiendo que probablemente nacieran antes de tiempo por el limitado espacio, indicando un tratamiento de pociones madurativas para estar preparados, pero solo eso. George era el más feliz, era la primera experiencia de consulta a la que había ido y al margen de todo se había dado cuenta que la marca en el vientre que veía en sus recuerdo no era de otra mujer, su esposa tenía esas manchas de nacimiento, eso le había quitado un peso de los hombros y le aliviaba todavía más no tener ningún vestigio de recuerdos de sexo con nadie más

-Escuchaste al medimago, mi cielo- dijo George envolviendo en sus brazos a su esposa- las atenciones para con su esposo son beneficiosas.-

-lo escuche amor- admitió la chica sonriendo, se moría de ganas de estar con su esposo- pero quizás debamos dejarlo para la noche.-

-¿Qué? ¿Por qué?- preguntó el pelirrojo con claro gesto de desilusión.-

-Por que Neferet llegó muy lastimada esta mañana y me gustaría ver como se encuentra ahora.-

-Estoy seguro de que tu hermana esta acompañada ahora mismo, amor- replicó George con tono divertido, ella lo miró con sus hermosos ojos cargados de dudas.-Dale un voto de confianza a Fred, mi amor- pidió el gemelo- él de verdad siente cosas por tu hermana.-

-¿Y la chica de anoche?

-Ana es una muy buena amiga que no se parece en nada a Angelina- respondió George tomando de los hombros a Karoma- por favor confía- ella lo miró durante unos segundos antes de suspirar.-

-No quiero que Neferet se vaya a Brasil- confesó Karoma sintiendo como los ojos se le llenaban de lágrimas.-

-Sospecho que ni tu hermana ni mi hermano quieren que eso pase- George la abrazó y ella se dejó querer- Ahora, negociemos- pidió el con una sonrisa pícara, ella lo miró levantando la ceja- vamos a nuestro departamento por unas horas y después volvemos al vivero.

-Volvemos para la hora del almuerzo- sentenció Karoma abrazándose a su esposo mientras llevaba las manos debajo de las capaz de ropa para acariciar la piel de la espalda del hombre

-Pero, pasas la noche conmigo- repuso él, le encantaba sentir las manos de ella sobre su piel.-

-Es una cita- concordó ella apretándose todavía más a él, George la abrazó y los desapareció. Ninguno de los dos notó siquiera que una mujer morena los observaba con odio desde una esquina del hospital.-

Karoma y George llegaron al departamento enzarzados en un beso apasionado, una vez que pisaron la sala del departamento, ambos empezaron a quitarse la ropa, dejando que cayeran en el piso, en el sofá o donde sea.-

-Te deseo, Karoma- confesó George con voz ronca, tomándola de las piernas para sentarla en una de las mesas de la sala.-

-Yo también- respondió ella con la respiración entrecortada- no me hagas esperar- pidió recostándose en la superficie lisa, el pelirrojo la miró y se quedó encantado, ella llevaba solo los jeans de maternidad y un sostén blanco.-

-Desde que salí del coma que tengo un recuerdo muy recurrente, ahora se que te recordaba a ti en una situación muy excitante.-

-¿Qué recordabas?- preguntó ella, estaba muy excitada, las manos de su esposo redirigieron a la cintura de sus jeans y los deslizaron con todo y ropa interior.

-A ti, mi amor- reconoció él acariciando la marca de nacimiento en el vientre de su esposa- disfrutando de mis caricias- él separó las piernas de su mujer y se inclinó para besar su centro, ella ajustó las manos en los bordes de la mesa mientras se mordía los labios, George se deleitó con el sexo depilado de su esposa, separando los pliegues para lamer gustoso el botón sensible que tanto le gustaba, ella suspiró entrecortadamente y él supo que iba por buen camino. Karoma arqueó la espalda y empezó a gemir sin restricciones. George chupó ávidamente su clítoris. Los gemidos de Karoma lo tenían al borde, ella se retorcía buscando su liberación, la erección de George también estaba al límite. El pelirrojo aumentó la presión, estimulando a su esposa con la punta de la lengua y chupándola con fuerza alternativamente, ella empezó a mover las caderas con desesperación, él se abrazó a las piernas de ella y aumentó la presión, llevándola a un orgasmo arrasador- necesito estar dentro de ti- confesó él bajándose los pantalones y liberando su erección.-

-Por favor- pidió ella rodeando las caderas de su esposo con las piernas, él la penetró de una sola estocada, los gemidos de ambos se escucharon en todo el departamento. George deslizó sus manos por el vientre abultado de su esposa para llegar hasta sus senos, el sostén era de broche frontal y lo desprendió con maestría y pellizcó los pezones de ella provocando una corriente eléctrica que recorrió el cuerpo de ella acompañando las caricias en los pechos con profundas penetraciones siguiendo su propio ritmo, arrancando en el proceso gemidos desesperados por parte de Karoma. George cerró los ojos sintiendo que estaba a punto de perder la batalla, su pene se movía gustoso en la cavidad apretada y caliente de su mujer, se sentía cada vez más cerca de derramarse en ella. La castaña arqueó la espalda y gritó un orgasmo arrasador y él se dejó ir con ella.

-Te extrañé tanto, amor- confesó él cuando al fin pudo volver a hablar.-

-También yo, me hiciste demasiada falta- admitió ella, George se inclinó sobre ella y la ayudó a ponerse derecha.-

-No volverá a pasar- prometió él apoyando la cara en la garganta de ella- estuve a punto de perderte, Karoma. Los papeles del divorcio seguían en mi escritorio y no puedo explicarte lo que me duele verlos.-

-Esos papeles ya no importan., amor- repuso la castaña mirando a su esposo a los ojos- ahora solo importamos los dos, bueno los cuatro.- Él la miró a los ojos y solo vio sinceridad, la besó antes de tomarla en brazos y llevarla a la cama, faltaban dos horas para el almuerzo y no lo iban a desperdiciar.-

Tu abandonoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora