La iniciación en las tradiciones

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Fred sonrió a la mañana siguiente al ver hacia el local de enfrente y notar que su preciosa novia caminaba por el salón de ventas del vivero, esa chica definitivamente se había convertido en un enorme desafío.-

-¿Qué te tiene tan divertido?-preguntó George mientras terminaba de cobrar una venta, aunque sabía la respuesta, prefería escucharla de boca de su gemelo pelirrojo.-

-Neferet- admitió Fred mirando a su hermano- pero en realidad no es que me divierta, es muy diferente a eso.-

-Te hace feliz- repuso George girándose a mirarlo- ¿No es extraño la primera vez que lo sientes? Karoma tiene ese efecto en mí, así que lo entiendo de primera mano y no estoy seguro de que voy a sentir cuando tenga a mis gemelas entre mis brazos.-

-Yo no estaba preparado para sentirme así- admitió Fred sonriendo- el amor era un asunto demasiado serio para mí, pero la conocí a ella y se metió bajo mi piel.-

-Es exacto lo que me pasó a mi- susurró George acariciándose la barbilla – Karoma se metió bajo mi piel, pero no me sentí invadido para nada, lo sentía correcto, como si al fin Merlín me hubiera completado- Fred miró a George y suspiró, ya había admitido tanto para ella como para él mismo que estaba perdido por la castaña, lo extraño en todo eso era que al decirlo en voz alta no se había sentido abatido, como siempre pensó que se sentiría, se había sentido libre y sorprendido de querer que ella sintiera lo mismo. Fred sonrió, Neferet Reese era la primera mujer que había pasado una noche absolutamente invicta a su lado y no por que él no la deseara, sino por que quería que ella fuera completamente suya al momento de hacerle el amor, no quería solo su cuerpo, por muy perfecto que se viera, quería que lo amara, quería que ella se entregara en cuerpo y corazón a su brazos. En el fondo sabía que sin importar nada, ese día su espíritu de casanova moriría, si es que no había muerto ya.- ¿En que te quedaste pensando?

-En que Neferet debería estar haciendo reposo- mintió convincentemente.- Y no trabajando en el vivero.-

-No puedes ir contra la corriente- dictaminó George sonriendo- Karoma trabajó después de pasar la noche en San Mungo.-

-Si, lo sé, pero...

-Quieres verla y asegurarte que este bien- completó George con una sonrisa cómplice, Fred negó con la cabeza.-

-No sería justo, de seguro también quieres ver a Karoma.-

-Mi esposa duerme entre mis brazos desde hace dos noches, gracias a Merlín- respondió George con una sonrisa radiante- así que estoy mejor que tú. – las miradas de los gemelos se encontraron- Ve- Fred hizo un gesto con la cabeza antes de salir de atrás del mostrador y dirigirse hacia la entrada, antes de decir quidditch ya se encontraba entrando al vivero.-

-Parece que estas en problemas, cuñada- canturreo Ginevra desde una esquina del local en el que se encontraba acomodando unos adornos en un árbol gigante.-

-¿Por que?- la voz de Karoma se escucho desde el sector de trabajo, junto con la divertida risita de Neferet.-

-Esta vez el regaño no va a ser para ti, sino para la nueva- repuso Ginny riendo, Neferet salio de detrás del árbol y caminó hacia Fred.-

-No vas a regañarme ¿Verdad amor?- preguntó ella en un susurro acortando la distancia entre ambos, él estiró un brazo y atrapó la cintura de ella, atrayéndola en un abrazo.-

-Vine para eso- admitió Fred mirando a los ojos de la chica- me habías prometido algo.-

-Y lo estoy cumpliendo- respondió ella mientras apoyaba las manos en los antebrazos de él- dije que me metería a la cama de inmediato y que no trabajaría.-

Tu abandonoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora