Temporada II. Capítulo III.

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Hima había llegado rápido, subió a su habitación y busco su ropa de entrenamiento, se cambió a una remera sin mangas, pantalones negros se colocó sus muñequeras, agarró su pergamino y bajo rapido, se colocó sus sandalias y salió. 

Hizo las posiciones de manos y varios clones iguales a ella aparecieron —Ya saben que hacer— les dijo y cada una empezó. 

Activo los sellos de sus muñecas y salió a correr, sus clones hacían control de chakra, ninjutsu, lanzamiento de shuriken y kunai y practicaban con el boo, para un mejor manejo de la hoz. 

Hima corría con cuarenta kilos en los brazos y piernas, había dado la vuelta a la Aldea por segunda vez, no demostraba signos de cansancio aumento la velocidad y siguió. 

Con Himawari de vuelta al servicio activo el equipo 3 vuelve más fuerte que nunca y con ansias de matar.

Lugar desconocido.

Se podían ver un grupo de cincuenta personas de diferentes alturas, todas cubiertas con capas, mientras caminaban por un lugar rocoso, el viento era muy fuerte, tanto así que tenían que caminar usando su chakra, si no se irían volando. 

Una pared de tierra se interpuso en su camino, uno de ellos camino más adelante e hizo unos sellos, la pared de frente suyo empezó descender lentamente. Cuando la pared bajó del todo se podía ver a mucha gente llevando, trayendo cajas y cajas repletas de armas, comida y grilletes. 

Los cincuenta ninjas de Iwagakure fueron llevados hacia un gran descampado, había algunos árboles a la redonda pero eran mínimos. 

Hicieron una rotonda y cada uno hizo sellos de manos, no tardó mucho para que de la tierra inmensos muros de tierra empezaran a crecer, paredes, columnas, un palco, asientos y cárceles. Los ninjas habían creado el Coliseo para los juegos. 

Cada uno tuvo que tomar un largo descanso, eso fue mucho chakra por un rato, los ninjas de Iwa se quedarían ahí para asegurarse de que nada salga mal, si no, lo pagarían con su vida. 

En Kirigakure 

El daño causado en los exámenes chunin había sido arreglado, los ninjas volvían a su actividad normal, Chojuro había ido hacia la academia, quería hablar con el director. 

Al llegar el director se sorprendió de verlo, no era muy común ver al Mizukage paseando por la Aldea. 

El le dijo que haría una inspección sorpresa, eso dejó sorprendido al hombre pero aún así asintió y volvió a hacer su trabajo. 

Chojuro caminaba tranquilamente por los pasillos hasta que se detuvo a ver la práctica de kenjutsu, con solo mirar supo que la postura estaba mal. 

Pasó por el patio de lanzamientos de armas y vio como algunos que estaban a punto de graduarse todavía no tenían una puntería aceptable. 

Ya no tenía ganas de seguir, tenía miedo de ver la práctica de taijutsu, genjutsu, ninjutsu y teoría, si las cosas iban así de mal tendría que reformar las políticas de la academia así como lo que se enseña, por un momento pensó que era un caso perdido, pero se dio cuenta que no es Mizukage por nada, fue elegido por el Daimyo y su gente, no los decepcionara. 

Apareció en un shunshin en su oficina y le pidió a la secretaria que le trajera todo lo referente a la academia. Leyó atentamente cada página, tendría que endurecer la enseñanza, los que estaban a punto de graduarse tendrían que quedarse un año más. Por un lado estaba enojado con el director por permitir esta blasfemia de enseñanza pero no debería culpar al cien al hombre, él tenía la culpa también por no estar al tanto de sus ninjas. Por kami ellos son la Aldea no podría dejar la Aldea así. 

Himawari Uzumaki-NamikazeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora