Temporada II. Capítulo VI.

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Se encontraban tras una reja con sellos especiales para evitar el uso de chakra, Hima miraba la puerta de esta con deseos de romperla en miles de pedazos. 

Pasos se escucharon, unos minutos después un hombre alto de cabellos negros con puntas verdes una barba candado, ojos tan negros como la noche y una cicatriz en forma de "x" en su barbilla. De su vestimenta no se podía decir mucho, llevaba una capa negra que cubría casi todo su cuerpo, lo único que se podía ver eran sus sandalias azules oscuras. 

Miro por la celda y sus ojos se posaron en la peliazul. 

—Tu niña— y señaló a Hima —¿Cuántos años tienes?—. 

—Vete a la mierda infeliz— respondió Hima. 

El hombre sonrió y se dio la vuelta para irse, no sin antes clavarle un senbon en la pierna de todos en la celda, los gritos de los chicos se hicieron presentes y su sonrisa se agrandó. 

—Ahgg~ hijo de puta— dijo Omukade, sacó el senbon de su pierna y lo tiró lejos. Hima y Tsuyuri hicieron lo mismo. 

—Esto tiene que ser obra de la rata traidora de Kankuro—. Dijo enojada Hima. 

—¿Kankuro?—. Preguntó Tsuyuri sin entender.  

—No tienes idea de lo que hizo, es la persona más repulsiva y nefasta que conocí en mi joven vida— dijo ella. 

—Y si hizo ese tipo de cosa, ¿por qué no se lo has dicho al Kazekage?— escudriñó Omukade. 

—¿Insinúas que estoy de lado suyo?— inquirió enojada. 

—Si hizo esas cosas ¿debería estar en la cárcel no? Entonces ¿por qué está como si nada?— volvió a preguntar. 

Hima harta de sus estúpidas especulaciones se levantó rápido y en un movimiento rápido lo agarró de sus ropas y lo puso contra la pared. 

—No sabes nada, es mejor que cierres la boca y te mantengas lejos de lo que no sabes—. Le dijo como amenaza.

Omukade no se quedaría con eso, quería respuestas y las obtendría a como dé lugar, golpeó a Hima en la cara y ella cayó al suelo, él la agarró del cuello así como hizo con él y la estrelló contra la pared, se deslizó tosiendo con dificultad. 

—¿Por qué mierda no le dices al Kazekage lo que sabes?— volvió a preguntar esta vez, su voz no sonaba perezosa, estaba enojado y mucho. 

—¡No puedo!. Mierda. ¡No puedo!. ¡¿Crees que me quedaría callada?, es mi Aldea la que está en medio de todo esto!—. Grito, no podía guardarse más todo, todo eso la estaba consumiendo por dentro. —Kankuro nos puso sellos especiales, no podemos decir nada de lo que vimos, moriríamos antes de siquiera decir una palabra—. 

Hima después de mucho tiempo lloró, llevaba mucho aguantando todo eso y sus lágrimas no paraban, odiaba sentirse así. Tsuyuri se acercó a consolarla. 

—¿Nos?— preguntó en voz alta. 

—Si, Koji y Mikoshi también lo tienen— dijo entre sollozos. 

Omukade cerró sus puños, se sentía frustrado, golpeó la pared con fuerza, se dio la vuelta y miró a Hima tirada en el suelo sollozando. 

Fue al otro lado de la celda y se sentó esperando lo que sea que les pase. 

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Frontera entre Suna y Ame.

Naruto sintió una pequeña comezón en su parte baja de la cabeza, algo pasó y sabía que no era bueno. 

Himawari Uzumaki-NamikazeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora