Temporada II. Capítulo X.

353 22 4
                                    

Sus instintos de supervivencia se pusieron a flor de piel, se agachó para esquivar una patada de uno de los tantos hombres que había en la arena. Inojin no iba a admitirlo a viva voz, pero tenía miedo, mucho miedo, nunca había peleado por su vida y de
repente tiene que hacerlo.

Esquivó una patada pero no el puñetazo que le dio en el estómago y cayó al suelo jadeando por aire. Sí no tuviera los grilletes puestos ya habría entrado a su mente y controlarlo para que se mate solo.

Su taijutsu no era el mejor, ahora se arrepentía de no haber escuchado a Mirai-sensei cuando le dijo que no confiara en sus dibujos.

El hombre lo pateó y lo mandó a estrellarse contra una pared, el golpe lo hizo escupir sangre, rápidamente pensó en que podía hacer, miró al hombre frente suyo y tenía un tanto en su cintura.

Tenía una sola oportunidad, vio el gran y grasoso cuerpo frente suyo, previamente lo había visto moverse, era lento al golpear pero sus golpes eran efectivos, se paró y corrió contra el hombre, estando cerca se tiró en un rápido pero torpe movimiento le
sacó el tanto y se levantó rápidamente.

Sonrió contento con su logro, la sonrisa no le duró mucho ya que la enorme masa de carne al cual le robó el tanto, venía corriendo y no se veía contento.

Forzó a su perezosa mente a elaborar un plan, mientras lo hacía esquivaba los golpes, quería usar su chakra pero los malditos grilletes no se lo permitían, esquivó torpemente a su atacante y se alejó dando un salto, debía observar bien para saber dónde atacar.

Aunque su miedo podía más que su lado racional.

Sintio como sus pies ya no tocaban el suelo, miro al responsable y era el compañero de equipo de la hermana de Boruto.

Se alejaron un poco de sus perseguidores y Omukade bajo al rubio, se giró y le dedicó una sonrisa burlona.

—¿Estas bien princesa?— dijo divertido.

Inojin se puso rojo del enojo y golpeó en el brazo al de cabellos bicolor, el emitió un quejido pero sonrio.

—No mueras princesa— dijo para después desaparecen de un salto. Inojin sonrió e hizo lo mismo.

Aparecio frente a su atacante y con la mente más despejada le lanzo en un duelo de kenjutsu.

Omukade por lado estaba huyendo de una loca desquiciada que quería empalarlo, los picos de tierra apareciena aleatoriamente y su respiración escaseaba, sus piernas no daban más. Maldecia a todos esos imbeciles por no dejarlos usar sus marionetas.

Esquivo por los pelos un pico de tierra, se recostó detrás ese pequeño muro y se forzó a pensar en un plan para deshacerse de la mujer y escapar de los brazos de la muerte.

Miro el piso y vio un arco y un poco más lejos un carcaj con unas pocas flechas dentro, no era excepcional en el tiro con arco pero unas pocas lecciones le bastaron para aprender sobre cómo agarrarlo y disparar sin sufrir mucho por ello.

Corrió justo cuando el pico recibió el impacto del puño y se rompió, agarró el arco y el carcaj, rápido colocó la flecha y con moderada precisión disparo, la flecha se clavó en el muslo de la mujer, un grito de dolor llegó a sus oídos, sus cansados ojos se abrieron un poco al ver su logro.

La mujer se levantó y comenzó a caminar rumbo a Omikade con sus ojos clavados en el, al menor un escalofrío recorrió su columna, nuevamente apuntó y disparó la flecha fue detenida por un muro de tierra que ella había hecho, sonrió y volvió a caminar con la mirada fija en el.

Omukade disparo dos flechas más de las cuales una dio en el hombro de la mujer la cual lo maldijo ya que la dejó sin poder utilizar el brazo.

En el carcaj quedaba una flecha, sintió un choque en su espalda, detrás suyo del rubio estaba en guardia con el tanto lleno de sangre al igual que su ropa y cara.

Himawari Uzumaki-NamikazeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora