Capítulo VIII

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Mis pies están fríos.

Mis manos también.

Mi nariz está llena de mocos.

Mi voz se siente gangosa.

Me duele la garganta.

Mis ojos se cierran solos.

Podría jurar que mi nariz esta roja y mi piel demasiado pálida.

Solo quiero dormir.

Señores y señoras, efectivamente, esta chica se enfermó.

¿Importa? No realmente.

—Weasley necesita descansar—dice Ryan...¿cantando? ¿de verdad? —Weasley necesita ir al médico.

—¿Puedes dejar- ¡Ashu! —no logro controlarlo y estornudo arriba de alguien.

—Moco, cuando te di ese apodo no era de forma literal—Dice el idiota de Lucas agarrándome de los hombros.

—Ahora no, Lucas.

Entrecierra los ojos y me mira detenidamente antes de hablar.

—Necesitas ir a dormir.

—Estoy bien—miento.

—Luky Luky tiene razón, debes ir a dormir—Dice Ryan metiéndose.

—Dije que no.

—Deja de ser terca, estas mal y lo sabes.

—Que no.

—Que sí.

—Que no.

—Que sí.

—Que no.

—Que sí.

—Bien, bien...pero, ¿cómo piensas que me iré?

—Dile a alguien que venga a buscarte.

—Papá no vendrá—digo amargamente.

—Entonces dile a tu madre.

—Ella llegaría mañana, no gracias.

—Entonces te llevaré yo.

—¿Y cómo piensas hacer eso? Tú igual eres estudiante, lerdo.

—Pues...—se acerca a mi oído y murmura—nos escaparemos—se aleja.

—No, no, no y no.

—¿Por qué no?

—En primer lugar, no quiero que me castiguen. En segundo lugar, llegué hace poco, no quiero dar una mala impresión. En tercer lugar, no sé cómo escaparme ni tenemos una distracción. En cuarto y último lugar, no me escaparía contigo.

Decir tantas cosas de una, hizo que mi garganta doliera.

—Tengo la solución a tus problemas, primero, no te pueden castigar si no te encuentran. Segundo, lo mismo que lo primero. Tercero, yo sí sé como escapar, y Ryan sería nuestra distracción. Cuarto, no era pregunta—termina con una sonrisa.

—De todas formas, ¿por qué tienes que venir conmigo? No pedí tu compañía.

—Con suerte puedes moverte, ¿cómo quieres llegar a casa así? Incluso, ¿cómo escaparías sola?

—Bueno...

Intento pensar, pero no se me ocurre nada.

—No sabes cómo—afirma con una sonrisa triunfante.

—Bien, nos escaparemos—me mira esperando algo más, yo sé que quiere que diga—juntos.

—Excelente, le diré a Ry Ry.

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