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Capítulo X

Leo las instrucciones y me la tomo.

Vuelvo a casa y decido hablar con mamá.

-Quiero cambiar de escuela.

-¿Y eso por qué?

-Solo quiero cambiar de escuela y ya.

-Ellie, no hay más escuelas aquí, es un pueblo pequeño.

Y se me ocurre.

-¿Puedo vivir con papá?

-¿Qué? Claro que no.

-Por favor.

-Hija, él vive en Nueva Zelanda, eso queda demasiado lejos.

-Lo sé-por eso lo hago.

-¿Y qué pasa con Abril?

-Ella me traicionó.

...

Era de noche, la noche más hermosa que puede existir.

¿Por qué? Preguntarán.

Porque está lloviendo, amo la lluvia. Es, extrañamente, reconfortante.

Recostada sobre mi cama veía como una luz blanca aparecía como si de un flash se tratara, rápido y luminoso.

La lluvia sobre el techo tenía un efecto relajador sobre mí.

O tal vez era otra cosa.

Olvidaba todo, mis pensamientos, preocupaciones, deberes, todo de todo simplemente desaparecía.

El viento golpeando los árboles de manera brusca era la mejor vista que tenía desde aquí, de un lado para otro, se iba y luego volvía.

Pero no era suficiente, por lo que decidí abrir la ventana y sentarme en el borde dejando que mis pies colgaran desde el segundo piso.

Si te impulsas hacia adelante tu cuerpo impactará con el suelo de una manera dolorosa.

¿Me matará?

No, no lo hará. Es muy bajo, pero te dañará, y mucho.

Sentí adrenalina. Mis manos picaban por hacerlo, sabía que no debía y decidí fijar mi atención en otra cosa.

El cielo se veía rojizo, era hermoso con las gotas de lluvia cayendo sin parar.

¿Por qué estoy hablando del cielo? No lo sé.

Necesito comprobar algo, ¿1+1?

Dos.

Ja.

De la nada siento un pequeño ruido a mis espaldas.

Hola Dios, soy yo de nuevo.

Mierda, ¿corro o no corro? Sí, corro.

¡Espera, idiota! Tus pies están colgando.

Cierto, cierto.

-¿Por qué siempre nos encontramos en estas situaciones?

-¿Los fantasmas hablan?

-¿Auch?

-¿Los fantasmas sienten dolor emocional?

-¿Estás bien? -pregunta Fantasmin a mis espaldas.

-Que lindo, el fantasma se preocupa por mí.

-No soy un fantasma.

Siento que el espíritu se va acercando.

-¿No? Yo te veo como uno.