Capítulo VI

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—Y por eso los perros son mejores que los gatos, los gatos tienen altas posibilidades de ser extraterrestres de los malos, los perros podrían ser de los buenos, ¿no crees?

—¿Qué?

Ryan llevaba hablando tonteras desde hace unos 15 minutos ¿qué le pasaba?

Literalmente mezcló todo lo que se le vino a la mente.

—Qué si crees que los gatos son extraterrestres malos y los perros buenos.

—No lo sé, puede ser qu-¿Qué te sucede? —dije antes de cuestionar mi inteligencia.

—Estoy algo así como muy ansioso.

Estábamos esperando a que llegara el profesor de no sé qué (realmente no me importaba), Ryan residía sentado a mi lado, ya no se podía cambiar, maldigo y amo el día que se sentó conmigo.

—¿A qué se debe?

Él estaba por contestar, pero vio detrás de mi cabeza y se paró bruscamente.

¿Qué pasa?

¿Quién mure?

¿Debemos correr?

—¡Luky, Luky, Luky, Luky! ¡Aquí estoy! Mírame, mírame.

Saltaba a mi lado chocando mi brazo.

¿Este chico de verdad tenía casi 18 años?

¿Quién es Luky?

Debo admitir que esto me dio un poco de vergüenza.

—¡Ry, Ry! Tanto tiempo—dice esa voz con emoción.

Esa maldita voz.

Esa jodida voz.

—¿Puedes irte? —esto se volvió un poco incómodo para mí.

No.

Me alejo de la orilla poniéndome frente a él.

¿Estás feliz ahora?

Claro, soy Lucas Hamilton ¿Y tú?

Que alguien me dispare, de preferencia en la cabeza o en el pecho.

Hola, ¿sí? Quisiera pedir una muerte rápida, me gustaría que fuera con un disparo en la cabeza o pecho, lo que sea más rápido, mmm ¿puede ser en estos momentos?

¿Es mucho pedir?

—Te quiero presentar a mí no amiga, Ellie.

Me doy la vuelta, quiero confirmar mis sospechas, y ahí está.

—¿Tú? —decimos al mismo tiempo.

Pagaría por ver mi cara de horror y sorpresa en estos momentos.

—¿Qué haces aquí?

—Te dije que había escuela, ¿acaso me escuchas? Wow, de verdad me querías ignorar—se lleva su mano derecha al pecho fingiendo dolor—me dañas Chica verde, en verdad lo haces. ¿No escuchaste nada sobre la escuela? Esto es serio, nunca pensé que serías así.

—Sí, pero no creí que aquí

—Ya somos dos.

—Y menos que fueras amigo de Chicle.

—¿Chicle?

—Chicle—afirmo y asiento.

—¿Se conocen? —pregunta Ryan.

Nos miramos.

—Algo así, iba caminando, como generalmente lo hago, y la vi en el p...—niego con la cabeza rápidamente—...camino a casa.

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