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Capítulo XI

Perdóname, Lucas.

Ese es el pensamiento que he tenido toda la mañana.

En este momento estaba sentada debajo de un árbol en el colegio, aunque tenía clases en estos momentos, decidí saltármelas, una clase más, una clase menos, qué más da, no quería, no podía. Simplemente ver sus caras me daba vergüenza, ¿Cómo podrían ser mis amigos? Ellos serían la rosa y yo sería las espinas, al tocar a las espinas te dañas, eso era yo, cuando intentaban acercarse se lastimaban.

Tiro mi cabeza hacia atrás cerrando los ojos, por los audífonos se reproducía Don't Cry For Me, una canción de Good Girls, un programa que veía Charlotte, porque sí, convivir con una niña con buenos gustos afecta.

Llevaba poco tiempo en la casa, sin embargo, ese fue el tiempo suficiente como para que la niña molesta me pegara sus gustos.

Charlotte, ¿Cuál fue el mal que yo hice para que me recomiendes estas canciones? Esa niña me quiere ver sufrir.

¿Confirmado? Confirmado.

Siento que una sombra de algo, más bien alguien, tapa el sol que me llegaba.

Quiero tener un momento a solas y no puedo, sorprendente.

Abro los ojos y veo a una chica observándome de manera seria, pero amigable, tiene ojos verdes, pelo color miel, un poco más oscuro tal vez, de estura media, delgada y tiene el pelo largo.

—Hola, ¿estás bien? —dice en tono neutro.

—Sí—Le contesto cortante.

—Bueno, no te veo bien—dice sentándose a mi lado—Soy Emilia, por cierto, te lo advierto, me dices Emy y te pego, dime solo Emilia, ¿y tú?

—Ellie, me llamo Ellie—digo intentando contener mi risa.

—Lindo nombre Ellie, ¿Por qué estás aquí y no en clases?

—Gracias. Te podría preguntar lo mismo, ¿por qué estas aquí conversando conmigo y no en clases?

—Soy nueva y me abrumó ver a tantas personas nuevas, no me gustan las personas que no conozco.

—Y aun así te acercaste a mí.

—Te ves como si necesitaras la compañía de alguien.

—Tal vez sí, tal vez no y solo quise saltarme las clases para no estar con tanta gente aburrida.

—Para que estés de la manera en la cual estas necesariamente pasaste por algo que te dejo así, ¿Te sucedió algo? Puedes decirme, no es como si se lo fuera a contar a alguna amiga por ahí, ni siquiera me agradan las personas.

Guardo silencio.

—O si quieres solo me siento a tu lado sin hablar, funciona a veces—Vuelve a hablar.

No hablo, solo la miro.

Emy se acomoda a mi lado y apoya la cabeza en el árbol de la misma forma en la cual lo había hecho yo.

Creo que no es tan terrible.

—¿Quieres escuchar? —Le digo dándole un audífono.

No dice nada, solo lo toma y lo coloca en su oreja.

No llores por mí.

Por favor, no lo hagas.

Incluso si es difícil, estoy bien.

—¿De quién es? —Me pregunta.

—¿Qué cosa?

—La canción, inteligente—Me dice de manera pesada, como si fuera algo obvio. Me agrada.