El calor llegó al pequeño pueblo una bonita mañana de Abril, la nieve había quedado atrás hace mucho tiempo y su lugar lo ocupaban ahora hierbajos y flores silvestres que pintaban los bordes de los caminos con alegres colores, el cielo era de un potente azul y no se distinguía una sola nube a lo lejos, aun así de vez en cuando una helada brisa recorría la localidad, refrescando a todos los ciudadanos y recordándoles el frío invierno que habían dejado atrás.
Lisa salió de casa algo tarde como siempre había tenido la costumbre y tomó un nuevo camino para encontrarse con su vecina y caminar juntas hacia el colegio, una nueva tradición desde la pelea con Miguel. Marta la estaba esperando pacientemente y al ver a Lisa corriendo hacia ella se le iluminaron los ojitos color canela y una sonrisa ocupó su rostro.
—¡Buenos días Lis!— dijo ella cuando su amiga estaba lo suficientemente cerca como para escucharla.
—¡Buenos días Marmar!.Lisa y Marta se habían unido mucho desde la pelea con Miguel, siempre habían estado en el mismo grupo de amigos pero nunca hablaron lo suficiente como para poder referirse la una a la otra como buenas amigas, a pesar de ello Marta la apoyo mucho después de ese evento y se aseguró de que estaba bien, lo cual causó que ahora ocupara un espacio muy amplio e importante en el corazón de Lisa.
—Oye ¿Llegamos tarde?— preguntó Lisa al rato de ponerse a caminar porque no veía a nadie a su alrededor.
—Quizá un poco, pero así es la vida, es casi verano ya a nadie le importa, además creo que la señorita García se ha rendido contigo.
Unas alegres carcajadas flotaron después de ese comentario, pero fueron rápidamente hundidas cuando las pequeñas vieron a lo lejos a Miguel.
Después de que su padre falleciera todo el mundo se acercó a él y trataron de hacerse su amigo, pero poco a poco ese sentimiento se había ido marchitando hasta que el niño se quedó completamente solo, nadie se atrevía a reírse de él después de su tragedia, pero Lisa había escuchado comentarios de cómo se veía ahora o su forma de actuar. Es cierto que desde hacía ya un tiempo su apariencia había decaído, llevaba el pelo demasiado largo y muchas veces sucio, su ropa o estaba rota y sucia o mal cosida, sus zapatos eran demasiado calientes para la primavera y estaban ya desgastados y había adelagazado mucho, hasta alcanzar un estado que a Lisa le parecía raquítico.
—Vamos— dijo Marta cuando le vió, prosiguiendo a agarrar a Lisa del brazo y caminar más rápido.
Lisa le miró pero el ni notó que estaba ahí, estaba concentrado observando el suelo y caminando de una forma constante y monótona. Marta guió a Lisa hasta el colegio y como habían andado deprisa consiguieron llegar a tiempo.
El timbre anunció el recreo y se oyó el galope de centenas de niños salir hacia al patio. Lisa salió con su grupo de amigas tranquilamente mientras conversaban, pero no se podía concentrar en la conversación. Era la primera vez en mucho tiempo que veía a Miguel, sabía que asistía al colegio, pero sus amigas se ocuparon de evitarle para, lo que ellas creían proteger a Lisa, y lo habían logrado, habían conseguido que a veces a ella se le olvidara su existencia algo que antes la hubiera parecido imposible.
Sus ojos le buscaron por todos los rincones del espacio pero se rindieron después de un rato pues no estaba allí, buscó entre los amigos que había hecho después de que su padre falleció pero el espacio central que antes ocupaba ahora había sido reemplazado por otra persona.
—Oye, voy al baño—Dijo Lisa.
—Ah espera, te acompañamos— contesto una de las niñas.
—No, no os preocupéis, ahora vuelvo.
Marta observó a Lisa con expresión de duda, pero sólo una sonrisa fue la respuesta.
Caminó por todo el edificio mirando dentro de las clases, hasta que por fin lo encontró, estaba copiando en la pizarra mientras la profesora le supervisaba. "No me saltaré el castigo después de clases" escribía una y otra vez, Lisa observo la mirada dura y casi de asco que tenía la profesora, y la mano de Miguel que ya temblaba. El timbre del retorno a clases interrumpió la tarea del niño.
—Bueno, como no te ha dado tiempo a acabar el castigo tendrás que venir después de clases, si te lo saltas duplicaré las veces que tienes que copiar, ¿entendido?— dijo la profesora con tono severo.
El pequeño solo se limitó a asentir con la cabeza y sentarse en su sitio esperando que el resto de sus compañeros volvieran.
*Hola!! Hacia mucho que no publicaba porque estaba fuera, pero ya he vuelto!!:) si os gusto el capítulo darle un voto, y como siempre estoy abierta a consejos para mejorar, espero que lo estéis disfrutando, gracias. Umi*
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Palabras sin pronunciar
Romance"Le vio a él, observándola como si no hubiera nada más en el mundo que mereciera ser visto, como si fuera arte que debía ser contemplada." Amantes unidos por el destino y separados por la vida, Lisa y Miguel darán todo lo que tienen el uno por el ot...