Capítulo 16: Marzo 18 1972

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Marzo 18 1972.
Querido diario,

El día despertó lluvioso y gris,como suele pasar cuando la primavera se acerca, la niebla tapaba todas las calles y escondites de la localidad, esa mañana el sonido de alguien golpeando la puerta nos despertó, golpes agresivos y constantes, que en una hora tan temprana de la mañana, en la que aun dormían muchos, creaban una consternación en el ambiente, mis padres reaccionaron primero, yo me levanté y acerqué a las escaleras, pero mi hermano me paró para que no bajara, pude contemplar a mi madre atando su bata, y a mi padre armándose con un paraguas para defenderse si era necesario.

Mi hermano Rubén sujetaba al infante en brazos, tratando de calmarle, pues lloraba vagamente, papá abrió la puerta, el frío y olor a rocío nos rodeó. Al otro lado se encontraba la madre de Miguel, con una expresión desencajada por la ira, y los nudillos ensangrentados por los golpes tan fuertes que había dado, sus ojos abiertos de forma errática se pasearon rápidamente por la habitación y nuestras caras, parándose en la de mi madre.

—¡Tu, bruja mal nacida entrometida! ¡Como te atreves!— le gritó a mamá.

Papá trato de cerrar la puerta, pero ella ya se había introducido en el hogar y poco a poco se iba aproximando a mamá.

—Nadie te pidió tu ayuda, nadie te dijo que debías hacer algo, ¿¡Por que te metes entonces!? Estábamos bien, el estaba bien y yo estoy bien, ¿¡Quien te crees!?—continuó gritando, sus palabras eran tan rápidas que muchas no se entendían bien, y gritaba tan fuerte que de vez en cuando se le rompía la voz.

—Oye, yo solo hice lo que creí mejor, ahora vete de aquí, o llamaré a la policía, lo que menos te conviene es tener algo en el historial policial.— dijo mamá calmada, pero yo pude ver cómo la temblaban las manos.

Papá trataba de mantener atrás a la madre de Miguel, pero está no tenía ningún miedo.

—¡Que más da! ¡Que me detengan! Me lo han quitado ¿sabes? Por tu culpa me han quitado a mi hijo, no le puedo ver hasta que analicen la situación y lo que es mejor, puede que no lo vuelva a ver nunca más y todo por tu culpa, ¿Como te sentirías tú si te desprendieran de tus pequeños?— Respondió entre lágrimas fuertemente.

—Señora, será mejor que se vaya ahora— Finalizó papá dándole un golpe con el paraguas y echándola fuera de la propiedad.

Cerró la puerta con cerrojo, mamá se dirigió a nosotros y nos abrazó, tenía lágrimas en los ojos y temblaba, pude oír como papá fue a comprobar que todas las ventanas y puertas estuvieran bien cerradas, y luego subió y unió al abrazo. Nos mandaron a la cama, para que durmiéramos aunque fuera un par de horas más. Pero yo no podía dormir, no paré de pensar y acabé yendo a la cocina para desayunar algo. Allí encontré a mis padres hablando, ellos no me vieron y mamá lloraba.

—Tiene razón, le han quitado a Miguel por mi culpa, tampoco sabemos con quien puede acabar, puede que sean mucho peores que ella—decía ella, papá la dijo algo pero no pude distinguir bien las palabras.

—Es su madre, solo está pasando por una mala época, si mi marido muriera y cuando trato de recomponerme me quitaran a mi hijo nunca podría superarlo— continuó mamá.

Papá la frotaba la espalda con su Palma tratando de consolarla. Mamá continuaba repitiendo entre lágrimas "si me quitaran a mis hijos, no podría superarlo".

—Escucha cariño, hemos hecho lo que es mejor para el niño, yo lo siento por ella, pero no sé estaba encargando bien de su hijo, y cuando tratamos de ayudarla, se lo tomó mal, no teníamos salida.— dijo papá.

Su conversación se vio interrumpida por el lechero, que dejó la leche fresca en la puerta como hacía todas las mañanas, luego decidí entrar en la cocina y mamá subió, para empezar a preparar al resto de los hermanos para las clases. Papá me vio de pie en la puerta de la cocina, y supuso que lo había oído todo. Me sentó en su regazo.

—Escucha Lisa, todo va ha cambiar con tu amigo, no sabemos que pasará o si se mudará, tu tienes que apoyarle cuando puedas, no pongas esos ojitos, yo te prometo que te informaré de todo lo que sepa, ¿de acuerdo?— dijo papá, me sentó en una silla y empezó a preparar el desayuno.

Preparó chocolate caliente para todos los hermanos, y lo sirvió con una nube dulce flotando en el.

Palabras sin pronunciar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora