Filofobia.

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Capítulo 31:

Jazmín.

Los días iban pasando y no conseguíamos encontrar el sitio donde se escondía mi querido padre. Eso me tenía en vela noche si y noche también. Al final decidí que Carla se viniera con nosotros y no dejarla sola.

Había noches y noches en las que el mundo se me venía encima. Ese tipo de noches solía irme a la cama de Marco. Follabamos y luego me abrazaba hasta que me quedaba dormida. Por otro lado estaba Giovanni, quien estaba raro conmigo o al menos no estaba igual de cariñoso que antes.

De vez en cuando lo pillaba embobado mirando a Carla y no sabía si eso me molestaba o me alegraba.

Esa noche era una de las que el mundo se me venía encima y me fui con Marco. Últimamente solo el podía distraerme y hacer que mis demonios no salieran a la luz.

Por la mañana, me puse un pantalón de chandal suyo y una camiseta suya mientras seguía el en la cama. Lo miré mientras me hacía la cola y me dedicó una mirada llega de lujuria.

-Me voy a correr- dije acercándome para darle un beso. Tiró de mi brazo dejándome encima de él y noté lo duro que estaba.

-Oh si, te vas a correr del gusto- susurró en mis labios.

-Tengo que irme, en serio. Sabes que me gusta irme una hora a correr antes de meterme en aquella casa en medio de la nada llena de hombres y droga.

-Hoy voy contigo- se incorporó.

Mierda.

-No- dije nerviosa. No solo salía a correr. Todas las mañanas iba al cementerio para estar un rato en la tumba de mi madre, pero eso no lo sabía nadie. Ni siquiera Carla.

-¿Por que?

-Por que me gusta ir sola.

-Busca una excusa mejor, esa no me vale.

-Me voy, no voy a seguir perdiendo el tiempo.

No deje que me contestara. Al salir del cuarto y cerrar la puerta, me encontré con Giovanni saliendo del suyo. Me miró, negó con la cabeza y luego bajo las escaleras.

Bajé las escaleras siguiéndolo hasta la cocina y me puse a su lado de pie mientras el se servía un cuenco de leche con cereales.

-¿Quieres algo Jazmín?- me molestó oír mi nombre completo y no "Jaz".

-¿A que va venido esa mirada cuando me has visto salir del cuarto de tu hermano?

Giovanni no contestó. Suspiró y se sentó en la mesa. Me quedé mirándolo cruzada de brazos esperando una respuesta.

-Estoy esperando.

-No tengo nada que decirte.

-¿Eso son celos?- me reí -por que te recuerdo que llevas días ignorándome y pasando más tiempo con Carla- ahora fue él, el que se rió- ¿Que te hace tanta gracia?

-Que creo que no soy el único que está celoso.

-Eso significa que admites que estás celoso- al darse cuenta de su tremenda cagada, desvío la vista a su cuenco y empezó a comer.

-Eso significa que me tienes hasta los cojones- se levantó de la mesa.

-¿Perdón?- arqueé una ceja.

-Vienes a echarme en cara que paso más tiempo con Carla cuando tú no paras de follarte a mi hermano. ¿De verdad crees que puedes venir a reprocharme algo?- se acercó a mi- no quieres estar conmigo pero tampoco quieres que esté con nadie. Seamos sinceros, Jazmín. Si tuvieras que elegir, no me elegirías a mi- dio unos pasos más hacia mi hasta quedar a centímetros de mi- eres una puta niñata egoísta y solo piensas en ti.

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