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El fin de semana había llegado rápidamente en un abrir y cerrar de ojos, y los hijos de Eun-ji lo sabían perfectamente

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El fin de semana había llegado rápidamente en un abrir y cerrar de ojos, y los hijos de Eun-ji lo sabían perfectamente.

Chae-won corría detrás de su madre preguntándole un sin fin de cosas que la niña buscaba y no encontraba. Dong-sun por su parte, iba desde su habitación hasta la ventana de enfrente aguardando la llegada de su padre.

Como cada fin de semana, los chicos se quedaban a dormir en la casa de Nam y este los llevaba a comer o a parques de diversiones, la mayoría de las veces.

—¡Mami!, ¿y mis crayolas? —preguntó Chae, siguiendo entre saltos de cerca a su madre.

—¿Ya revisaste el anaquel del pasillo? —preguntó recogiendo prendas que sus hijos habían esparcido por toda la casa y depositándolas en una cesta.

Chae-won se detuvo abruptamente y corrió hacia donde su madre le indicaba y al visualizar la caja de sus crayolas en una de las repisas que más lejos le quedaban, trepó por esta, tirando de la caja pero al mismo tiempo, dejando caer estrepitosamente un jarro de vidrio con flores y muchos papeles.

Ji-hyo tomó a su hermana en brazos y entre grandes zancadas, la sacó de allí para evitar que pisara los cristales rotos.

La bocina sonó y los chicos besaron la mejilla de su madre antes de marcharse. Eun-ji suspiró, al fin podría tener una tarde de paz.

Se agachó en el suelo para recoger los cristales más grandes y tomó las flores para arrojarlas a la basura, al regresar al lugar para terminar de limpiar, se encontró con su hija mayor.

—¿Ji-hyo, no ibas con tus hermanos? —preguntó extrañada.

Ella se encogió de hombros y miró el suelo, mientras barría los últimos trozos de vidrio—Prefiero quedarme, Tae-hee se mudó con papá... —mencionó.

—Tae-hee no debería interferir entre la relación que mantienes con tu padre... —dijo Eun, apretando suavemente el hombro de su hija.

Ji-hyo suspiró—Lo sé, mamá... —murmuró—... pero, ¿por qué dejaste que ella se interpusiera entre papá y tú? —preguntó confundida.

La mujer arrugó la nariz y con los dedos de su mano derecha rascó el área detrás de sus orejas—Tae-hee no tiene nada que ver, fue una decisión que tu padre tomó —dijo dando por finalizado el tema.

Eun-ji mordió el interior se sus mejillas al notar la tristeza en la mirada de su hija, aún no sabía que había ocurrido entre ella y Tae-hee, y ahora debía sumar el hecho de que ella anhelaba ver a sus padres unidos una vez más.

Para Ji-hyo fue difícil aceptar la separación de sus padres, pues ella había experimentado los mejores años con ambos juntos, dónde podía sentir un amor tan poderoso que realmente la envolvía y ahora, ahora solo tenía retazos de lo que fue aquella familia completa, porque a pesar de tenerlos a ambos, el no ver a su padre por las mañanas al despertar o el no verlo arroparla, no era lo mismo, sentía su ausencia y la distancia de él provocaba que sintiera que su familia estaba incompleta.

𝐅𝐀𝐌𝐈𝐋𝐈𝐀 𝐈𝐃𝐄𝐀𝐋 | 𝐊𝐍𝐉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora