9

1.6K 184 68
                                    

Nam-joon suspiró una vez más metiendo sus manos dentro de los bolsillos de su carísimo pantalón de vestir azul marino y miró a través de la ventana de su despacho, tenía una amplia vista del jardín, en el cual habían por lo menos cinco personas po...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nam-joon suspiró una vez más metiendo sus manos dentro de los bolsillos de su carísimo pantalón de vestir azul marino y miró a través de la ventana de su despacho, tenía una amplia vista del jardín, en el cual habían por lo menos cinco personas podando algunas plantas y regando otras, también sembrando nuevas flores y limpiando la piscina.

Escuchó un breve golpe en la puerta y luego un par de tacones golpeando el suelo, generando un eco en medio del silencio de la habitación.

Babe, deberías salir de este encierro —mencionó ella, llegando a su lado y abrazándolo por detrás.

Nam suspiró de nuevo, no podía sacarse de la cabeza al hombre que lo había ignorado con tanto descaro. Giró un poco su cuerpo y observó de lado a Tae-hee, en su nariz había una férula muy necesaria para recuperarse de su fractura nasal del golpe que le había proporcionado Eun-ji. Él reprimió una sonrisa ante el recuerdo de aquella noche.

Eun-ji siempre había sido impulsiva y desde el momento en el que se convirtió en madre, si se trataba de defender a sus hijos, aquella actitud característica de ella que siempre la metía en líos de joven, había aumentado. Nadie le tocaba un solo cabello a sus hijos sin salir ileso.

—Acabo de llegar, llevé a los niños a la casa de Eun-ji —respondió, su vista se concentró nuevamente en el paisaje a través de la ventana.

Tae-hee gruñó—Esa perra arruinó mi perfecta nariz, ¡mira como me dejó! —chilló haciendo pucheros y llevando sus manos a su rostro.

Su pareja se giró nuevamente para mirarla y tomó asiento detrás de su escritorio—No debiste meterte con Ji-hyo, lo sabes —dijo y luego le dirigió una mirada seria—. No entiendo que pasó y no te he preguntado para no insistirte, pero te recuerdo que también son mis hijos y no toleraré que les hagas algo, ¿estamos?

La mujer se acercó sigilosa sacudiendo sus largas pestañas como las alas de una mariposa y se sentó sobre las piernas de él mirándolo dulcemente con sus ojos azules, Nam-joon posó una de sus manos en su espalda baja y la otra sobre las rodillas de ella, quién de inmediato entrelazó sus manos detrás de la cabeza de él.

Hizo un puchero de nuevo y lo miró triste—Babe, no olvidaré lo que hiciste... —murmuró—... me dejaste sola, te fuiste con ella cuando yo estaba herida.

—Pero estás bien, ¿o no? —contempló el rostro se su pareja, tenía a penas un poco morado debajo de sus ojos por el fuerte golpe recibido. Ella lo miró indignada—. No lo repetiré de nuevo, Tae-hee. Deja de meterte con mis hijos y estarás bien.

Tae-hee se cruzó de brazos y se levantó de inmediato, rodeando el escritorio—¡Siempre es lo mismo contigo, solo la defiendes a ella! —exclamó y comenzó a caminar de un lado a otro—. ¡Eun-ji, esto!, ¡Eun-ji, aquello!, ¡ya basta de esa mujer! —golpeó el escritorio y lo apuntó con su dedo índice—. ¿A caso aún tienes sentimientos por ella? —preguntó, hechando fuego por los ojos.

𝐅𝐀𝐌𝐈𝐋𝐈𝐀 𝐈𝐃𝐄𝐀𝐋 | 𝐊𝐍𝐉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora