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El timbre sonó con insistencia mientras del otro lado de la puerta una de las empleadas corría para atender a los llamados

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El timbre sonó con insistencia mientras del otro lado de la puerta una de las empleadas corría para atender a los llamados. Al abrir, se topó con la delgada silueta de la señora Kim.

Inclinó su cuerpo haciendo una reverencia y se hizo a un lado para dejarla pasar, después de todo, era su casa también sin importar cuantas veces el señor Kim había dicho que no abriera la puerta. Ella sabía que no era verdad, que en realidad el señor Kim esperaba a que su esposa regresara pronto y porque no, también su hijo.

—¿Dónde está mi esposo, querida? —preguntó amablemente, mientras miraba hacia los lados.

—¿Te dignaste a regresar? —preguntó él, mientras permanecía de pie al inicio de las escaleras.

La señora Kim se encogió de hombros y caminó hacia el barandal, luciendo con elegancia un vestido color azul de mangas ¾; apoyándose sobre este con ambas manos y mirándolo directamente, batió sus pestañas como alas de mariposas y sonrió suavemente.

—¿Me extrañaste? —preguntó en un tono de niña pequeña, pero él negó con su cabeza fingiendo indiferencia mientras bajaba las escaleras con elegancia—. Eres tan malo... —murmuró bajo, sin ser oída por él—... vine por mi auto, lo necesito.

—¿Por qué o qué? —preguntó él, sin entender.

Ahora se trataba del señor Kim persiguiendo a su esposa como un niño pequeño que iba protestando por un dulce, detrás de sus padres.

La señora Kim mordió la punta de su lengua reteniendo una sonrisa, quería fingir seriedad lo más que pudiera. Quizás haría enfadar a su caprichoso esposo, pero poco le importaba.

—¿Qué quieres?, ¿eh? —se giró para enfrentarlo, su rostro quedando cerca de él—. Necesito el auto para pasar por mis nietos al colegio, ¿qué esperas?, ¿qué me los traiga a todos en bicicleta?

El señor Kim permaneció en silencio y la miró algo sorprendido. No esperaba escuchar aquello, es decir, ¿tan rápido la había perdonado su hijo?. Inmediatamente comenzó a llenarse de dudas, si él se decidía por hablar con Nam-joon, ¿lo perdonaría tambien?

Suspiró abatido, el orgullo le pasaba tanto que no quería ser el primero en entablar una conversación con el otro.

La señora Kim notó el cambio repentino en su esposo, había duda en su firme semblante e incluso un poco de miedo y remordimiento; hurgó en su cartera en busca de su celular, en el cual quería mostrarle todas las fotos y vídeos que había capturado.

Aprovechando que estaba algo distraído, le entregó su celular con la galería abierta. En ella aparecieron varias fotos de los niños jugando en el parque al que habían ido luego de pasear durante gran parte del día, también habían otras de los chicos disfrazados, cuando habían ido de compras y todos querían probarse ropa de colores y formas divertidas.

El señor Kim esbozó una pequeña sonrisa que más bien parecía una mueca, estaba tratando de reprimirla para no revelar la felicidad que sentía. Sus nietos eran preciosos y estaban tan grandes que no podía creer lo rápido que habían pasado los años.

𝐅𝐀𝐌𝐈𝐋𝐈𝐀 𝐈𝐃𝐄𝐀𝐋 | 𝐊𝐍𝐉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora