Capítulo 20 (parte 1)

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Mitsuya no suelta la mano de Hakkai en ningún momento, ni siquiera durante la mañana, cuando no era necesario, pero ahora es diferente, se aferra a él con el aire escapándose con facilidad, esperando no soltarlo mientras un mareo lo golpea sin aviso, lográndolo hacer tambalear. Su vista nublosa no ayudaba al asunto.

Cierra los ojos cuando ya no puede correr más, deslizando su mano entre los dedos del menor, aflojando el agarre mientras todo se aleja hasta que por fin, el tacto se desvanece con una caricia. Tal vez sea la última.

—¡Mitsuya!— Lo escucha gritar, puede verlo darse la vuelta para regresar por él, pero niega rindiéndose. —¡Mitsuya!

—Vete— Murmura sin fuerza, casi dejándose caer al suelo tratando de recuperar algo de aire. —Déjame aquí.

—¡Mitsuya!— Hakkai vuelve a gritarle. Sin embargo su vista se tambalea, incapaz de enfocarlo. —¡Deja de ser tan dramático, no hemos corrido tanto!

—¡Ya! ¡no tenemos por qué correr! ¡Literalmente tenemos todo el día para estar aquí!

—¡Yo quiero ir a la montaña rusa! ¡Hay una fila enorme!

—¡Y no va a avanzar por más que corras!

Mitsuya hace una mueca, acomodándose el alborotado cabello y exhalando con fuerza. Ellos llevaban más de diez minutos corriendo de un lado a otro a diferentes atracciones, solo deteniéndose una vez para tomar agua. Mitsuya comenzaba a pensar en todas esas personas que decían que 10 minutos no era mucho tiempo para correr ¡porque si lo eran! ¡Y más a la velocidad en la que iban ellos!

Hakkai lo despertó temprano ese día, le dijo que se vistiera y lo arrastró sin su consentimiento a la celebración del día eterno. Después de eso se la pasaron dando vueltas por toda la plaza central, como un par de niños maravillados, tomándolo como su primera vez.

Ellos ni siquiera se detuvieron para desayunar o comer. ¡Mitsuya solo había tomado agua! Y la excusa de Hakkai podría sonar coherente, ya que él quería que no tuvieran nada en el estomago para expulsarlo después. Mitsuya estaba a punto de expulsar a Hakkai.

—Taka-chan...— Su amigo le llamó, cruzándose de brazos cuando por fin él había conseguido sentarse y descansar. —¡Aun tenemos a lugares a donde ir!

—¡Hakkai! ¡Estoy cansado! ¡has estado de un lado a otro todo el día!

Hakkai suspira, sentándose a un lado para cruzarse de brazos, casi haciendo evidente su molestia. Mitsuya decide ignorarlo y calmar su agitado corazón.

—Tenemos que ir al hospital...— murmura el menor. —él está solo ahora... yo no debería estar aquí. — Mitsuya siente su pecho ahuecarse, con el aire escapándosele de nuevo entre los labios mientras su rostro no consigue ocultar el montón de emociones que esas palabras causaban. —Soy egoísta.

—No, solo algo tonto...

Mitsuya decide no decir más, pero muestra una sonrisa cuando Hakkai lo mira, intentando confortarlo con cariño acariciando su espalda. ¿Cómo actuar ante esa situación? Takashi nunca fue especialmente bueno para tratar con personas tristes o en malas situaciones, por alguna razón siempre encontraba las intensas ganas de llorar emergiendo.

—Él debería estar aquí, divirtiéndose junto con mamá... nosotros tres.

—Hakkai...

—¿Sabes lo estúpido que fui? Fui un idiota egoísta, es por eso que ella no está y mi hermano sufre.— Hakkai suspira con fuerza, ocultando el rostro entre sus brazos. —Ese día le dije que quería probar Vino... yo pensé que ella se negaría, pero ella salió a buscarlo... y no volvió.

Oscuro [Bajifuyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora