Capítulo 9

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Mikey tiembla con fuerza, pero permanece incapaz de moverse por su propia cuenta, como si se encontrara atascado en ese estado. La espesa oscuridad no lo dejaba ver mucho, pero ambos ojos anaranjados emitían una pequeña luz con la que podía ver los pómulos de los Oscuros.

Escuchó su respiración en medio del silencio, se asustó de inmediato, ni siquiera dándose paso para darse cuenta que era él mismo quien emitía aquel vago sonido. Ninguno de los dos oscuros frente a él se movía y no pudo decidir si eso le aterraba más o lo calmaba un poco.

Estar entre ellos dos hacia que el congelado viento no llegara hasta él, se mantenía cálido, así que sus temblores y piel erizada se debían solo al intenso terror que estaba sufriendo.

Uno de los oscuros parpadeó haciendo que Mikey se escudara con sus brazos por impulso, aun sabiendo lo inútil que eso era ante ellos. Casi gritó cuando uno de sus brazos fue tomado, sintiendo lo áspera de la piel ajena, casi como una roca. Con los ojos cerrados y el corazón latiendo con fuerza se atrevió a lanzar una fuerte patada, en la dirección que fuera, casi como un repentino reflejo.

Dio el golpe tan fuerte como sus piernas le permitieron, escuchando el quejido agudo del oscuro. No tuvo tiempo para ver sus reacciones, él solo trató de huir cayendo en el suelo en el proceso, dándole más molestias a su lastimado tobillo.

—Oh, hombre, creo que rompió tu nariz.— Escuchó a sus espaldas pero decidió que prefería vivir. Colocó fuerza en sus piernas y se impulsó hacia adelante, sosteniéndose con sus brazos para emprender carrera. —¡Oye! ¡Rompiste su nariz! ¿no puedes volverlo a hacer?

—Cállate, mi nariz no está rota.

Escuchó la risa de uno de ellos, pero no le importó. Con los ojos cerrados se mantuvo corriendo sin saber a dónde ir, la oscuridad era densa, fría, y le provocaba un pánico terrible colocar un pie detrás del otro sin saber que se encontraría. Su corazón latía con tanta fuerza que casi podía escucharlo, imaginándolo como golpeteos de un tambor.

—Igual, no creo que le hubiera agradado a Sanzu.

—¿estas bromeando? Él definitivamente va a amarlo.

XX

—No se tu nombre.— Murmura Baji mezclándose cada vez con ese olor tan característico. Se hunde en el oscuro, dejándose caer en el oscuro cabello y la blanca piel de su nuca.

—No tienes por qué saberlo.

De los labios de Baji quiere salir un "quizás" como respuesta, pero sus cuerdas vocales parecen haberse apagado y de su boca solo sale un jadeo cansado, inundado por el montón de sensaciones, abrumando a Baji hasta erizar cada parte de su piel. No sabe cual es la razón, pero encuentra en el Oscuro algo parecido a una droga.

Ni siquiera estaba consiente de donde se encontraban, sus ojos no conseguían abrirse, a pesar de que sus parpados temblaban y uno de ellos le pulsaban con molestias. Aspiró hondo, sin recordar el efecto que tenía el aroma del Oscuro, así que, gracias a su desatino, cayó completamente perdido.

—Mi nombre es Baji— Susurra aun perdido en ese limbo de sensaciones, ignorando ahora el frio viento que llega a su piel.

—No me importa.

—En realidad... es Baji Keisuke.

Él ya no estaba coherente de lo que decía, las palabras solo salían como si tuvieran la necesidad de huir, podría decirle al oscuro cualquier cosa y no darse cuenta de lo que realmente salía de sus labios. Se encuentra desnudo ante el oscuro, incapaz de pensar con claridad.

Oscuro [Bajifuyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora