Capítulo 1

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- ¡Te juro que este es el momento más crítico de mi vida! – grite con todas mis fuerzas tratando de sacar toda la ira retenida en mi cuerpo.

-Tienes que calmarte, ya encontraremos una manera – me consoló mi mejor amiga mientras me alcanzaba una taza de café – Tienes una semana para arreglar las cosas.

-Señorita sabelotodo dime ¿cómo consigo 3000 € en una puta semana? – me exaspere y tome el cigarrillo que tenía entre los dedos para darle una fuerte calada. El humo lleno mis pulmones y suspire sintiendo la vieja sensación.

-Dijiste que lo ibas a dejar – soltó preocupada.

-Todos decimos muchas cosas o como explicas que supuestamente yo tendría dos años de beca y se resumieron en uno – alce las cejas enojada - ¡Malditos mentirosos! – exclame furiosa.

Hace un año comencé la carrera de Medicina, me esforcé grandemente para tomar una beca y de repente, me avisan que tengo que renunciar a la beca por suspender una de las materias que ellos señalaron como importante, por lo tanto, si no consigo el dinero para matricularme la semana entrante estaré fuera de la universidad, pero lo que más me enoja es que no suspendí la materia, tome una baja nota y eso fue suficiente para despojarme de mi carrera.

-Con mi trabajo de medio tiempo no me alcanza sin mencionar que no tengo a quien recurrir – apague lo que quedaba del cigarro en el cenicero de la ventana.

-No seas terca, yo puedo prestarte el dinero y luego me lo devolverás – me abrazo por la espalda a modo de consuelo.

Aunque quisiera tomar su dinero soy incapaz, lleva exactamente dos años ahorrando ese dinero para poder viajar a ver a sus padres y de repente tiene que soltarlo todo por mí, es imposible que pueda aceptarlo.

-No – conteste calmada y me gire para abrazarla de vuelta – Ana, eres la mejor amiga del mundo y sé que lo haces porque me amas, pero ya llevas tres años sin verlos, es demasiado tiempo, ya es hora de les hagas la visita, además si pierdo un año no es problema también puedo comenzar el siguiente. Tomare este año para trabajar arduamente y así poder reinscribirme luego.

-Las dos sabemos que si te alejas no volverás, las calles están muy malas y tendrías que buscar un alquiler fuera, eso supondría una pérdida de dinero, tendrías que comprar comida, más dinero, pagar las facturas, más dinero, transporte, más dinero – gritaba como loca mientras caminaba a la puerta para abrirle a Raúl, nuestro amigo que fue a comprar un licor y así ayudarme a digerir esta noticia.

- ¡Wao aún no hay lagrimas! – entro gritando con fingido llanto.

-Vete a la mierda – le levante el dedo del medio y comencé a buscar la cajetilla de cigarrillos por la pequeña sala de nuestro cuarto de la residencia universitaria.

Ana tenía razón, salir de la residencia me llevaría a gastar más de lo que podría ganar si es que conseguía un trabajo estable, sumando todo lo que tendría que invertir sin contar el alquiler era cierto que no podría reincorporarme a la escuela nuevamente.

- ¡Necesito un golpe de suerte! – exclame tomando un cigarro y lanzándome al sofá, mis amigos me miraron preocupados.

-Hable con el señor Pérez – hablo bajo Raúl.

-No le digas señor Pérez, es tu padre, aunque sea el rector de la universidad – Ana lo regaño mientras se tiraba a mi lado y me pasaba la botella.

- Como sea – movió la mano restándole importancia – No puede hacer nada, pero me informo que todos los estudiantes que tienen la beca con esa compañía están teniendo problemas, incluso piensa que la compañía entro en bancarrota.

- ¿Qué? – grite aún más furiosa – Esos estúpidos van a acabar con la vida de muchos estudiantes.

- Por eso la universidad no puede hacerse cargo de tu caso, pues si lo hacen tendrían que hacerlo con el resto de los estudiantes que están en la misma situación.

-Gracias Raúl, lo entiendo perfectamente, no es culpa de la universidad sino de esos imbéciles.

- ¿Qué haremos? – pregunto Ana pensativa.

- No lo sé.

Mi mente estaba hecha un caos, pero siempre he salido a delante sin importar que. Desde que mis padres dejaron a su hija en un orfanato la obligaron a hacerse una mujer fuerte y decidida. Jure que sería doctora y que podría salvar a muchos niños en las calles, esos que mueren día a día por no tener un solo peso para comprar medicamentos o asistir a una consulta. Yo creare mi propia clínica pediátrica pública y ayudaré a todos esos que son como una vez fui.

-Y si buscamos a tus verdaderos padres – murmuro Ana aun sabiendo que no lo haría jamás.

-Mis verdaderos padres son los señores López y ellos murieron hace dos años – tome otro trago pasándole la botella a mi amigo – Solo estoy yo y es suficiente.

Los señores López me recogieron de las calles con 16 años, me llevaron al hospital y curaron mi cuerpo de una infección por estafilococos que me podría quitar la vida, me dieron alimentos, me calzaron y enviaron a una escuela pública para recibir los conocimientos que necesitaba. Justo cuando cumplí la mayoría de edad en el orfanato ellos simplemente me echaron a las calles, si no hubiese sido por esos dos ancianos que me tomaron como su hija, quizás, hoy no estaría vida.

-Entonces vende tu jodida virginidad, es lo único que tienes – se mofo mi amigo ganándose una patada por parte de Ana.

-Eres tonto ¿verdad? – contrataco la rubia, pero en mi mente se encendió un pequeño bombillo.

- ¿Eso se puede hacer? – pregunte y ambos me miraron atónitos como si fuera una broma de mi parte, pero no estaba sonriendo en lo absoluto.

- Si se puede hacer, pero déjame preguntarte algo primero – hizo una pausa dramática para luego gritar como loco - ¿Es que acaso te volviste loca de remate?

- Laura, estás loca, dime que es una jodida broma – Ana se sentó rápidamente.

-No es una broma en absoluto, puedo ganar dinero fácil y pagar mi carrera por completo sin miedo a tener que pensar en un próximo semestre sin pagar o una expulsión.

- Casi todos los hombres que están en eso son unos jodidos viejos verdes, que toman pastillas para lograr una erección o simplemente son unos psicópatas, o quien sabe que loco está pidiendo algo así, no lo permitiré – Ana prohibió y yo sonreí.

- ¿Cómo comienzo la subasta? – mire a Raúl ignorando olímpicamente la cara de mi amiga.

- Hay una página ...- la rubia lo interrumpió con un grito.

-No se te ocurra decirle – lo amenazo lanzándole una mirada asesina de las que solo ella sabia hacer.

-Ana – ella me miro y en sus ojos pude ver la preocupación – Ya estoy mayorcita para tomar mis propias decisiones, además el himen⃰⃰⃰⃰ no me sirve para nada más que dolor, soy una adulta y se lo que hago -–mire a Raúl mientras tomaba la mano de mi mejor amiga que sollozaba en silencio - ¿Qué tengo que hacer? 



Adiós Virginidad !!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora