Capítulo 9

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Después de la deliciosa jornada caminamos a la ducha y nos lavamos entre tonteos de su parte y sonrojos de la mía. Era divertido verlo comportarse como un niño juguetón.

-Te compré algo más cómodo para que puedas usar – comento mientras me daba una bolsa de compras de Louis Vuitton – Iremos a comer con mis amigos – soltó mientras caminaba rumbo al baño y yo pude ocultar a tiempo la gran sonrisa que alumbraba en mi rostro. Comer con sus amigos era algo que no esperaba y me encantaba que pudiéramos interactuar fuera del cuarto.

Me vestí con la ropa que eligió para mí y me sorprendió nuevamente su buen gusto, un simple vestido gris, ajustado al cuerpo, pero lo suficientemente largo como para tapar mis rodillas. Me sentía jodidamente hermosa. Peine mi cabello en una coleta alta y para cuando salió del baño ya estaba lista.

- ¿Cómo es que cada que te miro te veo más perfecta? – sonreí negando con la cabeza mientras me acercaba y enderezaba su corbata.

-No puedo creer que pasaras más de 10 minutos tratando de ponerte bien la corbata y terminara hecha un desastre – hablaba relajadamente mientras hacia el nudo desde el inicio.

-Quizás quería que lo hicieras por mí – le mire desde cerca y le sonreí sin poder encontrar ningún argumento con el que responderle, solo podía flotar ilusionada. Luego fui a ponerme mis horrorosos zapatos y el pareció ver mi disgusto por lo que con una sonrisa se acercó nuevamente a la silla donde me encontraba sentada – Creo que te gustan este tipo de zapatos – mostro unas zapatillas del mismo color del vestido y sonreí realmente feliz.

-Odio este tipo de zapatos, son muy elegantes, pero me duele solo de verlos – el carcajeo y se arrodillo a colocarme las hermosas zapatillas. Era adorable verlo colocarlos por mí, lo hizo sin apuro ajustando los cordones y dejándome allí, toda colorada mientras él se concentraba en hacerlo bien.

- ¿Nos vamos? – sonreí asintiendo y tomo mi mano para caminar juntos fuera de la habitación. Mi estómago era un cielo lleno de mariposas monarcas, revoloteando felices y volviendo mi cuerpo una marea de sensaciones que nunca antes había sentido. Nos subimos a un carro negro, que suponía fue el mismo en el que llegue la noche anterior – Directo al restaurante – fue lo único que salió de su boca, pero mi cuerpo entero vibro ante la profundidad de su voz.

Llegamos en menos de veinte minutos, un hermoso restaurante del que había oído hablar hace un tiempo, se decía que sus reservas tendrían que ser con varios meses de antelación y que un plato allí costaba más que todos mis ahorros. Pero el entro como perro por su casa, caminábamos tomados de las manos aún. A lo lejos pude ver a donde nos dirigíamos, un reservado, estaba rodeado de cristales como una habitación independiente, no podía escuchar nada de lo que hablaban los hombres de traje que estaban ya allí. Toda la habitación irradiaba limpieza y primera calidad por lo que comencé a sentirme fuera de lugar, todos estaban tan llenos de elegancia que me dejaban fuera como escoria.

-Eres la mujer más deslumbrante que hay en este lugar – comento cerca de mi oído justo cuando llegamos al frente del camarero que nos abrió la enorme puerta de cristal que daba al reservado – Nunca dudes de lo hermosas que eres, todas estas mujeres necesitan millones de capas de maquillaje y aun así no se igual a ti – como si leyera mis inseguridades.

Haciéndole caso levante mi cabeza orgullosa y nos adentramos a la sala particular. Había varios hombres con traje, el que más resaltaba era Jin con un conjunto rojo vino, los otros cinco se veían exactamente iguales con sus trajes negros, solo las particularidades de sus rostros me hacían diferenciarlos de hermanos gemelos.

-Laura ellos son mis amigos – me presento a los chicos que me miraron sonrientes.

-Un gusto – les sonreí mientras Yoongi me indicaba que tomara asiento en la silla de su derecha, él sentándose en la cabecera.

-Mi nombre es Hoseok, un honor conocerte – un hermoso hombre de radiante sonrisa y cuerpo robusto me hablo y yo le sonreí en saludo.

-Déjame presentarnos adecuadamente, a mí ya me conoces y sé que es imposible olvidarme – solté una carcajada ante su arrogancia y el prosiguió – Este serio señor musculo se llama Namjoon, no habla mucho y rompe todo lo que toca – carcajee nuevamente ante la mueca que hizo el de tez morena – Este, dientes de ratón es nuestro menor Jungkook.

-Un placer – el pequeño ratoncito me sonrió y derritió mi corazón.

-Llámame Jimin y soy el encargado de los negocios europeos – un rubio hermoso hablo seriamente para después escuchar la carcajada de Min.

-Alardeas mucho.

- ¡Hyung! Déjeme sentir grande con mi nuevo puesto – refunfuño como un niño y yo solo negué mientras aguantaba mi abdomen que dolía de reír ante su tierno puchero.

-También conocerás a V – después de decir eso hubo un silencio sepulcral – En breve estaremos buscándolo.

- ¿Lo dice en serio hyung? – el tierno conejito pregunto y en todo su rostro se veía la felicidad.

-No bromeo con esas cosas, Jk – le dijo sin mirarlo y de una señal el camarero entro repartiendo la carta.

En silencio elegí un bistec de res y una ensalada enorme, la verdad tenía mucha hambre. Ellos pidieron comida coreana y yo me arrepentí al momento de no haber pedido algo así para poder probar el sabor de su cultura, bueno otro de sus sabores ya que ese hombre sacio bastante de mi hambre sexual. Pronto se trajo dos botellas de vino y entremeses que deguste mientras silenciosamente seguía la conversación de los chicos.

-En algún momento me dejaras en paz, mujer – mi oído transmitió su voz mientras tomaba una llamada y los celos se apoderaron de mi – No pienso decirte una mierda, si hubieses querido venir solo tenías que decirlo – los chicos siguieron hablando entre ellos y solo Jimin se dio cuenta de la atención que le estaba prestando al chico – Diles que llegare en dos días, no, me importa un carajo – y de repente la conversación cambio de idioma al coreano y perdí el hilo, pero se veía enojado.

-Esa debe ser su hermana con noticias de los negocios allá en Corea – el rubio entendió mis celos y me hablo con una sonrisa – Y no te preocupes porque ahora habla en coreano, solo está maldiciendo – le sonreí ante su explicación.

-Gracias, Jimin – le dije mientras tomaba un sorbo de vino – Ustedes son muy unidos, me encanta la compenetración que veo en su equipo.

-Nuestros negocios necesitan de alta confianza, no todos pueden acercarse a Min – se encogió de hombros restándole importancia – A veces es bueno, pero otras veces es una debilidad – soltó y miro inconsciente al tierno conejito que comía entre risas con el corpulento de sonrisa amplia – Hay veces que no quieres dejar a nadie atrás, pero es inevitable – bajo la cabeza y sentí que confesaba algo importante, aunque no pudiese entenderlo del todo.

-Los estúpidos japoneses acabaron de aterrizar – dijo después de colgar – Namjoon sales esta noche a manejarlos, llévate a Jungkook y a Seok contigo – soltó enojado y ellos asintieron a la vez.

- ¿Qué harás? – pregunto Hoseok con una cara realmente seria como si quisiera asesinar a alguien.

-Terminare de arreglar todo junto a Jimin – luego me dirigió una mirada que decía claramente que no quería separarse de mi aun y que solo buscaba una excusa – El domingo en la noche saldré – ellos no se quejaron y entendí que quien acababa de hablar no era su amigo Yoongi sino su jefe Min. Su actitud autoritaria formo una gran necesidad de su toque y de sentirlo más cerca.

Sabía que estaban teniendo problemas con sus negocios, pero me avergonzaba preguntar a que se dedicaba, que sería tan grave como para ponerlo de ese humor o simplemente brindarle algo de apoyo, pero estaba completamente fuera de mi entendimiento lo que sucedía. Lo único que tenía muy claro era que no quería que se separara de mí.

Adiós Virginidad !!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora