Capítulo 13

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- No me gusta decir te lo dije, pero ... - hizo una pausa que ya conocía más que bien y puse los ojos en blanco desde la cocina – ¡Te lo dije!

- ¿Puedes callarte de una puta vez? – mi amiga me defendió y le sonreí mientras dejaba en su mano una cerveza fría – Ahora lo que menos necesita es pensar en esas cosas. Eso es agua pasada.

-La idea de vender su virginidad es mía y no pienso dejarte que tomes el mérito de mejor amiga en esto – el estúpido de Raúl habló de sabelotodo engreído.

-Chicos no es necesario esta pelea de idiotas – ellos se miraron mal sin embargo no me desobedecieron – Estoy agradecida en verdad por esta idea, no solo pague la matrícula de este semestre, tengo un hermoso apartamento propio con el que no soñaría la mitad de la población adulta, sino que conocí a un hombre maravilloso – suspire luego de mi discurso.

-Muy romántico y todo, pero ya llevas tres semanas sin saber de él – mi amigo rompió mi burbuja flotante con una daga directo donde más duele.

- ¡Gracias por recordarlo, Raúl, ya lo había olvidado! – mi amiga lo miro mal sonando más sarcástica e irónica que nunca, yo baje la cabeza con una sonrisa fingida.

-Hay que ser realistas ¿ok? – siguió hablando mi amigo – Solo fue un estúpido amor de adolescente, en realidad ni se conocen siquiera – le mire y él se colocó más serio aun para regañarme – No eres una niña, al contrario, lo único que conservas de inocencia es ese enorme peluche. Tienes que entender que todo paso ya, que solo fue sexo y dejar de esperarlo sentada en el puto balcón todas las noches – su voz se hizo más fuerte a medida que hablaba y sabía que tenía razón, pero aun así dolía saber la verdad.

-Lo sé – fue lo único que conteste.

- Fue una jodida transacción de intereses ¡Un negocio! Él quería algo que tu tenías y viceversa, como en un parque de niños – carcajeo y sabía que le dolía decirme la verdad, sus ojos angustiados y la voz mecánica como si hubiese ensayado millones de veces antes de decírmelo – ¡Te dejo tener mi merienda si me dejas jugar con tus muñecas! – exclamo en un grito mientras vaciaba más de la mitad de la cerveza por su garganta ya seca - Un puto intercambio que llevaba felicidad a ambas partes, pero como eres una niña egoísta no sabes entender que tu función era simplemente comer toda su polla mientras él te dejaba un apartamento de millonarios y una cuenta con más de lo que gastar.

- ¡Basta ya, Raúl! ¿Acaso no ves que le haces daño? – Ana me abrazo y fue que salí del shock y sentí mis lágrimas caer – Está bien que la regañes, pero te estás pasando. ¿en serio crees que ella eligió sentirse así?

- ¿Cómo una tonta? – hizo su siempre pausa dramática – Pues sí.

- A tomar por culo tú y tu estúpida manera de pensar – me levante secando mis lágrimas y armando de valor para pelear con él – Se lo que paso ¿ok? No tienes que restregarme en la cara mis estúpidos sentimientos. Me deje llevar ¿y qué? Lo voy a seguir esperando cuanto quiera ¿y qué vas a hacer? ¿Regañarme hasta quedar ronco o golpearme hasta entender? No eres mi jodido hermano mayor, idiota, y aunque te amo no dejare que me humilles así.

-Deténganse, por favor – mi amiga hablo bajito.

-Sé que odias que discutamos, pero él tiene que entender. Joder echémosle la culpa a la jodida dopamina que encendió mi cuerpo solo de verlo o que me convirtió en una estúpida adolescente que recuerda hasta su más pequeña sonrisa o gesto – camine hacia él y levante su cabeza para que me mirara a los ojos – Sé que me sucede neurológicamente pero no puedo evitarlo. Culpemos nuestro cuerpo porque yo sé lo que siento por él, aunque no vuelva y mañana encuentre a alguien más. Fue el primer hombre que ha mirado más allá de mis piernas, aunque no lo creas. Búrlate lo que quieras, pero me trato como una dama, como alguien realmente valioso y así me sentí. Como la jodida puta más suertuda de todo el mundo.

-Evitamos más gritos, los vecinos vendrán a reclamar – Ana se interpuso en medio de los dos – Somos hermanos así que no estamos para juzgar solo entendámonos – por un momento quise reír recordando que ella también había estado en mi contra y que sabía que pensaba igual que él.

-Raúl, te agradezco que te preocupes por mí, pero si los invite fue para tomar hasta perder la conciencia y recordar cosas buenas no quiero pelear más contigo. Respeta mis decisiones y respétame a mí, no se te ocurra volver a decir esas hirientes cosas que me dijiste porque como mismo te quiero a ti el doble me quiero yo.

-Entendido, no me meteré más en tus problemas ni te aconsejare – se levantó y puso la lata de cerveza con fuerza sobre la mesa de centro – Espero recobres la conciencia y vuelvas a tus cabales. La idea más brillante que he tenido se ha convertido en tu guillotina y te lo diré hoy – volvió hacer su pausa y gire los ojos burlona – No lo conoces y solo conocerás lo que él quiera mostrarte. Si es que vuelve – me dio la espalda para marcharse y tocaron la puerta.

-Perfecto sus gritos despertaron a los vecinos, mañana trabajan las personas y son las cuatro de la madrugada – la madre Ana se enojó aún más y se apresuró a abrir la puerta – Disculpa por ...

-Buenos días – su ronca voz me hizo levantar la cabeza como un resorte y mirarlo en la puerta como una jodida alucinación - ¿Me extrañaste, preciosa?

Corrí hacia él y me lancé a sus fuertes brazos. El calor de su cuerpo me devolvió la alegría, como si mi alma hubiese regresado de inmediato. Sus brazos me rodearon y apretaron como si no quisiese soltarme nunca más, como si también me hubiese extrañado de la misma forma, intensa y angustiosa.

-Creo que deberíamos irnos – mi amiga salió de la ensoñación y arrastró a un paralizado Raúl – Llámame – le asentí sin mirarla pues no quería sacar mi cara de la curvatura de su cuello, su olor me drogaba como si fuese una ilusión que estuviera aquí justo cuando más lo necesitaba. La puerta se cerró, pero no lo solté, no quería liberarlo aún, quizás nunca.

-Por lo que veo me extrañaste mucho – asentí sintiendo como el nudo se formaba en mi garganta – No llores ¿sí? – volví a asentir, pero en ese momento sentí las lágrimas formarse en mis ojos – Yo también te extrañé en estas semanas, volví lo antes posible. Quería verte nuevamente y me alegro de que también te sintieras deseosa de verme.

-Lo lamento – seque mis lágrimas de púbera y me separe de él recordando que no debía asustarlo con mis sentimientos del primer amor – Estaba sentimental y te vi y ...

-No mientas, ya te dije que también te extrañe – sonrió mientras sus enormes manos frías me peinaban y acariciaban mis mejillas - ¿Qué te parece si pides comida, mientras tomo un baño y conversamos luego de este tiempo separados? – asentí sin saber que más hacer - ¡Bien porque muero de hambre! – sus manos acercaron mi rostro para unir nuestros labios en un suave y anhelado beso, tan cariñoso y delicado como una brisa en verano, relajando todo mi cuerpo y haciéndome entender que aunque nada sea claro nuestros sentimientos no son contrarios.

-Lo hare para ti – le sonreí mientras le miraba convencida – Daté un baño debes estar exhausto – el asintió y beso mi frente antes de marcharse al baño y yo suspirar feliz.

Me alegro que haya vuelto. Eso significa más oportunidades de declararme abiertamente o quizá reunir la información sellada que tenia de él. Quiero conocerlo tanto como me conozco a mí misma. Quiero que podamos empezar una relación como la de los demás chicos, llena de amor y diversión. No solo ser esto sin nombre porque, aunque me duela darle la razón a mi amigo, si soy una niña egoísta.


Adiós Virginidad !!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora