Capítulo 12

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-No puedo creer algo así –juraba que mis carcajadas se podían escuchar por todo el amplio edificio – ¡Te emborrachaste y bailaste un vals!

-En mi defensa puedo decir que era la primera vez que tomaba algo tan fuerte – se defendió Yoongi con una sonrisa hermosa.

-Jin no paraba de reír y el pobre alíen tenia los pies adoloridos – carcajeo Hoseok recordando – Eran buenos tiempos – suspiro y como por arte de magia la atmosfera cambio de alegre a melancólica.

-Es tan rico vivir sin responsabilidades – admitió el rubio.

-Nuestra vida carece de felicidad – sonrió ladino Yoongi para confesar – Tanto trabajo y tantas vidas que dependen de nosotros.

- ¿Si pudieras cambiar tu vida lo harías? – pregunte y en ese momento los tres se miraron tratando de buscar en sus ojos la verdad.

-No la cambiaria – confeso y los chicos bajaron la cabeza con una sonrisa – Aunque el dinero es insignificante puede ayudarte con muchas cosas y en nuestra juventud carecíamos de esa ayuda.

-Se lo que quieres decir – entendí sus palabras y no porque fuese una mujer ambiciosa sino porque entendía en lo que consistía el mundo.

-Mejor nos vamos – se levantó el rubio y Hoseok asintió antes de darle el ultimo sorbo a su cerveza.

-Nos vemos mañana, Min – Yoongi asintió y ellos caminaron a la puerta para luego saludarme con la mano en despedida.

El silencio nos rodeó, de seguro él pensaba en todas las decisiones que había tomado hasta el momento y yo por mi parte solo podía pensar en que pronto nos tendríamos que despedir. No cambiaría su vida, aunque no fuese feliz, por lo que supe que yo no podría pedirle que se quede. Cuando el día pasara él se marcharía y yo me quedaría como una tonta ilusionada por un chico que pago por mi virginidad.

-Nos damos un baño – su sugerencia rompió el deprimente silencio, por mi parte asentí dibujando una hipócrita sonrisa de felicidad - ¿Estás enojada?

- ¿Por qué la pregunta?

-Tu cara cambio en el último minuto – lo sabía, pero no había nada que pudiese decir para salvar mi dignidad.

-No es nada, tomemos un baño ¿sí? – me levanté y comencé a recoger las latas de cerveza. El camino hacia el baño y yo suspire lista para fingir mi mejor sonrisa. Después de ordenar en una bolsa los restos camine a su encuentro.

- Lo entiendo – estaba al teléfono – Esta bien, mañana saldré en la mañana- mi corazón se saltó un latido – Si, madre – nuestro tiempo era más corto de lo acordado – Lo sé, no te preocupes lo arreglare todo. Los rusos están felices y no tengo nada más que hacer así que por favor has tiempo para mí – suponía que los negocios estaban teniendo problemas en Corea y que necesitaban de el con urgencia. No hay nada que pueda hacer.

- ¿Te vas mañana? – entre en cuanto colgó la llamada – Lo siento no pude evitarlo – me disculpé de antemano.

-No te preocupes no hay nada que ocultar, tengo problemas con unos ex-socios y debo solucionarlo lo antes posible.

-Entiendo – camine hacia él y me desnude sin levantar la cabeza, aun nos quedaba una tercera vez según el contrato y dolía saber que la tercera era la vencida.

-No estés triste ¿ok? – su mano levanto mi cabeza y su sonrisa me alumbro la noche – Déjame darte un baño para recompensarte al haber apresurado mi regreso.

-Está bien – respondí tratando de ahogar el nudo que yacía en mi garganta. El por su parte se despojó de su ropa y juntos entramos a la ducha. Con calma abrió el grifo y el agua tibia comenzó a correr por nuestros cuerpos, estamos muy pegados dejando que el agua corriera a su gusto. Con suma delicadeza trato mi cuerpo, la esponja me acariciaba lentamente mientras su otra mano recorría mi piel sin gota alguna de lujuria, era la primera vez que recibía un baño de otra persona haciéndome sentir cálida y reconfortada. Los minutos pasaron mientras era consolada por él, como si supiese que esta separación me dolía demasiado.

Adiós Virginidad !!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora